Cada noche, antes de que el sueño me abofetee con sus garras y haga que me desmaye macerándome en las tierras de Dalí me pregunto, ¿Habrá alguien allá, para mi, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano?
Alguien que al mirar la luna llena, refulgente y centelleante se emociona, y hace rodar sus lágrimas por sus depresiones, galopando por las mejillas y después de una pirueta juguetona caen al infinito, no sin antes preguntarse ¿Habrá alguien allá, para mí, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano?
Alguien que llene sólo una copa de vino, ponga en la mesa sólo un plato, un cuchillo y un tenedor, una servilleta y un postre, alguien que mire el puesto del frente y vea aire, otra silla y soledad… alguien que plante un suspiro intenso, profundo, que llena los pulmones de quimeras, de esperanzas y fantasías, no sin antes preguntarse ¿Habrá alguien allá, para mí, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano?
Alguien que camine en la penumbrosa noche, bajo el sereno helado, húmedo, invisible, buscando nada y esperando todo; sonriendo coqueta, disimulada y secretamente al ver una pareja a lo lejos abrazarse, besarse, viendo como juegan corriendo de la mano y esperanzados por la calle de adoquines brillantes por el sereno, o plante una sonrisa furtiva y tierna al ver a esos dos senescentes darle migas de historias a las sisellas de la plaza; no sin antes preguntarse ¿Habrá alguien allá, para mí, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano?.
Alguien que al ver la teleserie de la tarde con esas historias típicas del bebé perdido, la madrastra mala, la ciega ingenua, la pobre enamorada del rico, el rico enamorado de la pobre y el amor imposible se ría, se emocione y llore, queriendo compartir eso, abrazado a alguien que se ría contigo, se emocione contigo, seque tus lágrimas; pero mira al lado y sólo ve el cojín que adorna el sofá y hace un mohín con una expresión de desamparo y de realidad; no sin antes preguntarse ¿Habrá alguien allá, para mí, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano?
Alguien, que justo como yo, al mismo tiempo, en otro lado, pero a la misma hora, el mismo minuto y segundo, abrace la almohada con fuerza, haga parir un suspiro y en silencio susurre al mismo tiempo, a la par conmigo en esta noche de fría: ¿Habrá alguien allá, para mí, en algún lugar, quizás lejano quizás cercano? |