Una, dos, tres, ¿Que hora es para ti?
A mí no me amanece, constante y serena esta la luna encima de mis versos.
Y a qué hora se acaba la luz de este nuevo día?
Acaso tienes un mejor día que el de ayer?
Y si cada palabra que te tocase fuese tan solo un estrépito invisible y pasajero?.
Quizás un pensamiento circule por las calles mientras caminas,
En la sobrepoblación de un recinto llamado TIERRA,
Angustia? , Soledad?, Euforia?
En la plétora insignificante de palabras, recuerdos y momentos se esconde el sol,
Anochece, llueve, se duerme la ciudad,
Y los desordenes del mundo se escapan mientras esta sueña.
Quise ser un bosque, quise ser un sol.
Amanece, hablo, hablan, se habla.
Mas ya en mi desorientada conciencia yace un profundo sonido de sombra,
En la sombra de otros yace un sonido de mares, de luciérnagas, de gente;
¿Sombra? Dije sombra? Que poco valor!,
Si tuviera una sonrisa en los ojos no hablarían de sombras mis palabras.
Pero hablan las palabras y duermen las mentiras,
Y si todo esto fuese una mentira?, Dormirías?
Alguien dormiría?, me dormiría?.
Y es así la inusitada encrucijada,
mi encrucijada, la de alguien, la de nadie.
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