Aún estoy por aquí,
esperándote y esperándonos.

Necesito tanto sentir arraigo de algo
que a ratos me asusta pensar que sólo te quiera por eso;
o peor aún,
que tanta necesidad tengo de cariño,
tu sabes hay tanto ente dispuesto a falsearlo,
que tengo miedo a confundirme mientras te espero,
errar el paso y caer en otros tentáculos,
de esos en los que tantas y tan tristemente ya he caído.

¿Cuántas noches más deberé contarme y contarte que tengo miedo?

¿Cuántas noches más deberé imaginar la respuesta?

Cierto es que nadie me obliga a esperarte,
tampoco nadie te obliga a buscarme.

¡Que diablos!, esta es otra noche nublada,
sin viento y un poco rojiza;
me gustaría que lloviera ya y hubiera mucho viento,
además estar en una colina,
correr abrir los brazos y volar lejos.

Esta noche sólo puedo confesar que una vez más tengo miedo
y que sólo quisiera volar.






A: F.A.S.O


02/11/2004