Johann estaba absorto escuchando el sonido del tren subterráneo, esperando llegar hasta la última estación y terminar con su existencia. Su mente estaba totalmente contaminada con la idea de llevar a cabo su demencial acto, el vaivén constante del carro alimentaba aun mas la idea obsesiva de este individuo. Solo, la gran cantidad de gente que ingreso a la estación Baquedano, saco momentáneamente a este anónimo ser de su macabro trance, rápidamente volvió a perderse en la penumbra de su mente. Un muerto en vida era Johann entre tanta gente.
Llego a la última estación, bajo, y el que existió desapareció para siempre
Texto agregado el 26-04-2009, y leído por 112
visitantes. (0 votos)
Lectores Opinan
26-04-2009
dicen que a buen entendedor, pocas palabras....
Saludos! achachila
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login