Ser humano a veces se vuelve en algo tan difícil
que saber si solo en las crisis
pensamos como tal, no vale la pena.

Tal vez será saber contemplar el asco,
y repudiar los milagros,
cuando toquen la puerta.

O quizás será ver hacia afuera refugiados en una cárcel de manos.
No sé, gritar se parece mucho a lo que somos,
ser todo y no significar nada
ser cuerpos entrelazados a un alma
que ni siquiera es de nosotros.

Somos como el tiempo
ya no seremos lo que fuimos, sino lo que somos
y no sabemos lo que seremos.
Y aun así hay quienes se entregan al destino,
lluvia que aparece sin que la esperemos,
cuando tal vez la cosecha estaba lista se daño el trigo.




Por que todo se vuelve arena en nuestras manos
al no saber acariciar las cosas
y nos entristece cuando entre nuestros dedos
se marchita una rosa.

Pero no entenderemos nada,
hasta que todo nos consuma
no podremos ser como las garzas,
blancas bellas y puras.

Hasta que no encontremos el significado en el corazón
de la verdadera alegría
tal vez no buscándola en el día.

Sino en la noche de soledad y espanto
llorando la ansiedad de lo amargo
y viendo la destrucción de nuestros cuerpos,
hasta ser como el viento
una sola cosa, libre, ligera, independiente
y así no se abrirá ente nuestros ojos
grande, abrumadora, increíble… la muerte.