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Ha de perturbarles tan al extremo el silencio, que viven embarcados a la deriva en conversaciones que son seguros naufragios. Son ellos diminutos puntos extraviados en los confines del cielo y el mar mas distantes, escrutados desde un puerto lejano y móvil, cómo el amor: lejano, como las atroces y ridículas tendencias: móvil. Les exita la condición humana de ser humanamente al cuadrado y poblar la Tierra, como si este noble y sufrido suelo debiera por obligación dar cabida y abrigo, a vidas tan toscamente huecas. Pero más por idiosincracia general que por maldad, es que tiene el hombre de cuadrado y hueco, lo que de cuadrado y hueco tiene una valija.
Si cansado reflexiono, cansado y dolido releere todo esto, por entender en horas tardías, que hay hombres que han nacido espectros de ostentación y miseria, y hay hombres que hemos nacido para sufrir causas propias y ajenas, y no es que me pese la soledad, esta noche ni nunca (no cuando se lleva una vida toda lidiando y entendiendose mutuamente con ella, en comunión y tiempo), sea tal vez, que a mi espíritu le duela tanto vaciamiento, el motivo de esta prosa, y sea tal vez, aún a los años, que siga creyendo fundado en exepciones, que camina por allí un alma, cargada de sentido y emociones, y que casualmente eclipsara mi camino, naciendo por naturaleza un nexo de esencias inquebrantable, hasta que el destino disponga, en esto de la vida, que desde la adolescencia a esta parte, he pensado y sentido que es una eterna soledad casualmente acompañada. |