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En medio de la noche me despierto y coloco la mano derecha en la frente alzando el codo bien alto para declarar que estoy muy despierta y no pretendo dormir como va haciéndolo él hace más de media hora. Luego se da la vuelta para no tener que participar en una amena interpelación desde la oscuridad que brindan las luces apagadas. Por supuesto que ya tengo una colorida gama de respuestas para cualquier pregunta que surja, si surge.
Y ahí sigo en mis cavilaciones con el codo a todo lo alto, sintiendo como deja la sangre de recorrer mi muñeca porque un cosquilleo estelar me lo asegura, entonces espero media hora más o un ronquido que me indique que ya estoy rayando en lo ridículo. Miro a la izquierda y una espalda vacía que me sonríe me hace cuestionarme las razones por las cuales sigo acostada a este lado de la cama en busca de que alguien que pretende que no estoy se preocupe por lo que pienso. Y no las hay. El papel higiénico sigue inservible allí arriba de la televisión, se pone cada vez más blanco y resplandece iluminando la habitación. Al parecer no serán requeridos sus servicios por ahora, ya que a nadie le pica el morbo de inventar nuevas posiciones y en verdad da lo mismo llegar hasta el baño y que descubran todos a la niña que se esconde tras la puerta del hermano mas grande. Así que bajo el brazo y empiezan a desaparecer los calambres, el cielo se ve por la ventana y todas las puertas del closet permanecen cerradas. Eso quiere decir que es hora de levantarme y vestirme en silencio para dejar atrás este intento que se cansa de serlo, ponerme las zapatillas para abrir la puerta en cuclillas esperando que nadie más escuche que me estoy marchando, que me voy a saltar de alegría a la avenida Tiradentes para que otros además de él piensen en lo bien loca que estoy y cuando me canse, caminaré hasta la casa de donde no voy a salir nunca más. Porque no quiero volver a ser la que ve una espalda en medio de la negrura llena de fantasmas y no tener a nadie que me abrace hasta dormir. |
Texto agregado el 13-04-2009, y leído por 183
visitantes. (1 voto)
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Lectores Opinan |
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21-06-2009 |
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Desolado estilo, un tremendo solo de saxo tipo John Coltrane con India, una figura que trasmite lo de aqel Travis de Win Wenders que cruzaba el desierto sin halar, con una minúscula Polaroid en las manos, en la búsqueda de dos seres a los que ya ni reconocía.
Excelente tiralineas |
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13-04-2009 |
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ya se me hacia extraño que se hubiera quedado tanto rato meditando en si debia irse o no.. bien! por la decision tomada!, mis 5* myemptyroom |
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