Ahora entiendo a los suicidas de amor.
Ahora entiendo su llanto, su pena, su desahogo, su salida.
Ahora entiendo a la vida, cuando se trata de la muerte.
Ahora entiendo el encanto de la muerte, que se aferra a lo perdido para hacerte caer por tu cuenta.
Ahora entiendo a ciencia cierta al dolor.
Ahora entiendo a las mediocres lágrimas que caen por la gravedad, arrastradas, y no se pueden quedar ahí, estáticas.
Ahora entiendo al dolor de la eternidad.
Ahora entiendo tu amor y mi locura, tu pasión y mi desenfreno; ahora entiendo tu odio y mi cuerpo; ahora entiendo tu dolor y mi llanto; ahora entiendo tu silencio y mi soledad.
Ahora entiendo a tus estrellas, el azul de lo infinito; ahora entiendo tus teorías, y trato de entender tu felicidad.
Ahora entiendo el encanto de tu vida, ahora entiendo mi muerte.
Entiendo tus hijos y los míos, no sé si entienda a los nuestros.
Ahora entiendo mi miedo al fracaso, y el final del mismo túnel.
Entiendo mis pasos y cada derroche de perfume.
Ahora entiendo que me amabas.
Ahora entiendo que me odias.
Ahora entiendo el lazo entre el orgullo y el perdón, ahora entiendo mi amor.
Ahora entiendo la naturaleza de la desnudez, ahora entiendo tu mano izquierda.
Ahora entiendo el dolor, y lo voy conociendo.
Pero no te entiendo a tí. |