Desearía que te sentaras a mi lado en este lugar, que es completamente distinto al lugar que fue hace casi un año atrás. El lugar donde nada sucedió y al que vuelvo solo con la esperanza de verte otra vez justo como te vi en aquella ocasión. Y me sumerjo en la fantasía de haber dicho las palabras correctas, de haber sido encantador, y hasta cierto punto, claro. No estás aquí, pero jamás lo estás. Temo encontrarte en otros lugares sin significado y saludarte, sin que se produzca un cambio.
Te recuerdo bailando, con los pies desnudos sobre el suelo, inclinandote hacia atrás, hasta que tu espalda estuvo a punto de quebrarse, en este lugar, que no se parece en nada a ese, te imagino así también, bailando y dibujando espirales en el suelo. Desearía que te sentaras a mi lado y me hablaras, como sé que nunca sucederá.
Y después de saludarte, como sucede con cierta regularidad, desearía decir algo más, pero no puedo ver en tus ojos si estás dispuesta a escucharme. Después de un rato de estar sentado en este lugar, vuelvo a hacer lo que siempre hago cuando me canso de esperar tu aparición.
Abro el libro que nunca te entregué y leo una vez más sobre ese brazo que es obsequiado, sobre ese brazo que a mí me sobra en este momento. |