Mes de Abril… tienes un nombre tan poético, tan musical. Cada vez que pienso en ti, pienso también en la bella estación que en mi tierra cobijas. Las hojas muriendo sobre el pavimento, el relente nocturno. Las calles con cielos de color oro y fuego, que caen meciéndose en el arrullo del viento. El inicio de los fuegos en las chimeneas, el olor a comida casera mezclado con leña. En los campos ves que las cosechas están llegando a su fin y que los vinos se encuentran en barricas esperando salir a luz en copas de cristal… empiezas a ver abrigos y paraguas caminando en las ciudades.
Mes de Abril, ¿Por qué te encuentras condenada a ser nombrada en canciones de tristeza? ¿Por qué manchan tu musical nombre con insufribles penas? Te he escuchado en la canción de unos padres que pierden a su hijo apenas nacido, te he escuchado en la canción de una triste enamorada que esperó por el resto de su vida en el muelle de San Blas a que apareciera de nuevo el dueño de su corazón… y que jamás volvió.
Si supiera el mundo que mi corazón se llena de gozo al ver las hojas morir en el viento, el comienzo del letargo de la vida para que aparezca de nuevo en primavera con sus vivos colores. Abril, en mi tierra eres la plenitud de la muerte, el crepúsculo de la vida, pero lejos de ser una muerte obscura y amarga, eres una muerte llena de color y de vida ¿Será entonces, que así debe ser la muerte? Naturaleza, eres una sabia maestra. Nunca se necesitó profetas para decir cómo vivir, sólo basta observarte y tu conscientemente nos repites el mensaje incluso todos los días, para que alguna vez lo pudiéramos entender… El amanecer, el alba, el medio día, el crepúsculo y el anochecer. Un amanecer donde todo se renueva, el alba y medio día siendo la juventud y plenitud, el crepúsculo, cuando uno se da cuenta que la vida no duraría para siempre. El anochecer, cuando se va a descansar para siempre… que la vida es un ciclo.
Trabajar como uno solo para el bien de todos, como las hormigas. El cielo siempre hermoso es celeste y debemos conservarlo del mismo color. El árbol que a pesar de las rocas, es capaz de crecer; como el individio tenaz y fuerte, que debe soportar cualquier situación, pero logra igualmente su objetivo. Que la rama de sauce no se quiebra por el peso de la nieve, porque es capaz de doblarse… porque ser demasiado rígido a otras ideas no te permite vivir… ¿Cómo una rama te va a enseñar la capacidad de escuchar? Sólo en este momento me doy cuenta la magnitud de la lección. Que los árboles no crecen sin raíces, lo que me dice que el hombre necesita algo en qué afianzarse. Los agapornis, avecillas que aman su pareja hasta el día de la muerte. Que todo evoluciona y se adecua, como el hombre que debe afrontar sus propios temores y cambiar.
Naturaleza, nos das tantas metáforas y el hombre nunca te ha entendido, a pesar en tu infinita sabiduría y que a veces eres cruel, nos tienes paciencia.
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