En un día cualquiera comenzó
una historia co(n/m)pasionada
acariciada por el amor,
por el rumor de un engaño,
por lo peor...
Cierto día por la mañana
dicha pareja se casó
en una iglesia alejada
de la mano de Dios.
Los invitados se sentía puteados
como menos: poca carne,
mucha fruta y escasos pesados.
"¡Qué mal parado terminé!
¿Por qué habré madrugado?"
Los dos llegaron tarde
al momento concertado;
y ella huyó, cobarde,
de su amor hereditario.
Su madre se limitaba a observarla
mientras la maldice en voz baja:
-"Acabaré por torturarla,
asesinarla... se lo merece;
despídete de tu farsa".
Mientras un joven se raja
las venas, porque Carla
se casó con un tartaja
que sólo sabe respetarla.
La obligación de esta mujer
era casarse con Baldomero,
hijo de Andrés,
que es profesor
de una academia de inglés.
Pero ella quiere a un cerrajero,
mecánico, carpintero y también
a un hombre sincero
que la quiera por lo que es.
Sin embargo las cosas no son así
ya que el pasado de Carla pronto llegará;
en dos meses menos seis días porque sí
se producirá el fin, que es
comenzado desde aquí.
Lo primero es que se comienzan a odiar
queriendo la muerte del otro, deseando morir.
Mientras, por separado, comienzan a amar
a sabiendas de que el uno al otro se van a herir.
Un accidente en el trabajo,
un filo que se escapa,
y el marido se corta un brazo
muriendo desangrado mientras veía su
vida cayendo en picado.
Ella llora en el entierro tras su capa
negra, mientras su amante celoso aprieta su mano.
Lo piensa, lo decide y finalmente la mata:
"Deseaban estar juntos y el niño era de su casado".
*Javier Santalices* |