TEXTO 1- Julieta la desgraciada. Alias “mi caperucita del siglo XXI”
¡Que sexy y fina me veo! Soy el mejor conjunto de lencería que alguien haya podido crear. Se que me veré hermosa en Julieta, nadie mas digna que mi propia creadora para lucirme. Aunque Julietita es una adolecente nada ingenua, ella me produce mucha lastima. ¡Pobre chiquilla! Como se le ha ido desmoronado su vida desde que sus padres fueron llevados a prisión, Acusados de profanación de tumbas, canibalismo y necrofilia.
¡Todo esta tan terrible en este siglo! ¡que ya ni los muerticos se salvan!
Recuerdo cuando Julietica me estaba dando los últimos toques confesionistas…
¡Como acariciaba mi seda y envolvía su cuerpo con mi encaje! Además no paraba de suspirar y sonreírse, al mirar la foto de aquel hombre del cual ella se había ¡enamorado! Pero la verdad es que cada vez que el viene a visitarla y entra al cuarto de ella, me da la impresión de que es un ¡depravado¡
¡el es un atrevido! se la pasa oliendo las prendas intimas de mi dueña y no pierde oportunidad para manosearme y olfatearme.¡¡Es tan asqueroso¡¡el me produce mucho miedo¡¡Ese tipejo no es un hombre¡¡Yo diría mas bien que es un lobo!…Mi dueña es una joven que a decir verdad solo cuenta con su abuelita (una anciana muy sabia y cariñosa). Julieta, desde la desgracia ocurrida a sus padres ha tomado la rutina de ir todos los días de visita a casa de su abuela... Julietita se hace dos trenzas en el cabello, se coloca su abrigo rojo y lleva consigo una canasta, donde echa las flores que va robando por el camino de los jardines de los vecinos.
Su abuelita de forma cariñosa la llama;¡ mi caperucita del siglo XXI¡…-Cierto día- Se disponía Julieta a ir a casa de la abuelita, Pero antes de salir, busco en el armario y me saco a mí de las gavetas…Yo estaba tan emocionada porque al fin mi sueño se iba a hacer realidad…¡estaba feliz¡, pues Al fin Mi dulce Julieta, había tomado la decisión de llevarme puesta en su cuerpo.
Nos dirigíamos hacia la casa de la abuela y estando muy cerca de ahí, mi caperucita del siglo XXI, Fue agarrada por la espalda de una forma ¡salvaje! A la misma vez, ella y yo, sentimos como éramos magreadas de forma violenta por un sujeto y sus ¡¡asquerosas manos!! El le tapo la boca para que ella no gritara Y la agarro con tanta fuerza, que ella no pudo evitar que aquel maldito infame ¡la violara!
Julieta solo deseaba ¡morirse!… Y yo ya estaba todita destrozada…
¡Moribunda como mi dueña!…
Durante aquel acto infame, ella no pudo ver el rostro de aquel sujeto porque lo llevaba cubierto con un pasamontañas. Pero después de que él terminara tan desgraciado acto, procedió a quitárselo delante de ella… ¡¡Vaya sorpresa la que recibió mi Julieta!! Al ver que el agresor era el tipo que ella amaba…¡¡Yo tenia la razón!! Él era un lobo disfrazado de hombre.
¡Hay Pobre Julieta! ¡Y pobrecita yo!… Ella ahora esta vacía, muerta en vida, sin fe… ¿Y yo? ¡¡yo estoy desgarrada!! Esperando el momento en que Julieta, mi creadora, mi dueña…
¡Me bote a la basura!
TEXTO 2 -Paraíso Catódico
Las fragancias eléctricas en el montecillo de carteles urbanos impregnaban los caminos de acero inoxidable mientras el rumor carbónico de los bondis etéreos llegaba disparado desde otros tiempos y otras alturas, donde esquivaban rascacielos vestidos de serpientes multicolores enredadas en zumbantes electrones. Mastodontes paganos con alas de quince minutos e infinitos ojos parpadeantes de cortinas con crispante sangre blanquiazul.
Yo era una cosita, un juguete, un tecnócrata de filosofías diagramadas en laboratorios libres de polvo, una luz de zaguanes y una sombra de relámpagos, un simple acompañante de un millón de ringtons polifónicos bajados desde unos pocos números evolucionados de megalodontes con vísceras de uranio. Vestido con luces intercambiables multicolores, endurecidas a puro malevaje corporativo… y telecomunicando con albedrío de tristezas limitadas, nirvaneaba sobre la mayoría de mis plastificados y silicateados amigos de tres volts.
La Niña de mirada cromada y capa de rubí infrarrojo se había sumergido en el bosque cuadriculado de árboles iridiscentes hacia la morada de su abuela preatómica. Yo a su lado con mis amores de megabytes, mis piernas de engranajes y mis brazos satelitales. Ella, entonces, mi amiga, mi mejor amiga artificial y yo su dueño sutil, su amo en sombras, su titiritero de lenguas comprimidas. Ignoraba que en lo más profundo aún se encontraba el seductor bestial, venido a lobo vitrificado de colmillos catódicos y necios ojos de fósforo.
La bestia, goteando hambre astuta y primigenia desde los diodos olvidados en viejos museos de arañas tejedoras de polvo y micromuerte, se había lanzado en tiempos sin recuerdos, entre cielos de cristal y nubes fabricadas, hacia la casa de la abuela preatómica. Había llevado su muerte en zarpas radiactividad y risas idiotas, ensayadas electrónicamente. Ahora, acechando entre senderos coaxiles ennegrecido en caucho y ficción, esperaba la llegada de La Niña… Mi Niña.
Mal disfrazado su pelaje de promesas y videoclips nos recibió entre cartapestas binarias y eléctricas líbidos, hediendo a nostalgias de infinitas nadas. Se encendió adulterado en los cromos de Mi Niña, manchando sus neuronas de cristal entrelazadas con las mías, sometidas a las mías, devoradas por las mías… la disputamos e incendiamos poemas líquidos cantados por ballenas y derrumbamos aires sin barrotes a tumbas de postales. Y digitalizamos el Cosmos con piezas de ajedrez en los mercados de la bolsa. Y Mi Niña de mirada cromada y capa de rubí infrarrojo se estiró en la cama con sábanas bordadas en sexos pixelados, convertida en reina y peón y torre y fusil y herida del alma empaquetada en polietileno. Y se entregó desde mis hilos, mecida en la balanza de la impiedad, al adormecimiento de los rumores carbónicos
En otras vidas de ángulos camuflados en savia y espíritus encarnados en aceros vírgenes sin sangre blanquiazul ni enjambres de electrones zumbantes, los leñadores con brazos de valhallas y olimpos lamentaban sus pies de humus y destellos de prometeos perdonados sin espejitos de colores ni caballos ni manadas de búfalos en las patagonias de John Milton.
TEXTO 3 -La Caperucita Siglo XXI
Aun no entiendo los motivos por los cuales justo después de llegar a casa me puso en este cajón con unas llaves viejas, una de ellas un poco oxidada, tres baterías doble A que seguramente están aquí guardadas desde hace varios años, dos lapiceros dañados, papeles rayados por ambas caras, ganchos de cosedora y clips usados y doblados, un par de audífonos que un día supe que tenían mucho brillo, o muchos bajos, o algo así que igual tampoco me importa porque lo que quisiera es no haber salido nunca del mostrador, o al menos no esa tarde cuando la encarnación de todos mis odios, él, llegó a decir que quería un celular en plan económico porque no necesitaría usarlo mucho, claro, porque con esa personalidad a quién le interesa llamarlo, o quién quiere saber si estás enfermo o si quieres salir esta noche, flaco, mira que hace rato no nos vemos, aprovecha que es viernes, pero no, a él no le importa y entonces me toca a mí encarnar el debate existencialista que tienen algunos humanos, gracias a la obstinación de este sujeto de no encontrarme necesario en lo más mínimo ya que así como no lo llaman tampoco le importa llamar a su tía a ver como sigues de la artritis, maldita enfermedad que te está acabando, o enterarse de lo que pasó ayer cuando deliberadamente decidió no asistir a la reunión, por lo que tendrá que llegar mañana como si nada hubiera pasado esperando que lo pongan al día en los detalles en lugar de haber telefoneado a Luis para que me cuentes cómo estuvo todo, yo traté de llegar pero tu sabes, el tráfico de esta ciudad es imposible a esas horas, y al final de la conversación y de tanta mentira preguntarle si había planes para el fin de semana porque hemos trabajado duro todos estos días y, ya ves, no estamos mal de plata así que podríamos hacer algo, además la nueva encargada del departamento de publicaciones no hace sino preguntarme por ti, y es lo mismo, a el le interesa llamar a sus colegas tanto como el resultado de un certamen de belleza o el número en que cayó la lotería la semana pasada, lo cual siendo él geoarqueólogo y sus preocupaciones limitadas a sedimentos, análisis de susceptibilidad magnética, mineralogía y otras tantas estupideces de las que nunca quisiera saber algo, queda reducido a lo mismo que se ve reducida mi existencia en tanto se prolongue mi estadía en este manicomio de veinte por veinte por diez en el que las baterías doble A me empiezan a llamar como el muchacho que era nuevo y que nunca entendió que para aquél maniático había incompatibilidades entre sus intereses y la naturaleza del aparato que por seguir un instinto de manada alimentado por los medios de comunicación, y la propaganda de caperucita roja hablando por un teléfono celular, decidió comprar atraído por un descuento en una lluviosa tarde de abril.
TEXTO 4 -De como Caperucita fundió a su padre
Esta historia, data de unos meses atrás, y yo que fui testigo de este desastre. Habré de relatárselos, sencillamente, para que no les ocurra a ustedes con vuestros hijos.
Soy la tarjeta de crédito del señor Arturo Roja.
Resulta que el muy buen señor Roja, no ha tenido mejor idea que realizar una extensión de mí, a su queridísima hija Caperucita.
Maldecirá el pobre, por toda su vida esta inapropiada decisión.
La tierna niña, que todos los días, desde muy pequeña, atravesaba el bosque para ir a visitar a su abuela, entro en la adolescencia. Harta de esa rutina, y de su boba vestimenta, y de su ridícula canastita se revelo ante su podre y le dijo: basta ya de ser mandadera de nadie, ¿qué se han creído que soy su mula? Si quieren que siga con esta estúpida rutina de ir a ver a la vieja cada día, reclamo una extensión del plástico yaaa.
Y como ya les he contado el señor Roja, es un buen hombre y cedió al reclamo de su hija, preocupado pensando, como todo padre del siglo XXI, que si no lo hacia la joven podría fugarse del hogar.
Luego de darle la extensión, partimos al shopping, obviamente Caperucita y yo.
Uff mi Dios me duele el lomo, de tanto pasar por ranuras, pensé en silencio, esta pibita me esta haciendo de goma, pero bueno, atendiendo a la preocupación del señor Roja y no queriendo ser responsable de la fuga adolescente cedí a sus deseos.
Regresamos tan atestados de bolsas que debimos tomar un taxi.
Y no creerán que eso fue todo, muchos viajes he hecho con la joven, excursiones interminables a cuanto shopping hay en la ciudad.
Por un error del correo, que aunque parezca mentira, en el siglo XXI, aún funcionan pésimo; el señor Roja no recibió su resumen en ese tiempo.
Una tarde calurosa de setiembre, la bella y candorosa Caperucita, mientras tomábamos algo en el patio de shopping, me confesó que esa era una tarde muy especial, compraría lencería erótica, siiiiiiiii, no se asombren; lo interesante será saber ¿porque?
Así fue que la joven, me contó que se había cruzado al lobo en el bosque, y él le aseguro que en la mañana del día siguiente se la iba a comer.
Compró pantis caladas negras, una capa roja de seda, un sutien de encaje, que hacia juego con una tanga que dejaría mudo al lobo....
Al regresar, a lo lejos divisamos una ambulancia, los vecinos se agolpaban en la puerta de la casa.
Bajamos presurosos del taxi y Caperucita preguntó ¿qué ha pasado?, su madre, con ira en los ojos le respondió: tu padre ha muerto de un infarto, ha llegado el resumen de la tarjeta.
TEXTO 5 -IDULSA
Este es el contestador automático del teléfono celular 113 141 4 15 18. Mi dueño está ocupado resolviendo unos asuntos profesionales en el aserradero y les atenderá en cuanto pueda. A estos efectos, hablen claro y dejen su número de teléfono. Pero si desean una respuesta inmediata, sin parlamento alguno mediante, guarden silencio primero y, luego, cuando se inicie la Obertura de Guillermo Tell, del maestro Rossini, digan en voz muy alta: 1, si Caperucita salió ya de su casa; 2 en el caso de comenzar una alerta anti- alimañas en el bosque, con peligro de atajo; 3 para denunciar el primer almuerzo del día de entre los varios a los que acostumbra el lobo, probablemente a costa de las carnes añejas de la abuelita; 4 toda vez que conozcan la determinación animal de travestirse a fin de sustituir a la anciana que despachó y engullir así también a su nieta. Sólo cuando empiece a ser demasiado tarde y peligre la vida de la artista, antes de la respuesta a la pregunta de los dientes grandes, teclee 5555: con ello queda activada la secuencia de alarma total y máximo peligro, mecanismo que posibilita la ejecución de los protocolos correspondientes a la Intervención De Urgencia Leñador Siempre Atento, IDULSA. Gracias por su colaboración y siempre a sus órdenes.
TEXTO 6 –CAPERUCITA SIGLO XXI
Habían trabajando toda la noche en el escaparate para que, con las primeras luces del día, quienes pasaran frente al negocio pudieran verme.
Si tuviese que definirme, diría que me sentía hermoso, diferente al resto, de hecho, me habían ubicado en un lugar preferencial. ¿Mi color?, rojo brillante (bastante transparente por cierto), con bordados y puntillas negras. Tres partes separadas formaban mi todo.
El lugar donde me exponían era la mejor lencería de la zona. Miles de mujeres oficinistas no podían evitar verme. Casi sin excepción se paraban frente a mí y dedicaban algunos segundos de su tiempo a observarme, pero todas terminaban igual, alejándose al ver a los pies del maniquí que me portaba, un cartelito indicando mi nombre y valor: Conjunto de lencería erótica. € 300.-
Fue en ese momento que pasó por el lugar Katia, una hermosa morena de ojos color verde como el mar profundo. Caminaba protegiéndose del frío y el viento con una hermosa capa de paño rojo rematada con una caperuza de igual color que tenía como notable efecto secundario, el realzar aún más la belleza de la joven. Era un regalo de su anciana abuelita a quien ella diariamente visitaba. Se detuvo y al verme sus ojos brillaron intensamente mientras una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.
Minutos después se paró frente a la vidriera un hombre elegantemente vestido, un detalle en su vestimenta le daba un toque de distinción que lo destacaba del resto de los caminantes. Sobre el bolsillo de su abrigo azul, tenía bordado un escudo cuyo motivo central era un ancla. Me observó, ingresó al local y dirigiéndose a la vendedora me señaló.
-¿Querrá comprarme? pensé.
-Disculpe, dijo la vendedora. Aún no ha ingresado el lote de esa mercadería para la venta, el de vidriera es el único, está de muestra.
-Sucede que debo hacer un obsequio y quien lo recibirá quiere ése. Me ha dicho que el talle le irá perfecto dijo el hombre y acercándose, tendió su mano y me prodigó con sus dedos una caricia libidinosa.
La vendedora no lo dudó, le regaló una sonrisa cómplice al cliente y me llevó al mostrador para prepararme. Mientras desnudaba al maniquí dijo:
-¿Lo envuelvo para regalo verdad?
-Si, por favor, pero quisiera agregar ésta tarjeta.
En la misma, pude leer:
“Katia, siempre te llevaré dentro de mi” y una firma ilegible.
Antes de cerrar la caja, en la que entre papeles de seda me guardaron, pude ver el gesto de quien me estaba comprando, era como si se mordiese los labios.
Pensé en Katia…
Mientras el cliente pagaba, la joven le dijo:
-Disculpe, ¿el escudo que tiene bordado es de la marina?
-No señorita, si bien soy un ex marino, es del Club Náutico Baleares donde guardo mi yate.
-Entiendo, dijo la muchacha y agregó sonriendo, desde que Ud. ingresó al local pensé que estaba frente a auténtico lobo de mar.
-Así es, le respondió. Guiñó un ojo, dio media vuelta y nos fuimos.
TEXTO 7 –LA DORADITA
Puff! estoy agotada, fue uno de esos días tan intensos. Hecha pedazos.
Un lujoso contenedor de bronce, por lo menos tendré un respiro. Era justo lo que necesitaba.
-Si, bueno, no creas que es fácil, aquí cae cada uno. Hay que ver mi paciencia…
-Un momento, ¿no lo dirá por mí? Yo no soy cualquiera, me presento: “Soy la doradita Diners –Card ( toma, se lo dije).
-Serás la doradita, pero mírate ahora ¿Qué te pasó amiga?
-Si me tira de la lengua, no me queda otra alternativa que responderle.
-Está doradita, pero apurate, no la hagas larga; a las cuatro te tenés que ir.
-Bueno, le contaré; mi dueña la mejor, la única, “Caperucita Roja del siglo XXI”.
-Ja, ja, ja lo único que me faltaba, otro cuento para niños. La semana pasada fue el de “Blanca Nieves y los siete demoñitos”.
-Un momento no se lo permito, guárdese esa risa socarrona. Esto es bien serio.
-Bueno dale piba, ya me cansaste; larga el rollo.
-Resulta que ayer por la tarde, Caperucita me retiró del banco, yo estaba reluciente en un impecable sobre blanco. Más que felices salimos de allí y nos fuimos de shopping. Entramos a todos los comercios que usted pueda imaginar: zapatería, perfumería, pilchería, marroquinería… y por ultimo pasamos por uno de coffiure mas prestigiosos de la zona. Nos compramos de todo, va, ella compró y yo pagué.
Mientras peinaban a mi reina, me enteré que esa noche teníamos una cita con un tal “Lobo Feroz”.
Todo listo, cerca de las veintidós llegamos a Puerto Madero. ¡Qué lugar, mi santa Diners – Card! Un restaurante, súper top. Cenaron los mas exquisitos mangares y bebieron el mejor malvec de la carta.
Llegó la hora de pagar y... adivine ¿qué?
-Dale doradita, dejate de joder y contame.
-Un poco de suspenso no está de más…
-El buen Lobo Feroz, había perdido su billetera, pero la verdad yo no me lo creí.
-¿Y? ¿Quién pagó?
- Si vos, dale ¿y?
-Bueno ya le cuento: seguimos la noche en un boliche, de allí a un hotel cinco estrellas. Lo único que vi del hotel fue el lobby, lo que ocurrió en la habitación; se lo debo, porque fui a parar a la cartera y no vi nada. Solo me tocó pagar otra vez, je, je, je.
Esta mañana llegamos acá para desayunar, y mí querida Caperucita excedió todos los límites de gasto. El dueño de la confitería me partió en mil pedazos y así quedé, como me ve, con mi vida truncada.
Y el buen lobito feroz, después de tantos años de intentarlo, se comió a la bella Caperucita
TEXTO 8 –DUERME
Entra, vaqueros ajustados, remera mostrando el ombligo, sandalias y pintada a la moda, nadie diría que tiene solo 13 años.
En su hombro una abultada bolsa del súper.
• Hola abu!-saluda
• Hola – apenas un susurro su respuesta
• Traje todo lo que le pediste a Mami y algo rico para la tarde, pero no se lo digas
Se mueve por la pequeña cocina de la casita, en el antiguo barrio
• ¿Viste la tele?
Nadie responde
• ¿Che abu, no te pudre estar todo el día sin hacer nada?
• La gripe me tiene mal
Jimena sigue comiendo
• Juguemos a algo abu
• ¿A que?
• Cuando entre y te vi me acorde del cuento de Caperucita, solo te falta la cofia, pero como te tapaste hasta la cabeza… da igual- dice riendo
• ¿Si?
• A las preguntas, estoy aburrida, sino me voy – comenta la chica- Empeza vos
• Que ojos tan grandes ojos, abu
• Para mirarte mejor
La risa de Jimena resuena en la habitación
• ¿Como vas a pagarme el haber venido a traerte la mercadería y hacer la comida?
• Con un beso
• ¿Nada más?
• Con mi celular
• Es viejo.
• Con un abrazo
• No vale, me lo das cuando me voy
• Uf, que difícil
• Siga participando –responde riendo Jimena
• Ya se, la tarjeta de crédito
• Si, eso lo acepto
• Ahora veni a darme un abrazo y un beso, nieta interesada
Jimena sigue riendo, sentada en el sillón
• Dámela, tenemos el mismo nombre y Silvina no me pedirá documento
• Esta chica – dice la abuela – sacala de mi monedero y la plata de las compras
• Bueno
Se levanta va hasta la cómoda y saca de un cajón el monedero, toma la tarjeta y el pago.
Jimena vuelve a la cocina y en pocos minutos prepara la comida
Al volver se acerca a la cama
• ¿Que me diste pendeja de mierda? – dice el ocupante de la cama, retirando la ropa
Jimena ríe.
• Las pastillas de la abuela, cretino.Vas a dormir hasta que venga la cana a buscarte
• ¿Creíste que era tonta? Ni bien entre a la habitación, vi el tamaño de tus pies mi abu calza el 36, vos 43
El trata de levantarse
Jimena toma distancia
• Las voy a matar a las dos
Jimena retrocede aun más, él trastadilla y cae inconciente en la cama
La joven se dirige al baño, abre la puerta
• ¿Abu, estas bien? – su voz denota angustia y miedo -
• Si, querida ¿cómo te diste cuenta? no hablaba por miedo a que te lastimara, recién llego y justo metías la llave en la puerta, por eso me metió acá y me dijo que si gritaba te mataba.
• Abu, este es un ladrón muy boludo, no sabe que odiamos en cuento de Caperucita
Se abrazan la joven ríe, la anciana llora.
¿El lobo? Duerme.
TEXTO 9 –CAPERUCITA SIGLO XXI
Su destino, tan joven y bella, era salir al escenario, concebir su burdo baile y escuchar esas palabras vacilantes, vulgares, soeces, cotidianas y etílicas.
“El Bosque” famoso por sus putas y su droga, aprisionaba a ella, la “caperucita”, estrella por sus curvas, su sensualidad virginal y claro, su esplendoroso precio. Apodada así por su capucha roja que la protegía de la fría lluvia invernal, siempre temerosa de la Abuela.
“La Abuela” un antiguo homosexual, con excelente gusto para los muchachos negros, este holandés, que con solo internet y marketing, hacia muchísimo dinero con caperucita, raptada y entrenada por el mismo.
Un día común, entre baile, alcohol y éxtasis, apareció “El Lobo” un nuevo y joven pesado del mas grande cartel colombiano, él entro por primera vez al “Bosque”.
Al verla al verla a caperucita, el lobo solo pensó en “comer”.
Las imágenes del baile, las ganas y el eterno deseo de tenerla, lo convirtió en una fiera insaciable.
La abuela, en esa noche, vio al hombre mas bello, todo un dios de ébano, y justo se acercaba a ella; su corazón palpitaba a mil por hora, Lobo le pidió un cuarto y a caperucita, el pobre homosexual enfurecido por la petición, hizo todo para que él no este con ella. Lobo enfureció por el capricho del maricon, sacó un arma, listo para el fatal disparo, lobo vio al barman que llamo a la policía; mato al barman y salió del local.
Lobo no dejo de pensar en caperucita, así que la llamo al celular y fijo una cita. La caperucita atendió la llamada y fue a su cotidiano trabajo.
Al encontrarse, solo con las miradas se reconocieron, sin saber quienes eran, el amor gemido traspiró en ese cuarto, toda la noche, para ellos toda la vida.
Al llegar a el Bosque, la celosa abuela salto hacia caperucita y la golpeo sin contemplación, gritándole que nunca mas lo viera, porque el dios negro era ¡suyo!
Lobo, al enterarse de eso, fue y busco a maldito maricon, al encontrarlo en el Bosque, se tranquilizo y pensó en un plan para matarlo sin que se entre su amada.
Sedujo al homosexual, lo llevo hacia la cama, la enamorada abuela no sabía su cercano destino.
El hermoso negro saco su vieja navaja y le corto la garganta, sin contemplación, pero de pronto se escuchan unos pasos, es caperucita.
él no sabia que desde que entro al Bosque la policía lo seguía, y sabían que él mato a la abuela.
Se cubre entre sabanas, junto con el cadáver y espera el tocar de la puerta.
La caperucita grito a la supuesta abuela que estaba enamora de Lobo y que nunca lo dejaría de amar.
Lobo, dentro de las sabanas, quería salir y decirle lo mismo, pero de repente, unas veinte sirenas unísonas rodearon el lugar. El salto de la cama y le grito a caperucita que saliera del lugar.
Mientras ella salía del bosque, cazaban al salvaje lobo por haber matado a la abuela.
TEXTO 10 –CAPERUCITA SIGLO XXI
- Pizzería “La Cuarentena” buenas noches!
- Si…. Mandame una grande de muzzarella y una cerveza, dijo ella y el olor a alcohol penetro hasta el fondo de mis circuitos
- ¿Dirección?
- Calle del Bosque y circunvalación
- Pero!....Pero! ¿Vos sos la gorda de la capuchita roja? No te mando nada hasta que no pagues lo que debes….Ridicula!. Por el auricular se escucho el sonido del otro teléfono que se cortaba.
- Anda a la puta que te parió!......, Retrucó caperucita largando una bocanada de humo blanco que volvió a entrar entre mis circuitos, apretó el botón de cortar y me revoleó por el aire sin importarle donde caería.
Por suerte en esta casa hay tanto desorden que siempre encuentro algún lugar mullido donde aterrizar.
Esta vez me toco el mugriento y desvencijado sillón. Entre los pelos de los tres gatos y los dos perros callejeros, que también habitan el lugar, me viene a la mente el recuerdo de las buenas épocas. Cuando con los derechos de edición del famoso cuento de la visita a lo de la abuelita, todos vivían felices.
Pero la cosa cambió. Después que la abuelita murió atragantada con una pata de pollo y que el padre quedó desempleado a causa de la deforestación ya nada resulta fácil. Ahora los pibes no leen cuentitos de ese tipo. El papá esta internado con depresión en un neuropsiquiatrico y la mamá se fue a vivir a Orlando con un escritor mediocre llevándose los pocos ahorros que quedaban.
Además tengo que reconocer que caperucita no es muy despierta pobrecita. Tampoco quiere trabajar. Dice que no se imagina a La Bella Durmiente o a Blancanieves trabajando, ni siquiera a los siete enanitos. Para colmo se ha descuidado físicamente y se baña bastante poco por lo que la llegada del príncipe azul la veo cada vez más remota.
Pero……Pero….¿que hace?...No! otra vez buscando atrás del mueble. Que no la encuentre! Que no la encuentre!....Zas ya la encontró!. Otra vez jodiendo con ese revolver de juguete. ¿No se da cuenta que cada vez que lo intenta le sale mal?. ¿Qué no la meten en cana solo porque los policías la recuerdan de la infancia?
Ahora me esta buscando. Que no me encuentre! Que no me encuentre!.....Zas ya me encontró. Marca……….
_ Remisseria “el Tuerca” buenas noches
- Mandame un auto……, uno veloz……., con vidrios negros si es posible
- ¿Dirección?
- Calle del Bosque y circunvalación
- ¿Queeeeeee?........ ¿Vos sos la gorda de la camperita ridícula?. No te mando nada. La última vez que pediste un auto intentaste robar el parripollo y ni siquiera pagaste el viaje, vos te…...
Esta vez corto Caperucita, lanzo una puteada al aire y me revoleó mientras gritaba que se las iban a pagar, que eran todos unos insensibles y desagradecidos.
Fui a dar contra una maceta y los perros me muerden y tiran uno para cada lado. Creo que esta vez no me salvo. Que duro que resultó ser el celular de caperucita roja.
TEXTO 11 -UN DUETO MUY INTIMO
Sobre el lindo edredón color marfil y oro que cubre la ancha cama, se destacan las prendas diminutas. Un delicado soutien de encaje negro , con ribetes de terciopelo color granate descansa amorosamente al lado de una micro bikini del mismo material, de repente el corpiñito bostezando a todo aro le dice a su pareja:
- Otra vez hay salida... esta Caperucita ¡está cada vez más adicta al sexo!, fíjate que me contó el culotte verde agua, que anteanoche fue a parar a la rejilla de la ducha de un hotelito de mala muerte, y que la niñota casi se olvida de él en el apuro y las risotadas.
- Bah, ese trapito miente- contestó la micro - si hay algo que la Rojilla cuida son sus prenda íntimas,¡ yo apenas tengo uso!, me encanta dormir en el cajón de la lencería, hay cositas tan bellas y delicadas....- finalizó con un suspirito de sus puntillas.
- Enterate que no es tan niña- afirmó una vez más don aritos- ya dejó atrás la etapa de los peluchitos en la camita, ahora colecciona ¡amantes!
- ¡No seas tan burdo! ..son amigos, amigos con derecho a roce, las chicas de ahora son más avispadas que las que usaban miriñaques, quieren probar un poquito la miel del tarro antes de comprar todo el bote, no vayan a llevarse sorpresitas luego la firma de la papeleta¿ no? casos hubieron, amigo- finalizó la bikini.
- Pero es que no es bueno que esta chiquilla salga con hombres de toda laya y pelaje, mira lo que le paso por coquetear con el lobo, la sacudió a la abuela sin miramientos, caramba!- Retrucó el soutien estremecido.
- Ay, ay, callate que esta saliendo del baño, mirala ...es más bella que una diosa, con su lindo cuerpo blanco, mórbido, sensual ¡ cómo no va a volver locos a los hombres!- sentencio doña micro sacudiéndose los moños.
- Si razón te doy, es muy linda la jovencita, pero esa manía loca que tiene me molesta sobremanera - adujo don brassier.
¿Qué decis... de qué hablas?- pregunto alarmada la prendita
¿No viste que póngase lo que se ponga, siempre se envuelve en la caperuza roja?...¡está rayada esta minita che!.- Termió el corpiño frunciendo sus aros.
Ambos rieron mientas Caperucita Roja los tomaba en sus manos para apretarlos contra el cuerpo recién bañado y perfumado. Antes de salir se miró al espejo y solo retocó el rouge color sangre, que hacía juego con la capa con que cubrió sus magníficas redondeces.-
BONUS TRACK: Capericuta S XXI
Caperucita había atravesado el bosque de cemento haciendo footing, con su mochilita al hombro, hasta llegar al departamento de su abuelita.
Ya en el edificio, subió al ascensor, pidió el piso 18 y se cortó la luz cuando estaba por el 16. En la oscuridad de la noche interior pensó que su abuelita podía estar en problemas, y la impotencia la deprimió, pero antes de suicidarse dejando de respirar recordó que tenía una pastilla de felicitol, y la tragó, pero el sabor le resultó extraño.
Repuesta de la depresión esperó tranquila la llegada del auxilio, que se demoró casi media hora. La retiraron semiasfixiada por el enrarecimiento del aire en la cabina, cosa que solucionó con un poco de oxígeno.
Llegó finalmente al departamento de la abuela, abrió la puerta y escuchó un ruido extraño en la habitación.
Entró y vio que su abuela tenía un aspecto extraño.
- ¡Qué orejas tan grandes tienes, abuelita!
La anciana se quitó los auriculares con los que estaba escuchando Metalica en Youtube y dijo:
- Para escucharte mejor.
- ¡Y que ojos tan grandes tienes!
La viejecita la miró por detrás de los lentes con aumento de 25 y le repsondió:
- Para mirarte mejor.
- ¡Y qué boca tan grande tienes!
- Querida... decile a tu novio, el leñador, que no te cambie más las pastillas por psicotrópicos, que el efecto te deja bastante idiota.
Y Caperucita respondió:
- Aver, abuelita... decí “auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!”.
La abuela se dio vuelta, se colocó los auriculares, y con un clik puso el volumen de la PC al máximo.
|