_ cásate conmigo- aquella idea la dejo muda ante un sinfín de pensamientos no deseados, llevaban cinco meses saliendo, entre idas y vueltas en avión, ¿la quería lo suficiente para que aquella palabra saliera deseosa de sus labios?, ¿a que vino de repente todo aquello? Tragó dificultadamente saliva, sus manos sudaron levemente y sus ojos iban moviéndose de un lado a otro.
_ Dylan, yo…- no continuó porque el le acalló los labios con su dedo y la miró tan profundamente que shara por un momento sintió no poder respirar. Lo observó con una pequeña asustada mirada, pero en los ojos de el había comprensión, confianza, deseo y afirmación a lo que ella estaba pensando. El lo sabia, claro que si, la conocía demasiado bien, aun cuando ella equipaba una sola mirada o un alargado silencio de entre sus labios. La abrazó fuertemente y cuando la soltó, le cogio su rostro entre sus dos Manos, la acaricio con la mirada, y posó su boca a la de ella. Ese beso decía “no te preocupes cariño, esperaré”.
Aquella noche shara perdió la virginidad con el, había esperado demasiado tiempo a encontrar a su pareja ideal para hacerlo. No le importaba tener 20 años ni que le dijesen que ya era el momento ni que tenia que haberlo perdido mucho antes, con otro hombre quizás de una noche. No, ella no pensaba así, ella solo se había limitado a contestar que ella esperaría a ese hombre al que entregaría su más preciado tesoro, un hombre al que amaría de verdad y le demostrara el mismo sentimiento. Cursi o no, ella era así, y estuvo orgullosa de si misma al cumplir su promesa, tenía a Dylan entre sus brazos y eso era lo más importante para ella en esos momentos. Despertó a su lado, y era una de las sensaciones mas maravillosas que había experimentado, lo oyó respirar, sentir su corazón palpitar tras aquel fino pecho, observó detalladamente todo de el mientras este estaba sumergido en lo mas profundo de los sueños. Lo acarició, era la primera vez que tocaba a un hombre, la primera vez que dormía con uno. Sintió su aliento, su calor, y pensó que no quería abandonar aquella cama jamás. El sonrió dulcemente cuando vio que ella no paraba de mirarlo atentamente, le acarició el rostro, besó su seca boca matutina, y la atrajo hacia el, sintiéndola cada vez mas mujer. Que maravilloso podía ser el mundo cuando se estaba enamorada pero que difícil y doloroso era al mismo tiempo.
Se despidieron con un fuerte abrazo, entre lagrimas y dolor, y shara sintió que quería escapar con el, lo pensó cuando llegó a casa y vio aquella pequeña y tentadora maleta que yacía en el rincón. Pero no hizo nada de eso, se limito a hacerse mas fuerte y pensar en noviembre, el mes en que volverían a verse. Paco y Marian discutían fuertemente en el salón, “vuelta a la rutina” pensó shara. Sintió deseos de ir hacia ellos, tirarles algo para que se callaran y soltarles lo harta que la tenían. Pero como siempre, shara los acalló como dos niños pequeños, hizo de madre, y fue a la cocina, fregó todo lo que tenia que limpiar, se vistió, fue a hacer la compra, miró revistas, y con un pequeño gruñido volvió a casa. Cocinó un caldo de pollo, dos filetes, y una ensalada. Marian cocinó para ella y paco se preparó su propia comida, era extraño pero cada uno comía una cosa diferente. En la mesa, volvieron a discutir, esta vez de política, y shara pensó en la mesa de la cocina y en que quizás seria su sustituta para comer en ese momento. La televisión anunciaba desastres, guerra, muertes y violencia, shara se preguntó hasta cuando el mundo dejaría de destruirse día a día. Con lo bonita y grandiosa que podía llegar a ser la vida y las muchas personas que habían ideado hacerla todo lo contrario.
_ súbete ese escote- le advirtió paco a Marian cuando iban en el coche.
Shara observó a su madre detalladamente. Se había tirado una hora maquillándose mientras ella fregaba la cocina y quitaba la mesa. Marian llevaba puesto un vestido no muy largo, subido desde las rodillas, de un color azul intenso y efectivamente un gran escote haciendo entrever casi lo que no debería verse. Sus labios estaban pintados dos veces, uno de color granate y otro rojo intenso por encima, era su truco para que durara mas aunque shara veía aquello como una autentica estupidez. Su cabello estaba bien peinado, y su rostro estaba bien equipado de maquillaje excesivo. Una autentica mujer que sabe ponerse elegante, pensó shara. Por muchas de las veces que ella había contradicho a su madre aconsejándole que no se pintara demasiado, Marian se ponía a la defensiva diciéndole que ella aun era joven y que también tenía derecho a estar bien guapa tanto por los demás como a ella misma. Y entonces venia ese entrecejo de shara, “¿más guapa que tu hija?” “¿mas llamativa que tu hija?, acalló como debían hacer las hijas y fingió estar feliz porque su madre estaba muy guapa como todos los días, incluso mas que ella misma.
_ ¿Por qué he hacerlo?- le contestó Marian a paco con esa típica mirada refunfuñada.
Entonces paco se guardó su comentario y tragó esas posibles palabras, aquellas palabras que ni Marian ni shara querían escuchar, shara miró de soslayo a su padre y supo que estaba enfadado y decepcionado.
Preguntaron por Dylan, no tuvo problemas para caerle bien, cuando lo vieron por primera vez sabían que era para ella y lo trataron como un hijo mas. Shara les estuvo agradecimiento por eso y sonsacó que aunque sus padres tenia muchos defectos y problemas, incluso acarreaban una pizca de mezquindad, eran buenas personas y lo habían echo lo mejor que pudieron. Dylan se llevaba bien con ellos pero sabia lo que se escondía ante aquellas apariencias, shara le había abierto gran parte de la historia. Ya llevaban 8 meses saliendo, y habían planeado su futuro juntos, la gente seguían diciéndoles que la distancia era muy mala, que las parejas nunca duraban a través de ella y que seria una estupidez dejar a su ciudad y a su familia para irse a otra ciudad mas grande donde allí nadie la conocería y estaría sola, con el, pero sola.
Otros le decían que lo mejor que podía hacer era irse porque ya era hora de que rehaciera su vida y fuera feliz, Que aprendiera por ella misma y escapara de todo. Entre un lado u otro mas indecisa se volvía, pero no con los sentimientos de Dylan, sabia que lo amaba con todo su corazón, era en el sentido de que probablemente o no, fuera una estupidez como decían el que se fuera allí a otra ciudad. Sola ante lo desconocido. Pero ella quería estar con el y quería ser escritora, era el gran sueño de su vida, en aquella pequeña amarilla libreta donde todos los días era llevada en su bolso, había muchos escritos, escritos que eran traspasados al ordenador. Y su meta era conseguir escribir un libro para que después vinieran muchos más. Pensaba luchar por su sueño costara lo que le costara.
faltan dos capitulos para que termine. |