Cuando todo era caos y de lutos todos vestían la hecatombe en su apogeo, los llantos me enceguecían. Había una luz a lo lejos una poderosa y venía hacia mí, al parecer mil años estuve cegado o tal vez más. Cuando el consuelo era la muerte y la muerte un vicio mis ojos se cerraban cada vez más. No deseaban ver la luz mis ojos idos, errantes se alejaban de tu hermosura. Una pesadilla de mil años termina, la cambio por un minuto feliz.
Texto agregado el 23-05-2004, y leído por 128 visitantes. (0 votos)