Y se van apagando uno tras otro, como pedazos de paja, como una hilera de fichas de domino.
Las cenizas caen, otras se dispersan y vuelan en el denso aire de este lugar.
Los demonios miran, acechan, el humo los cega.

Solo quisiera tener la cordura y la cobardía suficiente para dejar de luchar.
Atar todo y tirarlo al rio, el dolor y los recuerdos pesan lo suficiente como para irse con la corriente que se hace cada vez más fuerte.
La brújula no señala ningún punto, es como si el norte se hubiese ido con el huracán de sentimientos que vivimos los dos.

Y yo solo puedo ver lo que quedo, pedazos rotos, irreparables.
Que me astillan mis manos y me impiden tocarte.
Que ahogan mi garganta con nudos y nudos de desilusión.

Esta noche caeré en cenizas.
Esta madrugada será la cita con lo que vos dejaste.
Y mañana será otra pesadilla interminable al aceptar que no estas, no estamos, ni estarás.