Nunca te ha pasado que crees que ves a la cosa más linda del Mundo, que solo crees que es para ti.

Tú sabes que te pertenece, juras que ha sido hecho para que tú lo admires cada vez más. Que pasaría si él llega, te habla con esa dulce voz solo para pedirte un lápiz y tu como estúpida le pasas un plumón. Mientras tu te derrites mirándolo tras él haya tocado tu mano, a lo cerca ves que regresa a ti y te dice:

- “Perdón, te he pedido un lápiz.”

En ese momento quedas como una inútil y esta vez te derrites de vergüenza.

Luego a la hora o a los pocos minutos de recreo lo ves ahí todo concentrado llevando una pelota, lo sigues observando como corre tras ella y luego mete un glorioso gol. Tú lo celebras en la banca más cercana a él, mientras todos te quedan mirando, todos creen que actúas muy extraño comienzan a sospechar algo.

De repente en clase de matemática te llaman a la pizarra para hacer un problema que ni entendiste, tú crees haber escuchado mal y te das cuenta que él se te acerca. De pronto tú tan torpe y rochosa tropiezas con tu propio pie y al caer se da un toque milagroso, por lo menos eso es lo que tú crees.

Tus labios llegan a tocar los suyos, mientras tu avergonzada lo miras pensando en morir, escuchas los aturdidos gritos de la profe y las risas de tus compañeros. Te mandan fuera de clase acompañada de un hombre sellado por tu propia marca.

Tú te quedas parada y no piensas en darle una palabra sobre lo sucedido y ves que se te acerca y todo termina en un glorioso beso.

Tú crees que es algo simplemente irresistible.

Claudia H. “Miércoles 26 de Noviembre, 2003”; 15.07 pm.