Revoloteas en mi mente
como el cigarro en mi mano.

Apareces en mis segundos de tristeza,
pero te vas tan rápido
que no distingo si es real
o un suelo.

Zurces heridas
que son más fuertes que sus ataduras
o quizás es solo la sangre que las hacer reventar.

Revoloteas en mi mente,
como el cigarro en mi mano.

O como el sonido en los músculos,
como el vibrar de mis pasos;
y la eternidad queda pequeña
comparada con el mirar de mis ojos;
este sombrea mis días
y apunta silencios al pensarte.

Revoloteas
y
revoloteas;
y lo seguirás haciendo…

En conclusión:
Lo más claro de esto,
es el afirmar que los cigarros se consumen rápido.