Tú último Respiro
Allí estabas, dando tú disertación,
fue la mejor de todas en clases, fue tú inspiración,
la que motivo el anhelo de todos,
pero tú corazón estaba ido y no sentiste modos.
Solo tú paso calido gatillo el momento
exacto de tú partida, no sentiste argumento
solo sentiste el abrazo eterno que te llevo
a conocer aquellos lugares maravillosos que él no anduvo.
Por un momento, sentiste la belleza de un resplandor,
calido y sereno, sin ascuas, sin miramientos a tú alrededor
solo viste como una lluvia de estrellas te rodeaba
y que una mano amiga te consolaba.
Aquella mano, te enseño nuevos caminos
donde tú presencia era necesitada e invocada en himnos,
la magia estaba a tú alrededor, sin respiros, solo perfección
y un mar de belleza inaudita te cautivaron con satisfacción.
Sentiste aquella paz, que llevó tú alma sincera y amiga,
A recorrer los sinfines de lugares inhóspitos, que Dios bendiga
Te fuiste sin mirar atrás, dejaste lo mundano por lo divino
Dejaste atrás todo el quehacer, ahora estas sereno.
No miraste atrás, ni sentiste como estaban,
aquellas calidas manos que te llamaban,
tampoco sentiste, aquellos bellos labios
que rozaban los tuyos tratando de darte respiros.
Solo te fuiste sin mirar y sin sentir
los llantos de todos que vimos tú sufrir
aquellos que te aman, no encontraran
un consuelo, ni remedio a tal dolor con que vivirán.
Tú partida conmociona a todos, quienes
junto con tú familia el dolor que ciernes
nuestros corazones están como un suspiro
para quienes vimos, tú último respiro.
En memoria de Julio César Pérez.
De Natalia Pavez Valdivia
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