cuando ella sufría por la no respuesta a la no mirada que enterraba el querer decir, en la carne dolorida...cansada...reventada, una melodía noctámbula entró por su puerta enlunada ...entró despacio, acomodándose en la silla coja desde donde indiferente, le sopló en el rostro recortado...agradecido. No se inmutó, sabía que esa indiferencia tenía como único fin llamar su atención, la silla coja tambaleó a la vez que él hizo el gesto de mirarla...pasó un minuto tal vez dos, la luna ya no estaba en la puerta, se había deslizado hasta su ventana al igual que sus voces internas, que se habían desplazado desde sus entrañas hasta sus labios.
Prendió un cigarrillo, el humo inundó el espeso aire, se oyó el clamor de auxilio desde su pecho cansado, desde su espina rota, desde su vientre vacío. Nublada vida a segundos recorrió sentada. Balanceaba sus caderas al vaivén que el juego de la silla coja le permitía. Recordó el orgasmo que la trastornó por no ser conseguido aquella tarde mil años lejana... Tres bocanadas de humo a los pulmones y sintiose presa del desmayo.
Lánguida noche escondida bajo la ventana enlunada, sobre la silla coja, mientras la bulla tras la puerta vecina solo le recordaba lo solamente sola que estaba.
"…nunca me faltes... tralalá… nunca me faltes…tralalá…"
Los gatos hacían de las suyas en el tejado, el olor a orines repulsaba hasta a sus muertos. Decidió entrar la coja silla, su humanidad y los puchos. La luna accedió a posarse en la taza de café …
. . .con el ojo mojado en el café lunar ,fumaba el recuerdo que no fue, mientras la ventana estrellada asechaba inquieta en la taza atormentada...
...y los gatos se trenzaban en gresca comunitaria. Las palabras jugaban entre dendrita y dendrita rebotando como pin ball hasta el "tilt" en su mente convulsa...

....con la luna en la garganta, con la frente en la ventana, con el vientre recortado, con los gatos en los dientes, con la mente trastornada, con los ojos estrellados, con la espina desmayada...tralalá y la risa carcajada...tralalá

desgarra la carne con el diente dolor mientras la melodía, la puta melodía...arrancada de la silla coja, del rostro consternado, hinchado, subterráneo, convulso...y las manos en el vientre que recortado en trocitos lunares, sugiere a los dedos nerviosos que lo junte, que lo arme