Un día se encontraron un lobo y un león y se pusieron a conversar:
-!Oouuulaaa señor León como está usted?
-Ahora que me encuentro con usted don lobo mucho mejor, porque asi le puedo contar de mis penurias, ¿usted sabe don? Que mi señora doña leona no me deja entrar a la cueva a ver mis cachorritos, y estoy muy triste, ya no se que hacer, groooaaaarrr¡¡¡¡¡¡.
-Pues mire usted como son las cosas y no puede mandarla a cazar algún animalito por allí? Yo le avisaría cuando este lejos y usted entra.
-Bueno, voy a ver como la convenzo, no creo que sea fácil,- y se va hacia la cueva-toc.toc..toc, leooonaa, vení para acá, preciso algo para comer.
Sale ella con los pelos erizados:
-¿Que querés León haragán? dice la leona
-precisaba que me caces algo, le dice el.
A mis leoncitos no los dejo ni que me muera de hambre, ¿Que te pensás? Es hora de que empiezes a trabajar vos en encontrar tus propias provisiones, y cuando vuelvas traeme el resto para tus hijos, y después veremos si te los dejo ver, y cortate un poco el pelo, que tu aspecto no es el mejor ejemplo para ellos.
El se va con la cola agachada, mirando para atras.
De vuelta se encuentra con el lobo,
- ¿yyyy la convenció? le dice el amigo.
-Noo que voy a convencerla, decidí ir a cazar y de paso me corto el pelo, a ver si la conquisto de nuevo, y elevando su pecho, camina como contento, moviendo orgulloso sus ancas y su cola.
Moraleja: Por más que tengas un amigo que te aconseje mal, la que manda es la patrona. Jeje.
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