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Ya no daba más, estaba cansado de levantarse para volver a caer una y otra vez, como si una mano invisible se empeñara en agregar nuevos obstáculos en la senda atiborrada de agujeros, piedras, montículos, raíces, hendiduras.

Sabía que alguna vez había tenido un nombre, una familia, que había formado parte de una comunidad, pero esa vivencia pertenecía a un pasado remoto; ahora su vida se resumía a tratar de escapar, por todos los medios posibles, de esos hombres enloquecidos por el alcohol y la sangre e impelidos por dioses sanguinarios ávidos de pavor y espanto, su sustento preferido. Habían irrumpido una noche en su poblado sembrando el terror y golpeando con el machete a cualquier bulto que aparentara moverse. Su primer impulso fue abalanzarse al petate donde dormían sus hijos, y al encontrar sus cráneos destrozados ya no supo de razones, su instinto se impuso ordenando sus gestos y movimientos que lo condujeron lejos de aullidos, humo y llamas.

En medio de su carrera desbocada alcanzó a percibir un sinnúmero de sombras que huían despavoridas unas de otras, pues en tales circunstancias ya no había cabida para la lástima ni la compasión, sólo importaba salvar su propia vida. Con todo su ser concentrado en escapar lo más lejos posible, trataba al mismo tiempo de no perder de vista a través del follaje, las estrellas que indicaban el camino más corto hacia la frontera, el punto en donde se había fijado su esperanza de salvación. Etamé había perdido la noción del tiempo, no tenía idea de cuantos días llevaba vagando por la selva, descansando y comiendo hojas o raíces de día y corriendo por la noche, ya completamente insensible a su cuerpo, sin sentir las heridas y llagas que se le iban formando y agrandando.

Hasta que llegó un momento en que su agotamiento fue tal que ya no fue capaz de tenerse en pie, entonces el miedo lo hizo seguir arrastrándose a cuatro patas. Sólo al despunte del alba detuvo su carrera y se tendió al costado de una piedra para descansar y recuperar fuerzas. En lo alto, una abertura en medio del follaje parecía invitarlo a mirar el cielo que iba aclarándose imperceptiblemente. Cara arriba, Etamé se sumergió en la contemplación de las estrellas y de pronto ya no las vio como signos capaces de indicarle su ruta, sino como perlas brillantes suspendidas en lo alto. Admiró los hermosos motivos que dibujaban en el firmamento y se dejó mecer por la cuna que formaba la luna menguante. Y comprendió que lo que lo encadenaba a sus perseguidores no era otra cosa que su miedo, que mientras permaneciera atado a ellos por los lazos del terror que le infundían, le sería imposible liberarse. Entonces cayó en un sueño profundo.

Se despertó entrada ya la noche y se levantó desorientado. Observó a su alrededor y decidió seguir caminando hacia la frontera, de todos modos era lo mejor que podía hacer, aunque ya el miedo lo hubiese abandonado definitivamente. Se encontraba en un estado especial, diferente de todo lo que había experimentado hasta ahora, y cuando a lo lejos vio una luz que parecía llamarlo, se dirigió hacia ella sin titubear. Al acercarse, en un claro entre los árboles vio a su mujer y sus hijos esperándolo con una gran sonrisa, más atrás se encontraban sus padres y hermanos rodeados de personas de la aldea. Siguió caminando sin prisa hasta reunirse con ellos, ahora sí podrían continuar viviendo lejos del horror.






Hace quince años, en abril de 1994, luego que un misil derribara el avión en el que viajaba el presidente ruandés y tras llamados incesantes a través de la radio para liquidar al enemigo, se desencadenaron una multitud de masacres, obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera con los países vecinos. El Genocidio de Ruanda tuvo lugar bajo el silencio de la prensa mundial y sin que las tropas de la ONU presentes en el país, intervinieran para parar las masacres.





Texto agregado el 23-04-2009, y leído por 317 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
06-08-2009 la nota final me mató. que cuento tan bien llevado es este en particular. felicitaciones.- fafner
28-05-2009 mun relato que atrapa ...me gusto como muestras que la libertad verdadera es perder el miedo a quien te acecha... lisinka
25-05-2009 Tres cosas y una pregunta: Denuncia. Vencer el miedo y Testimonio. Y ¿Por qué el feliz final de la esperanza siempre debe ser la muerte? azulada
20-05-2009 El relato de un hecho terrible, contado en una forma muy hermosa. Un saludo. galadrielle
08-05-2009 Me gustó mucho tu cuento, deseé llegar cuanto antes a la frontera. Y tuve un buen final. Qué bien lo de aclarar a qué acontecimiento se refiere. Se hace ilustrativo además de una lamentable realidad. marea-rioplatense
08-05-2009 ¡Me dejaste con la boca abierta! Una historia bien contada que emociona... ¡Grande Neige! mauro22
06-05-2009 Como dice Shou, tu relato tiene calidad. Atrapa de punta a punta. Y ese final... Bueno, amiga, realmente bueno anemona66
05-05-2009 sincermante una maravilla, hermoso! es tal cual AFRICA, mi AFRICA querida, el final me despedazó... que final. No creo me hubieran salido palabras para un texto sobre esa zona tan bello. AFRICA solo se puede entender desde tu plano, tu punto de vista. FELICITACIONES!!! mbo
01-05-2009 Sí, conozco la historia..Sobre este genocidio, el de los Tutsis, hay una excelente película: "Hotel Ruanda"..Excelente como tu relato, por su fluidez y cómo se cuenta...Aunque la muerte en este caso venza al final y de manera simbólica a la muerte...Felicidades...Un abrazo. grauer_wolf
01-05-2009 Al leer tu escrito fuí gustando esa calidad tan tuya para narrar. Vislumbrando ese final casi como la realización de un sueño, cargado de emoción, duro, difícil, real o ficticio. Pero cuando leí la sita final me emocioné. Muchísimas son los sucesos que desconocemos; ¡a veces vamos tán distraídos y otras tantas veces nos distraen de lo esencial!... El final me llevó a leer nuevamente tu escrito, a recorrer esa historia, a desmenuzar emocionalmente vivencias que han quedado resguardada en la memoria de algunos pocos y reconocer el valor de poder contarlas. Estrellas. todas Shou
28-04-2009 Un relato precioso que nos remonta a aquellos sucesos terribles...Espléndido! josef
27-04-2009 Muy interesante, descriptivo, es increíble que esos asuntos pasen en esta era, etapa histórica que no ha aprendido nada de las barbaries anteriores, excelente y mis 5 online
26-04-2009 Terrible y dramatico. La crueldad del hombre expuesta al máximo. Muy bien relatado amiga...Walter gerardwalt
25-04-2009 Genial, de veras. Me encantó. margarita-zamudio
25-04-2009 Como dice Avefenix, este cuento merece un premio por lo bien narrado, por el sentimiento de reflexión que encierra y por la denuncia hecha. La prensa, como casi siempre, escondiendo lo que pautan sus dueños, pero lo que no saben es que siempre habrá alguien valiente e investigadora como tú, capaz de dejar en el tapate relatos tan crudos como éste. Es un bello texto, a pesar de la realidad desgarradora plasmada. Te felicito, amiga Neige. Un abrazo. Sofiama
23-04-2009 Exquisito texto...y sobre el tiempo siguen las guerras y las lluvias. En tus sílabas.... El hambre, la injusticia y la sed sed son detenidas como un desierto. 5* jugama
23-04-2009 Historias como estas, debe haber muchas, ignoradas por la prensa, solapadas por gobiernos e instituciones inutiles e injustos. Es una historia triste, aun que el final es esperanzador. Saludos. Buen texto. 5* Azel
23-04-2009 Es una pena que sólo te pueda dar estrellas, este texto merece el Pullitzer. No te digo más. Un cálido abrazo. Amira avefenixazul
 
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