las noches se disfrazan de sueños
y esos sueños los calzamos con obseciones
¡viva mis obseciones,
si ellas son tus besos!
¡viva tus labios!
por que ellos me llenan el cuerpo del sabor de tu boca
jardines llenos de azahar y lunas
y la s la convertí en c, por que ni una ni otra distingo
-mis oídos por igual la identifican-,
que ni s, ni c, ni z, ni x se diferencian por el sonido
al salir de estos labios torpes en el hablar
-aunque arrebatados en el sentir y en el amar-,
y por ello mis dedos no distinguen entre obseciones
ni obsesiones al igual que le pasa a mis oídos.
pero de todas formas sé que jamás llegarás a leer
estos mensajes de medianoche,
estas letras sueltas en un espacio sin dimensión,
por que los mares inmensos que nos separan
solo están hechos de calles y plazas,
de grandes ventanas y cafés,
de miradas esquivas que se nacen y se convulsionan
por el simple hecho de ser tuyas
o de ser mías que aun no tengo claro
si eres tú el que me ama
o soy yo la que transforma esta historia
convirtiéndola en sueños,
en un estremecimiento nocturno,
que sacude con su fuerza los interiores
y los recovecos de tu alma y de la mía-.
y por eso
-por que estos mares son intangibles-
no sé si te llegará el rumor de las olas
al golpear mis caderas cadenciosas
o la rica sal -evaporada el agua-
al soplar tus labios sobre mi piel
o la caricia de las gotas blancas
hechas de espuma de tu mar interior
o el espasmo de mi cuerpo coralino
al recostarse junto al tuyo cálido.
por eso, cuando descorra la cortina
y el beso sea profundo, rabioso,
podrás leer el pensamiento de antaño,
podrás leer las letras que pertenecen a este océano
y a este jardín pintado de amarillo,
pero jamás estas palabras etéreas de hoy
esparcidas y dejadas al viento,
pintando el deseo que contienes entre dientes,
-en tu boca de sonrisa gruesa-
en ese otro lugar el único que conoces-
tan distinto a este. algún día te mostraré esto,
donde se comparte el anhelo del vivir.
algún día me dejaré amar y el beso pasará a ser
no solo de tus labios a mi mejilla,
si no que la piel se rozará en la boca,
en el cuello, en el pecho, en los muslos
y el delirio conturbará los sentidos de ambos.
por todo ello la c es s
y también la s es c.
las obseciones pasan a ser obsesiones
o quizá sigan siendo solo obseciones,
que mi reminiscencia queda reducida
al evocar o al crear tus besos
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