En una lágrima hallé al fin de nuevo el oro nuevo que no soñé. En una lágrima conseguí reconocer los doscientos rostros que otrora este rostro mío fue. En una lágrima gritamos juntos: ¡que le jodan al tiempo! Y despertamos mudos. En una lágrima tan sólo una pestaña fuera de su sitio.
Texto agregado el 21-04-2009, y leído por 112 visitantes. (1 voto)