Malena.
Introducción a la historia
Algunos, cariñosamente le llamaban milonguita, otros en cambio como recurriendo a la composición de su cabello y sus pecas, le decían la “coloradita pecosa”.
Pero entre sus compañeros de colegio y amigos, simplemente le decíamos por su nombre:
Malena.
Sin embargo a pesar de todo había en ella algo tan propio que inmediatamente la subvertía rápidamente de sus compañeras, y no era exactamente, su cabello color rojo intenso enrulado, ni su fina y elegante figura mas bien era en definitiva la expresión en su mirada.
Ella, simplemente al posarse sobre una persona de inmediato ocurría sencillamente dos cosa, que la misma le transmitiesen seguridad o sencillamente le cohibiese.
Su mirada que nunca pasaba desapercibida, era más bien su suave y afable carta de presentación ante la sociedad.
En ciertas circunstancias, cuando Malena (de ello le puede comprobar con el tiempo) se sentía incomoda en el lugar por el desconocimiento de las personas le cambiaba la mirada, de ser ampulosa e inquisidora se transformaba en simple e insignificante que solía pasar desapercibida, ausente diría mas bien como resguardándose en su mismísimo interior.
Como si el entorno de ese momento le aplastara o sencillamente le cohibiese.
Los orígenes de la familia de Malena eran muy precarios la joven en cuestión provenía de un hogar sensiblemente humilde, mas bien una clase social que orillaba en las prontas necesidades, pero que sus padres y su hermano mayor sabían disimular muy bien y casi al extremo de actuar de manera que la situación económica de ellos fuese bien bendecida.
Yo creo que cuando los conocí un tanto más, supuse sin equivocarme que fueron eximios en el arte de aparentar una estado de solvencia económica mas alto de lo que la realidad les tocaba, mostrándose como un hogar sin apuros en donde una Argentina se desvanecía de los sueños de la economía próspera...
Desde chica había tenido Malena un solo ideal, reservarse para ella un mañana más ostentoso, fuerte y muy seguro
Mucho más digno que su presente actual y su pasada infancia…
Como con ello estrechando o desquitándose de la angustia que el destino les habia reservado ya a sus padres.
Malena ciertamente no les criticaba, siempre cuando se refería a ellos me decía:
“Actuaron con lo que tuvieron frente a sus manos y no fue mucho”
Un trabajo estatal para papá y unas changas mal pagas para mamá, pero Gustavo me repetía:
Yo no quiero terminar como ellos no quiero ser la extensión de sus vidas en mi propia vida y circunstancias.
Quería triunfar en la vida como un colorario de sus sueños amplios, salir del encierro de su casa y la mediocriedad de su barrio, mas con ello conocer otros horizontes y no el que de seguro tenía reservado, de seguir como maestra su estudio secundario al cual se preparaba en meses a ejercer.
Malena para ese entonces, contaba con diecisiete años y ya bailaba a la perfección:
El Tango.
Muy atípico en una mujer tan joven.
Malena sabia darle a su baile tanto sentimiento, que asombraba a los no pocos que le pedían que interpretase la melodía, entonces su cuerpo adquiría ese mágico estilo sensual que le marcaba la música que impresionaba a quienes la mirasen, transformaba mágicamente el ambiente, y al terminar la música quedaba ese sabor en los presentes de querer mas y mas verla bailar, era allí en ese momento que Malena comprendía lo agraciado de su cuerpo
Era una mujer adulta al interpretar la música en un cuerpo juvenil que excitaba secretamente tanto a hombres como a mujeres.
Su tío Julián, fue que desde pequeña quien le enseñó ese arte de seducir y bailar al mismo tiempo.
Lo hizo sin duda para reemplazar al que sus hijas no aprendieron, pero creo también, para colmar una ambición que desde joven él mismo tuvo.
Ser el mejor maestro de tango.
Julián también además de instruirla a Malena era su mejor conductor y por ello tomó como meta definitiva en Malena que su baile terminara siendo profesional.
Su madre al verla bailar le repetía constantemente a Malena.
Hija, con la gracia y la habilidad que bailas...
Algún día te llevará a ser la primera dama del tango argentino.
El destino y un amigo, empezaron esta historia en el verano de 1966.
I.
Malena cumplía sus primeros diecisiete años.
Había yo terminado ya mi secundaria y empezaba a cursar los primeros años de una carrera universitaria, mas con ello solo tenia en mente terminar mi carrera para conseguir un trabajo más profesional que me alejase de un sueldo pequeño, como el que tenía en la actualidad.
Al emprender una carrera con ello estaba muy lejana la posibilidad de tener una novia oficial como se le decía para ese entonces y además estudiar, ello era así y jamás lo discutíamos entre nosotros porque el que se comprometía al tiempo dejaba la carrera.
Era las circunstancia que vivíamos, los sueldos de nuestros padres no alcanzábamos a costear la carrera así que trabajábamos en la mañana para estudiar en la tarde o noche y en nosotros era primero termina el estudio, luego buscar esa novia para futura esposa.
Nuestros padres nos lo decían y en cierta medida ellos querían ver coronadas las aspiraciones en nosotros que ellos mismos no tuvieron su alcance.
Pues entonces lejos de mí estaba la idea de esa novia oficial, ese compromiso de honor de llevar a la mujer que compartía mis sueños y mis días al altar.
Primero lo esencial era terminar la carrera.
Pero no dejábamos de divertirnos por ello, los jóvenes lo suplíamos simplemente con alguna mujer generalmente del barrio, con quien ir a bailar en grupos un sábado y luego desentenderme en la semana.
Algunos lo mas promiscuos de nuestros compañeros de estudio además solían tener algún amor de orden sexual escondido y fuera del barrio, manteniéndola a ella bajo el engaño que después de recibirse se casarían cosa que ni ellos mismos, se creían.
Era sin duda toda una generación que respetaba las costumbres impuestas por nuestros padres y una sociedad que se jactaba de ser proba.
Fue aquel sábado de enero, que por una invitación de José un amigo que con el tiempo dejé de ver, que tuve la posibilidad de concurrir al cumpleaños de Malena.
Llegué algo temeroso junto a José que mi presencia levantara sospechas, al no ser referente directo de la familia, y menos de haber sido invitado, pero la causalidad y la casualidad hizo que entre el grupo de invitados algunos conocían a mis padres, por diferentes motivos de trabajo y yo al poco tiempo fui uno mas de los tantos reunidos alegremente.
Y pasó así el tiempo, los minutos en donde brevemente charlaba con un conocido de mi padre en referencias de su trabajo, o explicando mis avances en la facultad hasta que por primera vez vi a Malena.
Malena volvía del jardín de la casa, en donde habia estado ocupado atendiendo a unos parientes llegados desde la ciudad de Rosario, que en verdad eran muchos y se habían asentado en un numerosísimos grupo, en el fondo de la casa
Era de ahí que venia Malena cuando nos cruzamos las miradas.
De inmediato, comprendí que esa una mujer que me miraba tan profundamente marcaría una etapa en mi vida futura.
Y así fue.
Nunca supe Andrés, le dijo Gustavo, a su compañero de oficina muchos años después de aquel día, porque Malena me embriagó tanto, me subyugó casi de inmediato.
Fue verla y sentir la necesidad de compartir desde ese momento, y muchos más: su vida.
Claro que nunca me imaginé que ella, en ese momento sentía lo mismo por mí.
Era delicada, más de lo que mi amigo me había dicho, y a tal punto ese día me pareció casi sublime sintiendo de inmediato como todo el ambiente de alegría y ruido, se resumiera solo a ella enmarcado en un silencio profundo.
Si bien sabia de ella por referencia, tanto a la carrera, acentuando su cualidad al baile pero no me había exaltado su belleza, que a mí me pareció al verla arrolladora.
Allí estaba ella, con su hermoso vestido a la moda, sonriéndole a mi amigo y mirándome profundamente a mí.
Ello aumentó más mi curiosidad.
Luego de un breve instante al saludarme un tanto con vergüenza, dejó descubierto sus medios hombros mostrando así un incipiente busto que se ajustaba a la perfección de joven mujer.
Era un cuerpo etéreo dentro de un traje muy lozano.
Unos zapatos altos y blancos, le daban una fina elegancia natural que adornaba un pulcro y cuidadísimo cabello carmesí natural elevado para ese día en forma de un coqueto rodete, con brillitos que realzaltaban al contraste de la luz
Parecía toda una mujer con un leve tono de niña agraciada.
Me impresionaron sus labios, carnosos y llamativos que al saludarme, usó una naturalidad espontánea que luego se borró en una muy conspicua actitud de vergüenza.
Yo descubrí en sus ojos una sincera y llamativa duda de ¿quien era yo que? que me cautivó.
Pero en ella yo no descubrí una mirada preocupante, al contrario me pareció complaciente y a la vez inquisidora de saber más de mí…
Malena sabía a la perfeccion usar esos vivaces ojos, para hablar a la distancia y en secreto.
Fue tal ese deslumbramiento que ambos tuvimos que se reflejó en nuestros rostros.
Al final noté cierto rubor en ella.
Pero no por ello dudó en un segundo, en venirnos a saludar.
…El recuerdo de su mirada, y de su belleza me acompañó por muchos años.
Demasiados, creo que al final: toda mi vida
Al lado de ella y muy presurosa se acercó su madre, que desde la mesa central habia advertido algo en ese encuentro que le empezaba a preocuparla.
Si bien Adela, así se llamaba la madre de Malena en ese momento estaba de gran parloteo con sus primas, lo interrumpió dirigiéndose de inmediato hacia nosotros.
Me observó todo el tiempo, al hablarle a Malena con cierta curiosidad, pero sin decirme nada, pude comprobar a un descuido de Malena cuando hablaba con mi amigo, que la madre me seguía mirando de forma fuerte y analítica mas cuando se cruzaron nuestras miradas en silencio y sonriéndome al ser descubierta por mí, con desmedida seguridad empezó un dialogo entrecortado:
¿Tu, no eres el hijo, de Oscar…?...
Si le respondí de inmediato.
Yo o mejor dicho mi marido, siguió diciendo…
Trabajó algunos años junto a tu padre.
Haciendo un ademán demasiado marcado y estudiado, como queriendo llamar al padre de Malena, que en ese momento salía al jardín, y al no encontrar una salida lógica a ese momento terminó desconcertándome más
¿Me permites tutearte?.
Si claro señora,
Ah si ahora recuerdo haberte visto junto a él y tu madre en varios actos en el colegio normal, no es así
Creo que si le contesté, en realidad me debió haber confundido o quiso agregarlo para darme mas la seguridad que me conocía.
Supe por Malena, tiempo después que yo le habia impresionado con cierto agrado y duda a la vez, diferente a como lo observase a cualquier amigo de Malena.
Luego de unos minutos que a mi me parecieron siglos, al retirarse la madre llamada por sus primas, me miró pícaramente.
Malena se disculpó junto con la madre y salieron a saludar a otras personas recién llegadas no sin el compromiso que luego vendría.
Yo creo que la madre supo certeramente el desenlace de las miradas de su hija y de ese dialogo nervioso cuando Malena me hablaba y hasta su incoherente diálogo enfrentado a mi
No dejó la madre de mirarme durante casi toda la noche.
Sabes Ernesto, cuando la conocí a Malena yo sabía con cierta seguridad que ella iría a ser mi novia.
Y con el tiempo mi mujer…
Con el correr de la noche, busqué a Malena en cuanto momento estuvo ella desocupado y notaba que la madre no me miraba.
Y con cierta alegría siempre nos encontrábamos con Malena.
Eran diálogos en donde los dos queríamos saber que estábamos haciendo, como asistiendo o negando tal o cual amistada, eso ocurrió gran parte de la noche.
Luego la otra parte de la noche nos tomó hablando alegres, pero muy circunspectos por cierto.
Era ahí justo en ese momento la madre, nos cortaba el dialogo
Ella se interponía para que Malena conversara con algún otro invitado, una prima circunstancial, o que sé arreglarse para la ceremonia de las fotos, aun cuando para ello faltase un gran tiempo.
Yo y ya en esa noche tenía puestos mis ojos en ella, aun cuando las mujeres que había ciertamente muchas estaban dispuestas para el baile.
Yo solo quería estar con Malena.
Y fue así que desaté no ciertas miradas de interrogación de sus familiares, más cercanos.
¿Quién era ese joven que mira tanto a Malena?.
Y sin querer tambien yo en cierta medida fui el centro involuntario de los mayores y de sus primos y primas.
Pero la madre no sé porque intuyó, y sin equivocarse que a partir de esa noche no sería un desconocido en la vida de esa familia.
A la hora de la ceremonia del baile Malena, lo inició como correspondía con su padre, luego a un tiempo desprendiéndose del brazo de su padre tomo el de su abuelo y mas tarde el de su tío, Florindo así asignadles el grado de cariño y respecto.
Pero luego algo pasó.
Al ser yo el elegido para seguir la ronda del Vals del Emperador, en desmedro de sus primos y algunos otros tíos.
Fue como si un rayo hubiese cortado en dos la fiesta no sin cierta oposición del padre, ella me buscó entre sus amigos:
Y me llevó de la mano al centro del comedor de su casa.
Fue el flechazo final para mí y el propósito de ella.
Para que mis compañeros y compañeras de barrio supiesen que de alguna manera, Malena
…había elegido a su futuro novio.
Y los parientes ahora si confirmaban sus dudas:
La Malena, ya eligió.
Gusta de ese desgarbado joven con cara asustada.
II
Durante los días siguientes, empezamos a conocernos más.
Un arreglo al final de la fiesta y de apuro, nos unió de salir al día siguiente a espalda de la madre y mis amigos
Después los siguientes encuentros fueron en la plaza del barrio a la hora de la siesta, o al atardecer, tomando un helado o bebiendo en el bar de la terminal de ómnibus.
Siempre tratando de que en esas salidas nos descubriesen los menos posibles, al tiempo esto cambió
Caminábamos a la vista de todo el mundo.
Exactamente Malena llevaba la cuenta y a los doce días de salir, nos pusimos de novio
Ese mismo día la besé por primera vez.
Fue al atardecer de un lunes, lo recordaré siempre.
Los dos habíamos ido hacia el lado norte de nuestro barrio.
Ella un poco escapándose del asedio de su madre, que a espaldas del padre ocultaba nuestras salidas, llegamos caminando a un pequeño descampado que daba atrás de unas vías del ferrocarril que iba a Libertad, y entre el canto del atardecer de los pájaros y las primeras luces de un anochecer de verano, conocí los hermosos labios de Malena.
La sentí estremecer entre mis brazos, estábamos sentado sobre el pasto los dos con nuestras piernas recogidas y los dos brazos cruzados sobre las cabezas.
Allí le dije, serás mi novia para siempre Malena.
Jamás amaré a nadie como lo hago con vos.
Allí creí que mi juramento debido a que fue el mío y no el de ella, sería para siempre...
¿Pero la felicidad es infinita? O simplemente es:
¿Finita cuando sé actúa inconsciente?.
Mas con el tiempo y el amor que crecía en forma desmesuradamente en nosotros,
Los besos dejaron paso a las caricias.
Nos sentábamos en el pasto besándonos interminablemente acompañadas con caricias que a medida que nos sentiamos mas seguros, eran cada vez más insondables.
Nos empezamos a conocer por sobre la ropa, era verano y ella usaba ropa liviana, sensual agradable al tacto de nuestros cuerpos muy unidos.
Luego con los días nuestras manos se buscaron y buscaron los lugares prohibidos, solo reservados para la pasión extrema y al tiempo con nada disimuladas formas ya conocía (o mis manos) conocían sus suaves telillas de su ropa interior.
Ello nos agotaba (las caricias), éramos jóvenes y sentíamos el sexo en nuestra sangre y piel, pero nos reprimíamos. Era una época de castración generacional y hasta de información genética que nos lo prohibía, pero a pesar de las caricias y el exceso de pasión nos hacía contener pero también arreglar la ropa al regreso de nuestras salidas que cada vez, se prolongaban por más tiempo.
Hasta que una tarde, en que habíamos andado en bicicleta por un largo tiempo y más de lo acostumbrado,
Nos acostamos en un campo a descansar.
Nos cubría la autopista a la vista de cualquiera, unos frondosos árboles y pinos.
Nos empezamos al tiempo a besar, y con ello a tocar.
Malena, ese día estaba más vigorosa que nunca, me buscó con su boca y sus manos desde el inicio de las caricias; me hacia sentir como un hombre a punto de explotar y mis manos en ella hacían lo propio.
Aparecieron mis primeros excesos dentro de sus prendas, y ella se energizó más.
Yo la abrazaba, y ella se daba cuenta del grado de peligrosidad de ese juego de sexo, pero provocándome más y más, me alentaba.
Yo creo que se dejó llevar por él, hasta su desenlace.
Sus manos primero tímidas y después desesperada, me tocaron pero ya no, por arriba del pantalón.
No sé en que momento ello ocurrió, y como fue la forma de hacerlo.
Pero lo hizo tan delicadamente que me llevó al paraíso.
Llegó por debajo de mi calzoncillo.
Ahora quería yo tomar, mi turno.
Y así lo hice.
Le desprendí una larga hilera de botones que cubrían su pechera de un irregular vestido liviano.
Al terminar de desprender él último de los botones apareció un apretado corpiño
Le bajé el vestido por sobre los hombros deteniéndose en sus caderas, la habia incorporado y ella se encontraba mirándome fijamente con los ojos energizados y fijos en mi.
Sus manos colgaban graciosamente extendidas con las palmas volteadas hacia mí
Lo que me llamó la atención fue su irregular cantidad de pecas, que en degrade armonizaban perfectamente con su cabello
Al quitarle el corpiño recuerdo que sé hacia por adelante, aparecieron dos hermosos senos erectos que tomé con mis manos pero con dulzura extrema, mas que pasión.
Ahora ella tenía cerrados sus ojos y sus brazos continuaban en esa posición que se me antojo, de imperturbabilidad.
Pero al tiempo y conocerla mas como mujer, supe que era de gozo total, de atesorar para sí toda su pasión que pronto desarrollaría, en el sexo.
Sin quererlo pero animado por un acto de gratitud hacia lo que ella hacia por mí, besé esos senos
Al hacerlo, empleé mi mayor pasión, lo hice despacio como para no arrancarla de ese aletargamiento de pasión.
Era todo un descubrimiento en mí y así la volví a acostar sobre el pasto,
Ella se dejaba hacer todo sin abrir los ojos pero su boca entre abierta emitía pequeños e incongruentes efectos, porque no eran palabras sino resultados de pasión.
Era toda pasión en ella, viseral y final.
La tomé desesperadamente con mi boca, sus labios me apretaron y sus manos tomaron mi cabeza
Al tiempo comprendí la razón de esos incompresibles murmullos
Sentí en su cuerpo los típicos espasmos de placer.
Se quedó quieta, esperándome
Sabía y me sentía orgulloso de ello, provocar placer en una mujer.
Mi mujer ahora.
Malena había perdido hacia rato el control de su persona, y solo me esperaba.
Yo animado por un deseo que me ahogaba, bajé literalmente su vestido hasta quedar ella, en bombacha.
Era negra y muy compuesta con florcillas alegres que le cubrían su cadera y su cola en su totalidad.
Al verse desnuda trató de cubrirse con sus manos, como evitando que le mirase.
Y con ello me llevó voluntaria o involuntariamente, hasta apretarme con su cuerpo.
Creía que así estaría alejado de mis miradas.
Nos quedamos así, ella esperando a que yo tomara la iniciativa.
Y yo:
Que ella volviese de donde me encontrare.
Sentía sus senos pegados a mi pecho y su boca abierta, respirando con ansiedad y por momentos entrecortada
Y ello me reanimó:
Escuche decirle con una voz esporádica, áspera, ronca
Me pareció descomunal.
Ahora, Gustavo.
O nunca más.
No sé, como me desprendí de mi camisa, le dijo a su circunstancial amigo de oficina Gustavo.
. Y menos, como me saqué el pantalón.
Y esperando un tiempo, como aseverando la exactitud de sus palabras, reafirmó sus propias convicciones:
Es que pensándolo bien ahora con la serenidad de mis años, ella hubo de haberme ayudado.
Pero yo no le preste atención.
Ese fue mi error, le dijo a su amigo, eso fue lo que me arruinó mi vida:
Casi nunca a los pequeños detalles de vida ella, yo no le prestaba la debida atención, siempre la suponía como defendiéndose de la vida y era todo lo contrario
Me quería conservar a toda costa, salvar nuestro amor que era superior.
Eso fue crucial y definitivo.
Yo después de un tiempo comprendí que no lo supe interpretar.
Fue muy natural y hermoso.
Después que a una orden mental de mi cerebro, reaccioné
Empecé suavemente a quitarle su bombacha
Lo hice despacio y con cuidado de no cortar ese instante de debilidad en ella.
Mientras lo hacia, observaba solo su cara.
Nada más que ello.
Sus ojos fijos estaban en una nube, sus manos laxáis desparramadas al costado de su cuerpo.
Pero sus piernas iban de alguna manera acompañando mi movimiento, como aceptando lo que ocurriría y a la vez facilitándomelo.
Hasta me parece que ella en un momento se arqueó al entorpecerse en su cola, su bombacha.
Luego todo me pareció irreal, mágico sublime, y me apuré.
Apareció entonces el cuerpo desnudo que ni mi imaginación mas afiebrada, hubiere de haber concebido:
Perfecto. Agraciado y Único.
Y solo en ese instante:
Ella me tomaba de los brazos empujándome encime de ella.
Era un premio que de seguro no debí merecer. Eso al tiempo lo comprendí.
Pero en mi descargo: solo diré que ella me exigió más de lo que yo estaba dispuesto a realizar
Y sin meditarlo someramente.
Cuando lo medité, tan solo dos días después,
Ya fue tarde.
Demasiado tarde
Entre el pasto y los pinos muy débilmente ella me dijo
Me vas a querer siempre, Gus.
¿O me dejarás, cuando te canses de mí?”...
No, le dije...
¿Malena como dices eso?
¡Jamás lo haré Malena!
Serás para mí la mujer
Mi presente y futuro...
Y yo con el tiempo lo intenté juro que hasta casi lo logré
Pero los eventos a futuro y mi poca decisión, me vencieron...
Así espero Gus, igualmente deseo que cumplas lo que ahora desnudos los dos nos juramos, y mirándome con esos ojos pidiéndome afecto, más que pasión me dijo:
Sé cuidadoso, amor. Cuídame Gustavo
¡Trátame con dulzura! Es para mí un acto de amor supremo, me estoy dándote por primera vez, Gustavo
Pero sé seguro de lo que harás, en segundos… es que de ello depende nuestro futuro como amante.
Y algún día como la mujer de tus hijos...
Me acerqué a su vientre e instintivo le levanté un tanto su cadera del pasto apoyando mi camisa por debajo de su cadera.
Después como venciendo una resistencia, ella me dijo muy dulcemente:
Hoy vas entrar en mi vida...
II
Inicio y fin:
De un gran Amor
Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
Amor... pesar... dolor.....
Letra del tango:
"Los Mareados"
Escritos de Enrique Cadícamo.
Nunca supe lo que pasó, es más
¿Cómo ocurrió?.
Pero claro ello no es importante ahora
Solo sé que no atiné a hacer nada,
Y ella no me lo perdonó
Fui un testigo mudo de la tragedia que se desató muy indiferente su tío en Mar del Plata.
Un tanto después ella llorando me pidió ayuda para salvar lo nuestro.
Y yo estúpidamente me quedé idiota.
Y si, así fue esa tarde de verano Ernesto, le dijo Gustavo…
Saliendo del ascensor retirándose ambos ya de la oficina y sobre la calle Libertad, emprendiendo el camino hacia el subte A, que a ambos les llevaría a Caballito,
Así actué con Malena, Ernesto
Como un reverendo pelotudo, infantil, soberbio e idiota.
No quise ver las cosas que ocurrían en esa tarde noche y mas bien especulé…
En que al día siguiente se definía mi futuro como profesional.
Rendía y me recibía, pero de hacerle caso a ella, me retrazaba casi dos meses
¿Te das cuenta que son dos meses en un joven de veinte cuatro años?.
Hay, Ernesto
¡Que tonto que fui!…
Fuimos para mucho la pareja ideal.
Lo decían las viejas comadronas que ya ahora, si asumían que éramos novios formales.
Malena y yo aprendimos a conocernos.
Yo podía leer sus actitudes cuando se encontraba en una encrucijada
Y ella no necesitaba que yo le dijese que me pasaba:
Ya lo sabía.
Nos adaptamos en todo.
Era ahora para mí una mujer completa.
Yo le brindaba esa seguridad que por momentos toda pareja necesita para emprender alguna acción en conjunto.
Pasaron los días, las semanas.
Y los meses mas con ello siete navidades que festejamos juntos.
Ya los padres aceptaban ya con agrado mi presencia en su casa.
Y hasta ingresaba a las reuniones familiares como “el novio oficial de Malena”.
Ella se había recibido y ejercía en un colegio de Ramos Mejía.
Y a mi tan solo me faltaban materias.
Malena me amaba demasiado, agitadamente.
Habiendo abandonado casi todo por mí, era feliz
Si hasta un perfeccionamiento docente en el exterior, que le ofrecieron declinó a lo que su madre le criticó.
No le importó.
¡Gustavo me necesita!, es por fin si Dios quiere su último esfuerzo, en la facultad les decía a sus amigas y compañeras de trabajo.
Después nos casaremos, saldremos del barrio,
Los padres de él nos prometieron ayudarnos económicamente con la casa.
Pero si algo consciente o inconscientemente no abandonó nunca fue:
El tango y su manera tan sexual de bailarlo.
Y yo a ella jamás se lo reproché.
Pero en ella siempre estaba presente ese presagio, que con nuestro próximo casamiento quedaría frustrada la ambición de triunfar en el baile.
Con el tiempo ella había cambiado sus formas, casi excelentemente.
Sus senos eran firmes, de mujer joven.
Y a la vez provocativos, dispuestos a ser mirados
Ello lo sabía, y no los ocultaba.
Sobresalían algo a la vista de todos y ella esquivaba las miradas de los otros hombres, pero casi jugando.
Le gustaba jugar a seducir pero cuando estaba yo por delante,
Ahí se sentía segura y creo que con ello gozaba.
Jamás supe de parte de ella un engaño.
Ni ella desconfió de mí.
Una vez, cuando ambos estábamos desnudos después de habernos amado se lo pregunté:
Encontré en ti, Gustavo me respondió.
Que el sexo que me agrada.
Me agrada que me sientas, una hembra dispuesta.
Pero además sentirte fuerte, que me penetres me excita.
Pero más me agrada
Vencerte como hombre, que te quedes cansado y vencido por mi sexo, sobre mis senos.
Ahí y así, pareces tan débil Gustavo.
Cansado por mí en la cama.
Verte así me saca ese costal de hembra cuidadora, madre inconsciente.
Pero tenerte muy junto a mí me da seguridad, esa misma que en mi interior bien dentro de mí, la vences.
Y eso para una mujer todo eso,
Es su paz.
Me gustaría ahora complacerte así como lo hice con mi cuerpo, y mi vientre
Darte al menos: Un hijo Gustavo.
Gus soy una mujer y no me puedes reprochar eso...
Sucedió que un día de febrero ella me dijo, ciertamente muy preocupada
Gus, mis padres me llevarán de viaje a Mar del Plata, creo por cinco días,
Me pidieron que los acompañe y no hay lugar en la casa de mi padrino, para vos
¿No te enojas, por ello?.
No Malena, le contesté sinceramente aunque la idea no me convencía sabia también ciertamente que el tío no era una buena persona, el viaje cabía de lleno en mis intenciones, aprovecharé para estudiar.
¿El martes regresas entonces?, Malena le dije.
Sí claro, Gustavo.
Además... espero...
Y se calló.
¿ Que esperas Malena?.
Lo hago por los viejos, cambiando la cara y su expresión, sabes siguió diciendo ahora más segura como actuara siempre
Lo deseo para los viejos se diviertan en él mar, ello están tan solos aquí, es mas no salieron en mas de siete años.
Y están tan esperanzados…
No sé porque esa noche fue la última, en que nos amamos.
Sabes, Ernesto esa misma noche surgió un presentimiento, ciertamente nos acostamos como era nuestra costumbre, cuando podíamos y ese día aprovechamos, pero a ella la noté tan diferente
Y en verdad los dos actuamos diferentes, lo intuíamos.
Al menos a mí me dio esa sensación, esa noche al verla vestir tan lentamente.
Como queriendo que ello durase una eternidad
No era esa la forma que asumía siempre Malena,
Porque... siempre nos apremiaba el tiempo mucho antes que amaneciera
Nos cambiábamos lentamente en ese pobre hotel de San Justo
Mirándome y guardándose ella esa imagen mía desnuda, aun con el tiempo la última.
Pero a la vez meditando, el próximo viaje y el futuro que de él dependía
Yo no lo sabia, pero ciertamente sospechaba que las cosas después de esa noche nunca mas serían igual
Lo percibí, pero solo lo deje pasar.
Como siempre
Ernesto le dije, un poco antes que el emprendiese el regreso a nuestras casas
…. además al amarme Malena esa misma noche lo hizo como inconscientemente despidiéndome, me había apretado
Tanto a su cuerpo como queriéndome fundirme dentro de ella.
Eso me llamó, la atención...
Pero como siempre hacia con ella y sus señales una vez mas las deje pasar.
Una vez más pensé egoístamente en mis cosas del otro día
¿Malena, nos pasa algo?...
No Gustavo.
Creo que no pasará nada malo en ese viaje le dije, no
Si claro Gus no te preocupes por ello
Pero cuando la dejé en su casa, ella al entrar a la puerta nuevamente me llamó, bajé del coche y me acerqué
Gus me dijo con vos quebrada
¿Te jugarías por mí? ¿Cómo cuando me lo prometiste en el bosque?.
Sí, sí claro y sin medir las consecuencias.
Lo harías, ¿aunque por ello tuvieses que dejarlo todo?
Incluso tu carrera.
¿Cómo lo hice yo por ti, Gustavo?.
Sí, Male lo haría y no lo dudes.
Pero ello no cambió su actitud, Creedme Ernesto que ello me confundió aun mas…
III
Y si sabes que una cosa ha de ocurrir con anterioridad:
Simplemente ocurre.
Cuando llegó del viaje Malena, me llamó muy preocupada.
Gustavo ven a casa, lo más rápido que puedas
¿Pasa algol? Simplemente ven de una vez, quieres.
Bueno, voy para allá.
Estaba sola esperándome a la entrada de su casa
Ni bien me vio llegar me dio un beso muy fuerte
Y me dijo asustada:
Gustavo, te mentí
Fuimos a Mar del Plata
Pero por un concurso, fue idea de mi padrino, sabes.
Quería que concursara en un festival que organizaba en la tele con un buen premio económico
Y gané.
Gané ese maldito concurso y ahora cambió todo
Absolutamente todo.
¿Pero en que cambio todo?.
Nuestras vidas, Gustavo. Fue creedme lo que ellos dos hicieron a espalda mía, y de muestras cosas
Es que mi tío y mi padre firmaron un contrato que nos liga, a la emisora a estar a su servicio por todo este año.
¡No te niego que es buen dinero!, pero ello nos complica.
¿Acaso eso no querías eso para tu futuro?,
Dije en sorna, preocupado.
No me digas que a tu edad Malena,
¿Se firma algo de apuro y sin leer?.
Te lo juro que fue un trato de mis viejos y mi padrino, eso de firmar no me podía negar estaban ellos mirándonos, el productor mi padre, mamá pero al roto y al verme llorar desconsoladamente mi tío y verme como me puse se arrepintió...
Ahí entraron mis viejos con el tema de la plata, aquí mi padre jubilado, mi hermano sin trabajo y la plata que escaseaba.
Y sabes... para ello para los tres era la solución, a sus problemas.
Pero Gustavo de seguir con los viajes, a cada fin de semana, la noche, quizás la televisión cada día...
Nos alejaría más.
¿Pero Malena puedo hacer ya?.
Todo.
¡Jugarte como lo prometiste!.
Pídeme, en matrimonio ahora mismo.
¿Malena lo dices en serio?.
SI, si claro amor vamos ahora, yo te apoyaré ante ellos.
Y si es preciso, al negarse ellos por lo del contrato, no tendré otra solución que escaparme
Irme de aquí, lejos de ellos algún día si quieren me perdonaran pero es que esta en juego nuestra felicidad, nuestras cosas, nuestro futuro
Me escaparé al solo hecho de que ellos lo nieguen, ya hice las cosas en dos valijas, tengo mis documentos todo lo necesario para que nos casemos
Nos iremos juntos. Soy mayor de edad.
Decido mi vida .
Pero no ocurrió con el contrato Malena
¿Allí no decidiste vos?.
Fue por mi tío y la ambición de mis padres, me contestó asomándole un rasgo de duda en mi actitud
Pero tú firmaste.
Me dijeron que era para actuar solo esos dos días.
Gustavo termínala con ello, vamos al fondo está papá y mamá.
Allí les diremos de lo nuestro
Quiero irme con vos, de vivir junto, al principio si quieres no nos casaremos viviremos como amante y luego si da, casarnos al poder estar mas desahogados económicamente.
Yo con mi trabajo y vos con el tuyo saldremos, además no te olvides te recibes y ello significara un mayor ingreso.
Nos iremos a vivir en donde se pueda.
Deja lo tuyo y la facultad, por ahora.
SOLO POR UNOS MESES, me dijo casi gritando
Trabajemos en lo que sea, de última.
Alquilemos...
Nos amamos, y... eso es lo que importa.
Gustavo mi amor: Nunca pensé que lo que más ansiaba me iría...
A alejar de los que más quiero, a vos.
Es ahora o nunca.
¿Cómo cuando te dije que me hicieses tuya?,
Lo recuerdas aquella tarde en el bosque de pinos.
Ahora o nunca...
Y vos te animaste
Calle, estúpidamente no por susto de lo que me decía:
Sí, pero impresionado de no comprender,
Las cataratas de responsabilidades que ella me hacia asumir.
Y en un solo momento.
Ella se quedó mirándome
Al tiempo de un silencio interminable, llorando me dijo:
Andáte Gustavo... salí de aquí y no vengas...
Nunca mas...
Y se fue al interior de la casa.
Cuando fui decido a decirle que sí, que partiésemos juntos
En la casa ya no habia nadie.
Se fueron Gustavo me dijo Irene, la vecina que salió apurada
Notó mi cara extrañada y me dijo:
Me extrañó, Gustavo no verte al menos despedirte de ella.
Y verla despedirse de mí tan mal, a Malena.
Estaba temblando y pálida se notaba que había llorado y mucho.
No atiné a preguntarle que sería de vos porque no pude dejar de oír lo que pasó la otra noche.
¿Se pelearon?, Gustavo.
Y sin esperar mi respuesta prosiguió.
No escuché todo lo que hablaban pero, sí lo necesario.
¡Hay hombres! ´
Cuando se lo necesitan no están y cuando... se calló
Pero sin reproches, Gustavo.
¡Conozco a tu familia y a vos!,
Desde hace un buen tiempo.
Los quiero y te quiero.
Ellos te hubiesen apoyado en todo, tus viejos.
En cambio los de ella, son ambiciosos.
Quieren sacarle todo a esa chica, y...
Parece que esta vez se les dio.
Perdóname si te lo dijo Gustavo.
Es una pena, realmente una pena que no te hubiese jugado por ella, yo creo que lo valía.
Era tan bonito verlos, caminar junto.
Ella te miraba emboba y vos gesticulabas como un doctor...
Siempre mi esposo al que le caíste muy bien y la quería a Malenita, me decía:
Que al fin en ella habia tenido la suerte de encontrarte, un buen tipo de buena familia.
No lo quería al padre de Malena, mi esposo
Es que siempre pendiente de aprovecharse de ella.
Y ese padrino, Dios mío.
Irene, ¿qué sabes de donde está la voy a buscar?
¡ Ella me dijo de Mar del Plata!.
No sé si es así... Gustavo
Dijo Irene sonrojándose.
Porque la madre dijo que se iría a Rosario.
A último momento lo de Mar del Plata creo que se cortó o suspendió; para mas adelante.
No le entendí a que sé que irían a Rosario un tiempo y después sí, a Mar del Plata.
Se fueron en la noche.
Salieron, casi a la dos de la mañana y no se despidieron de nadie en el barrio.
Solo de mí porque, Malena vino y me besó llorando.
Me levantó de la cama
Mi marido no quiso ir, porque sabía por mí de lo de ustedes.
Esta muy triste y no se cansa de putearlos a los padres de Malena.
Creo que se llevaron todo, Gustavo.
Hoy llegó temprano un rematador, alquilarán la casa.
Ellos necesitan alquilar también.
Y sí, Malena triunfa los ayudará.
Así me dijo la madre antes de irse...
¿Cómo estaba ella?, idiotamente le pregunté.
Muy triste. Me besó abrazándome y solo atinó a decirme.
¡Si lo ves, no le digas que me he ido a Rosario!.
No le digas a donde.
Pero yo no puedo negártelo Gustavo.
Le escuché en silencio
Adiós Irene le dije.
Chau Gustavo, lo siento.
Yo también.
Y mucho.
Inicio del fin.
En la actualidad de los días.
Noviembre del 1997.
Palermo.
"Rara...
como encendida
té hallé bebiendo
linda y fatal...
Bebías
y en el fragor del champán,
loca, reía por no llorar...
Pena
me dio encontrarte
pues al mirarte
yo vi brillar
tus ojos
con un eléctrico ardor,
tus bellos ojos que tanto adoré...
Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado...
¡Qué me importa que se rían
y nos llamen los mareados!...
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos...
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más...
Hoy vas a entrar en mi pasado,
en el pasado de mi vida...
Tres cosas lleva mi alma herida:
Amor... pesar... dolor...
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos...
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...".
Letra:
del tango "Los Mareados"
Escritos de Enrique Cadícamo.
Si señora, le llamo para que pueda ser posible... Que le entreviste, y como sabiendo de ante mano que usted desde hace tiempo, no concede ninguna entrevista... se lo ruego es muy importante para mí.
Usted ha de saber que para mí su vida y su carrera... forman una parte fundamental, casi imprescindible que desvele algunos secretos que luego les comentaré. Además sobre usted y su carrera he elaborado, modestamente una tesis para presentar en el conservatorio.
¡Como resaltando la importancia que tiene para una mujer su pasión, aun a desmedro de su vida privada!.
¡Su perfección y su culto al trabajo sin parar, elaborando éxitos!.
¿Pero señorita?, le contestó una voz grave, dura, es que mi actividad le ha sugerido semejantes tesis,
Y después de un brevísimo espacio de tiempo, Malena responde a la periodista:
Eso quiere elaborar sobre mí y mi proyección al trabajo, le dijo riéndose
Sí, claro Sra.
En lo posible quiero resaltar su inequívoca decisión de dejar todo, aun a cuesta de su vida privada en la conquista de sus ideales de joven, cuando tan joven decide su futuro.
Bah, le contesto nuevamente Malena...
Ya ha pasado tanto tiempo que no ocurre nada importante en mi vida para que usted, hoy sienta tantos halagos juntos...
No Sra., no se disminuya, le contestó la periodista.
¿Usted ha significado, ha sido una excepción?.
Son pocas las mujeres que de su vida privada se conoce tan poco o casi nada.
Nada, para ser mas preciso joven periodista.
O bueno, si algo se ha publico a sido al fin de cabo lo que, yo he querido que salga.
Creo que así es el juego de este medio, algunas veces no todas.
¿Pero no obstante usted, le respondió vos joven ha logrado triunfar, sobresalir.
Primero como mujer independiente que ha sido, o al menos
¿No me equivocó en ello?
Y después, por su auto superación a sus crisis personales además de la muerte de toda su familia.
No, se equivoca usted joven, en eso aun creo que no lo he superado pese al tiempo transcurrido, ahora estoy sola muy sola para que alguien además de usted se interese.
En algunos momentos los recuerdos de esos días no son fáciles, ni fueron fáciles vivirlos, dejaron sus huellas.
En nada pude superar la muerte de mis padres,
Es te equivocas, si crees que lo superé, luego el accidente de mi,
Hermano en España que le costó la vida
Mi vida rondo por la tangente de la muerte
La muerte de mis padres, la de mi hermano la de mi tío, la de mi compañero de baile, el ultimo
La muerte en vida abandonado para siempre el baile y guardado solo en mi corazón, las pocas alegría que la vida me dio.
He dejado cosas en el camino, demasiadas...
Que me arrastraron ahora a mi propia soledad.
Y perdóname si te digo hija... se nota por tu vos que eres joven, debes carecer de llantos profundos y penas dolorosas.
¿Me esquivo en ello?
No, pero debo confesarle algo desde hace cinco meses que me casé, estoy embarazada.
Él ahora esta en la facultad y le falta poco para recibirse pero adelantamos el casamiento, porque después se notaría mucho.
Te felicito, dichosa que esperas un hijo.
Yo en cambio... me quedé con las ganas,
Y no por falta de hombres sino que...
Y se calló.
¿En la facultad dices? Pero además trabajará
Si claro todo el día casi no nos vemos, mi suegra después de la sorpresa nos prestó una casa en Almagro.
Por ahora él estudia ingeniería y trabaja de docente, en la provincia… pero yo creo que hubiese sido mejor que estudiara de político y trabajase en la política dijo riéndose
Sí claro, te entiendo.
Perdón, yo le interrumpí, Sra. Malena
¿Cómo consiguió usted mi numero? Periodista casi nadie lo sabe y menos donde vivo...
En realidad fui a la asociación de actores, desde allí la fui tratando de ubicarla, hasta que di con una amiga suya Patricia Araitesti, ella después de lo que le comente y mis intenciones para con usted y mucho hablar, me dio su teléfono.
Si claro antes me llamó hace dos días anticipándome de lo tuyo.
Pero además quiero hablarle muy sinceramente y es preciso Malena hacerlo de…
¿De mujer a mujer?
Ah eso suena muy interesante joven periodista... le contestó Malena riéndose.
¿Experiencia en bebe ni púber no tengo?
No es por eso que le quiero hablar Señora,
¿Pero no veo entonces la relación?.
Quiero explicársela personalmente.
Bueno joven hace tiempo, que no lo hablo con nadie de ese modo contestó Malena y claro suena interesante.
Y ahora mujer me llenas de duda. Eso para mi es terrible.
¿Cómo era tu nombre?. Repreguntó nuevamente Malena
Carolina, Sra. Malena.
Bueno Carolina, yo no concedo entrevista a nadie después del accidente de mi compañero bastante tuve con la tele y la radio hasta se desformó en gran parte la verdad; ustedes son terribles cuando quieren.
Pero Carolina haré sí, con tu persona... haré
Una excepción...
Creo que nos unirá un aspecto común de la vida porque lo que me preguntará sé que es muy importante para vos.
¡Para sus estudios y no esas idiotas revistas de chismes!.
Bien entonces, Sra. Carolina, dichosa futura mamá,
La espero el viernes.
Gracias Señora le contestó Carolina
Y ese espacio de tiempo a mí me dará tiempo para revolver el cofre de los recuerdos
Y usted obtendrá seguramente más información para revisar...
El viernes a las 14hs, pero...
Sé puntual, Carolina
Me fastidia que me hagan esperar.
Sí. Gracias muchas gracias Sra.,
Lo seré y mucho.
II
Carolina llegó cerca de la hora, no quería ser en extremo puntual o demasiado irreverente, llegando tarde.
Se bajó de su coche frente a una vieja pero bien cuidada casa en Palermo.
Se anunció por el portero y una vos joven le dijo:
Sí Sra. Carolina la Sra. Malena, la esta esperando.
Sin formalidades la llevó a una antesala en donde después de golpear, dijo:
Sra. Malena su invitada, ya llegó
Por favor, que pase Juana y cierra la puerta al salir.
Cuando Carolina entró, encontró con una mujer medianamente alta sentada en un rustico sillón de pana enfrentado de espalda al sol de una amplísima ventana, descorrida la cortina.
Era una mujer muy bonita, más de lo que ella en fotos hubiese logrado imaginarse
Se le notaba un semblante duro, pero de ojos muy vivaces.
Carolina notó que en segundos que esos ojos la habia estudiado, de sobremanera
Detalle por detalle.
Sin levantarse del sillón le indicó:
Carolina no te molestará sentarte aquí a mi lado.
Y en contra de la ventana.
¿Sabes, me molesta el sol?
Pero adoro a que él me bañe, me acaricie pero que no me dé en mi rostro, me levanta las pecas
Y esbozo una sincera sonrisa.
¿A vos té molesta?
No Sra. Malena.
A mi edad, te diré joven y no por coquetería...
Las mujeres nos conformamos con pequeñeces, de singulares
Pero elocuentes cosas que nos presenta y da la vida,
Las tomamos sin preguntar si son para nosotras o para alguien más.
Atesoramos nuestros días porque ellos están cargados de historia,
¿Sabes los días marcan a la persona?
Pero también, acrecientan sus conocimientos.
Sí claro Sra. Malena.
Para empezar no me digas más señora.
¡Dime Malena!
A secas.
Simplemente así me llamaban.
Y es mi verdadero nombre,
¿Además del artístico? Preguntó Carolina.
Si, sabes jamás lo quise cambiar era como si él me inspirara me diese la fuerza, para seguir porque en mi vida.
¡ No te creas lo que de mi se dijo mal y no me quites meritos que también, los he tenido y en demasía! .
¿Carolina, no nos conocimos antes?
No, sinceramente no lo creo, Malena.
¡Al menos yo recordaría!.
Pero, a mí me recuerdas a alguien, te lo diré en cuanto me venga a la mente, te interrumpiré y no te enojes por ello.
Es estoy algo chocha, es un priveligio que nosotras nos podemos dar los artistas...
Decir las cosas sin que ello suene pegazo, vulgar.
¿Así que esta interesada en saber realmente de mí.
Y la vida que llevé con sus largas giras, más los malos y buenos recuerdos.
Carolina, todo eso fatigó en lo físico.
Y más en lo mental, pero espera
Juana, llamó Malena
Sí Sra. Malena, se escuchó decir a los segundos.
¿Té o café? Carolina.
Que quieres.
Café, le contestó la joven sino le inoportuna Malena, pero sin azúcar.
No sos de las mías, le dijo Malena a todo le echo toneladas, de azúcar.
Juana, a mi un té como siempre y además...
Trae el termo de café... por si la joven señora quiere más.
Ah me olvidaba... y esas masitas que hoy compraste de limón.
Carolina, le dijo Malena:
¿Tú me dirás que es lo que quieres que te cuente de mis cosas?.
En realidad Malena, empezó diciendo la joven mujer...
Lo que busco de sus cosas es algo más que sus giras, sus tan prolongadas giras y sus bailes ya característico de Usted?
¿Busco... más en lo profundo, en realidad:
A la mujer
¡A ese personaje que se encuentra muy escondido, en su interior!.
A la verdadera Malena.
¿Esa que de alguna manera usted trata de guardar tan celosamente?.
¿Carolina, vaya pregunta que me haces, contestó muy confundida Malena y empezándose a mover un poco nerviosa en su sillón.
Pero no obstante agregando, no sin pensarlo antes una respuesta que le conformara y no le molestase a la pequeña mujer que tenía enfrente:
¡No quisiera ser impertinente de entrada, con usted Carolina!
Pero en realidad hay partes de mi vida que no cuento, a nadie.
Lo tomo como privado, y eso basta es de mi sola y propia incumbencia?
Si Malena, le contestó Carolina
Lo comprendo y disculpame si me expresé mal.
¿Pero también usted, me entendió mal?
¿Cómo, la miró Malena?.
Te entendí creo que bien, pero igual te escucho:
No quisiera saber de sus cosas, puntualmente con fechas y datos precisos, empezó diciéndole la joven.
¿Si no lo que usted tuvo y de alguna manera que resignarse, para sí en su vida artística?.
A la vida que llevó en su adolescencia...
¿En donde se dedicó a estudiando el tango?
¿Sus cosas sencillas, que conformaron o le impidieron terminar de ser mujer, o su vida plena?
O las amistades que dejó de tratar.
¿Claro está si ello no le mueve...
¿Algún recuerdo triste muy intimo?.
Carolina, jamás nadie habia empezado con una pregunta tan profunda, y tan misteriosamente enmarañada
¡No sé pequeña el sentido que nos une hoy aquí!
Pero presiento que no es todo es una función periodística, lo que te trae hacia mí.
¿Es muy rara tu curiosidad?.
No digo que sea una pregunta que sé irrespetuosa.
De alguna manera, los jóvenes de ahora realizan tan sencillamente sus preguntas sin que ello lleve un aspecto doble o mala intención.
Es su forma de vivir y de preguntar.
Hace tiempo hubiesen tardado casi una tarde en hacérmela a esa misma pregunta, y ahora vez, ni bien me conoces te mandas con ella.
Bien Carolina yo he sido una mujer publica... empezó razanondo la respuesta Malena...
Me debí y ello es cierto a mí público, a mis funciones por el país y por el mundo,
Entonces es lógico que semejante vida de gitana... hoy aquí mañana allá me obligasen,
A distenderme mas en mis cosas particulares,
A cada viaje era lógico que dejase de hacer algo y cuando me di cuenta...
Se me terminó mi tiempo.
Malena era una página de la música de tango ya en desuso.
Pero por algún lado usted, declaró dijo Carolina que:
¡Para triunfar hay que perder!
Y... aclarando Carolina
¡Para sentir al tango no hay que haber sufrido, Malena
Es ello que ocurre cuando ese sufrimiento le hiere la carne propia con un gran desengaño!.
¿Acaso Malena lo sufriste?.
Malena abrió sus ojos, en ellos por primera vez se sintió quien podía ser Carolina…
Y sin duda Carolina creyó descubrir que habia tocado una parte intima de su pasado, avivado un gran dolor.
Escuchó entonces atenta la respuesta
Carolina, que mujer sensible no ha sufrido, ¿quién no ha llorado por una hombre si se considera mujer?,
¿Quien no amó y la deseó con locura a ese hombre.
Su hombre.
Carolina observaba ahora como Malena, se empezaba a quebrar
Malena, a su vez se tomó su tiempo...
En proseguir, que se le antojo a Carolina era demasiado largo,
Si Carolina he perdido en el pasado a un gran amor!
El único créame joven y el más grande mi vida!,
¿Pero es raro?. Y... se calló
¿Raro, eso es raro Malena? le dijo Carolina
Si dijo Malena con gran entusiasmo a ello, jamás lo habia confesado.
¿Pero porque Carolina me llevaste de entrada a declarar semejante cosa?,
Y preocupada le dijo:
¿ Yo te conozco y no sé de donde Carolina, tu rasgo me recuerdan a alguien?.
Pero volviendo a la anterior respuesta, Malena se lamentó de inmediato de haberlo expuesto:
¡Carolina era realmente inteligente!.
OH... casi de inmediato y no esperando que Carolina le preguntase, dijo alterada.
¿Carolina?
¡En verdad dímelo!.
De no ser así, no me enojaré.
¿Eres periodista?.
O
¿Te trae aquí algo más?.
No le contestó Carolina, soy una futura periodista...
¿Pero en realidad me trae algo más, Malena?.
¿Qué?
Le contestó Malena asustada.
Una historia, pero muy singular mas bien rara y personal, que quiero que de alguna manera tu me guíe, ahora empleando tu historia.
Mi historia, que tiene en común con una historia personal tuya, Malena.
¡Como mujer¡ le aclaró para suavizar la dureza de Malena, contestó Carolina.
¡Hay hija sabia ni bien té vi y juro que le pensé, que al entrar que algo más que una inexperta periodista y joven mamá!.
Entraba una mujer muy confundida y dispuesta a saber más de lo que dejó entrever en una simple charla telefónica.
Pero bien Carolina, ahora soy yo quien te escucha.
Hace tiempo, y más de cuatro años que descubrí por casualidad en mi casa, en ausencia de mi madre y a la muerte de mi padre, una serie de notas y diarios de época... En donde se veía a una mujer muy bonita bailando en Panamá.
Y de inmediato al leer la nota al pie, vi una nota que decía.
Para Gustavo en un mal día que nos volvió a unir.
Eras tú sin duda, Malena en la de la foto y Gustavo.
Era... mi padre.
Malena de inmediato empalideció.
Además prosiguió, Carolina un mapa donde marcado con fechas y diversos lugares que después investigando por los diarios de la fecha, tú hubiste de haber bailado: Panamá, México, La Vegas y finalmente Japón.
Pero tambien había un mapa de la Argentina.
Y muy gastado y donde estaba gran parte de tus giras interna.
Y dos palabras:
Mar del Plata y Rosario.
En realidad, a ello no le preste atención hasta que a los meses cuando mi madre me mandó a sacar y regalar las cosas que en vida habían sido de mi padre al mudarnos, apareció en el fondo de casa, al retirar un armario una abertura en donde se veía una gran caja con un candado de combinación junto a un paquete de revistas como Radiolandia o Para Ti, que al mirarla todas se referían a reportajes tuyos de la época.
Intrigada por lo que contenía la caja que era de muy buena calidad, la oculté de la vista de mamá, porque algo así sentí que no debía mostrarla ya que si mi padre la ocultó tan bien allí guardaría algo que solo él querría conservar
Malena ahora la devora con la vista a Carolina, mas con ello se le empezó a notar una cierta y casi precisa idea de lo esa mujer con sus detalles la uniría mas de lo que sé imaginaria.
Sigue Carolina sigue,
¡Es muy interesante lo que, me cuentas!.
Bueno...
Cuando nos establecimos en departamento nuevo decidí a los días llevarla a un cerrajero
Después de un rato no pudo establecer la combinación a lo cual me sugirió que romperla sería la solución más lógica.
Entonces la lleve a casa y un día para cuando mamá salió, recordando la forma que me explicara el cerrajero y las herramientas del portero, la rompí pero con sumo cuidado en no destruir lo que ella contenía
Vamos, Carolina sigue por favor sigue contándome.
Bueno como te decía Malena con sumo cuidado rompí las trabas me costaron mas de dos hora de trabajo pero al fin lo logré.
¿Y no sabes lo que me encontré?.
Un atado de cartas, bien selladas por fechas y de letra irregular la de la mujer y muy técnica como la que en vida usó mi padre.
Una foto y un pañuelo manchado con algo ya marrón, con la iníciale M
De buena calidad y hecha a mano.
Una foto, que el lugar me parecía Lujan donde se veía a dos jóvenes abrazados y decía
Enero del 70.
Los que estaban en la foto era
Mi padre y vos Malena
No puede ser... Dios no puede ser.
¿ Eres la hija de Gustavo?
Si Malena.
Un prolongado silencio abarcó ahora a la sala
Las dos mujeres no dejaban de mirarse
Malena con sus ojos nublados y Carolina expectante de una respuesta que ella de ante mano ya sabía.
Carolina intuía además que habia penetrado en un oscuro lugar en el corazón de esa mujer...
Y que habia tocado un misterio que sí eso lo sabia bien, nunca Malena lo habia revelado.
Fue al menos fiel a la memoria de Gustavo.
¿Corolina, tú creerás saber que fue tu padre, en mi vida?.
Sí pero Malena no quiero... y deteniéndose en lo que pronto le diría:
¡Que me digas nada que enturbie la imagen que de él tengo junto a mí madre!.
Sabes Malena,
¿Siempre me pregunté porque el nunca quiso contarme de su otra novia?
Sabia por mi madre que la habia tenido, pero nunca me dijo quien era, ni como era pero jamás...
Mi padre nunca quiso que en casa se escuchase, el tango.
Decía, una música triste y que hacía mal.
Lo odiaba, y odiaba todo lo que lo relacionara con el tango.
¿Pero quiero que me cuestes de mujer a mujer?, se lo mas sincera si ello me permite
¿Que fue mi padre en tu vida?
Todo, eso fue Gustavo en mi vida Carolina.
Él fue mi único hombre,
El que me hizo mujer
Y a la que amé más que a mi vida pero...
No te alteres.
Respetó a tu madre
Jamás desde que rompimos lo volví a ver
Un día un mal día a la tardecita me enoje mal con Gustavo pretendía movilizarlo a algo que al tiempo nos costaría caro y eso me costó todo a mí.
Mi idiotez hizo que cuando más lo necesitaba al año de habernos separado y sabiendo que él me buscaba, no quise ir en su encuentro, decirle que aun le amaba y...
Que me perdonara,
Que fui una idiota.
A los dos años fui decidida a buscarlo, no aguantaba mas estar sin él.
Me escapé de casa, viviamos en Rosario.
Pero él es habia mudado, los vecinos no sabian hacia donde y yo volvía a Rosario.
Y no me atreví a buscarlo como Gustavo hizo por mí en Rosario.
Al tiempo supe que habia ido a trabajar al interior y mucho mas tarde que sé habia casado con la que es, tu madre.
Alicia así se llama, Malena, mi madre.
Bueno Carolina, estando una vez en mis últimas actuaciones, en Panamá una noche lo vi
Había venido mandado por la empresa en que trabajaba
Estaba junto a un amigo.
Gustavo me miraba con angustia.
Le llamé algo después al camerino
Él vino.
Se sentó en una silla sin decirme nada, solo me miraba.
Estudiaba mi cuerpo.
Aprendimos cuando éramos novios a conocernos solo con la mirada
Y no habia perdido ese mágico sentido de vida
He cambiado, no Gustavo
Si me contestó.
Y yo también lo he hecho
Cambié pero aun estoy dolido, me dijo tu padre.
Te propongo, siguió diciendome que tomemos esta botella, (la que sacó dentro de su saco)
Tráete dos copas,
Y tomemos por los viejos tiempos:
Esta noche, amiga mía,
el alcohol nos ha embriagado...
¡Qué me importa que se rían
y nos llamen los mareados!...
Cada cual tiene sus penas
y nosotros las tenemos...
Esta noche beberemos
porque ya no volveremos
a vernos más...
Fue sin duda dijo Gustavo muchos años después, mi peor noche.
Estaba allí Malena y yo mirándonos,
Nuestro pasado nos envolvía dentro de la pieza ridículamente
En derredor de una botella.
A mí me parecía que el pasado volvía en ese instante
Pero un mar de incertidumbres nos distanciaban
Y lo fue más a medida que el alcohol avanzaba en nuestros cuerpos.
Malena me miraba y en sus ojos logré ver
Los días felices, en donde todo nos parecía que no tendría fin
Pero cuando las copas se terminaron y la otra botella de champagne apareció en la mesa también surgió casi mágicamente:
La tarde en que ella me decía que nos casásemos...
Y después mi desesperación al buscarla en Rosario.
Hoy vas a entrar en mi pasado
y hoy nuevas sendas tomaremos...
¡Qué grande ha sido nuestro amor!...
Y, sin embargo, ¡ay!,
mirá lo que quedó...".
Casi embriagado por el alcohol me fui de ese lugar, le siguió comentando a su amigo:
Para siempre
Cuando me iba creí oírla llorar,
Pero no volví, ahora si que era yo quien tomaba la decisión:
La peor de mi vida.
No supe más de ella.
Y en verdad no quise mas saber de ella.
Carolina una noche, después de casi quince años le vi o él vino hacia mí.
No importa eso.
Nos encontramos al final de la reunión del show.
Él bajó a mi camerino y traía entre su ropa una botella.
Hablamos y hablamos casi más de tres horas, tomando.
Habíamos al final de la noche bebido muchísimo.
Y cuando él se iba, le supliqué que nos amásemos esa noche, que no me dejara sola como el día de nuestra separación.
Carolina yo estaba borracha, muy mareada y lo busqué a ese hombre.
A mi hombre de ayer y de siempre.
Pero en él habia algo mas que dolor.
Algo que le retenía, impidiéndonos amarnos.
De ello me di cuenta mucho después.
Me buscaba en el pasado el pasado de aquellos días en que éramos y fuimos tan felices, y no me encontró.
Yo me di cuenta de ello cuando le vi irse.
Entre el alcohol perdí mi esperanza de volverlo a encontrar, pero de algo yo ya sabía.
Ya no era el mismo Gustavo que una tarde partió de mi casa,
Era un hombre que quería cerrar un pasado y que fue a buscarlo esa noche.
Y creo que lo encontró.
Yo allí en ese camerino cerré mi pasado, pero fue la angustia de volverlo a ver que hizo que también cerrada mí presente.
Hacia tiempo que deseaba abandanar la carrera, y allí me convencí de ello.
Cumplí lo convenido y retorné a Buenos Aires, pero nunca mas quise buscarlo ni quise saber de él.
Hasta hoy que llegaste acarreando un pasado que lastima.
Pero no te culpes, tuviste un padre ejemplar lastima que a la vez no hubiese sido mi marido mi hombre,
Pero jamás le engañé.
Jamás fui de otro.
Solo de él.
Ahora Carolina que conoces una parte íntima guarda el secreto,
Es una confesión de dos amigas y que nos unió un mismo hombre tu padre, y mi amor.
No se lo cuentes a nadie.
Ni lastimes a tu madre con mi presencia, tan solo redescubre una parte de padre que él mantuvo guardado.
EPILOGO.
Almagro abril del 2003.
Carolina cerró el diario.
Escuetamente en la página de espectáculo del diario, anunciaban la muerte de la diva del baile.
Malena falleció victima de un ataque de corazón.
Habían pasado más de siete años desde aquella tarde en que conoció Carolina la verdadera historia de Malena y su padre, y ahora por fin esa historia descansaba en paz.
Ciertamente sus últimos contactos con Malena fueron escasos y siempre por teléfono, las dos mujeres habían incentivado una relativa amistad.
Carolina jamás la volvió a visitar a su casa de Palermo.
Malena con serios problemas artritis, los dos últimos años la mantuvo casi inválida.
Con el tiempo, y su segundo embarazo, a Carolina no le quedaba tiempo para llamarla y un día ese hilo que las mantenía juntas se cortó.
En cierta manera con la muerte de Malena y mucho antes de su padre, la esencia de ese amor quedaba ahora oculta por el tiempo.
Carolina jamás habló de ello con su madre y ciertamente no se lo confió a su esposo.
Era una historia de amor, que solo les perteneció a ellos dos.
Solo a ellos...
Gustavo Gabriel Camisasca
Contemporáneo.
Buenos Aires
Argentina
Recopilado y mejorado en mayo 2004.
Guardase como copyright Camialmundo.
Con derechos propios.
De publicarlo mencionar al autor.
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