Érase una vez un tipo obligado al fracaso,
un tipo alcanzado por el tormento, el rechazo,
golpeado por el odio de
las personas, de su ser,
de sí mismo desde siempre, por joder.
Una vez, de tanto beber,
se estrelló contra la cuneta
al despistarse tocando la teta
de la señorita que me acompañaba hasta
su casa destrozada situada en zona casta
y pura de limpieza,
de belleza.
Enterrado en madera cbierta de aspereza,
barata,
pagada por nadie pero obligada,
comienza su nueva vida sobre la nada
procedente de una fatídica muerte.
La señorita acompañada por borracho incoherente
que sufre un accidente
en mitad de la madrugada
por ser tocado
su seno verde de pureza y confianza,
fallece
cuando ve su jefe
que ese cliente la palmaba
después de tocar, pre-mamada,
y sin al fin cobrar nada
por permitir tal despiste,
en autopista
oscura,
"la puta furcia
que me lleva directo a la locura".
Chulo la mata y la reúsa
embolsándola en basura
que después será triturada
y enviada
al fuego más lejano de la comarca.
Vida fracasa para
todos por culpa de uno
que no ve hacia atrás salvo pa' verse el culo
y que por no corregir su vida acabó con el futuro
de su amiga de cuerpo y sexo,
de su amiga, sólo en este texto.
*Javier Santalices* |