Da la casualidad, que te das cuenta de la falsedad, que te llama, que acobijo con ternura tu áspero sentir; las horas son de arena, se pierden en el desgate de los sueños y hacen que tu cuerpo se pudra por el descuido que le das.
Me encuentro perdido entre los cientos de libros que obstaculizan las puertas, asiéndome adicto al deseo de escapar, al deseo de no ser lo que soy; es importante levantar la mirada y ver alrededor y darse cuenta de que no eres el único perdido, que en el viaje lo menos que hay es soledad, pero si un constante frenesí que mantiene hambriento el deseo de volar asía el pasado, donde alguna ves fuiste feliz y la vida tiene algún valor.
De a momentos se siente vida, el pulso disminuye con velocidad, agotando la existencia, las ganas de luchar se pierden en su ausencia, dejando al descubierto la soledad que se respira, en un lugar que sigue inanimado, sin ganas de avanzar, con ánimos de estanque.
Tan complejo es el pensar, tan absurda es la acción que se toma, perdidos si se quiere dentro de la fachada, que han construido para educar, para disminuir el activo y sobre cargar de todo tipo de información las cientos de mentes, que de a poco se extinguen en el tiempo y borro de mi pensar, con la finalidad llegar a un final que no es mas que otro inicio, un ciclo que te devora pero que es necesario para crecer.
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