El día que tu naciste
la Luna se vistió de gala:
se puso su hermoso vestido de Lamia.
Adornó sus cabellos con estrellas y esmeraldas
y decidió amamantarte
con su luz serena y blanca.
Por eso tus ojos destellan
como el reflejo del agua:
¡tan clara...!
que con el sol coquetea
mientras deslumbra en el alba.
Por ello tu tacto es frío,
como la nieve temprana.
Y tu voz es infinita
y cuando emerge no calla
....no calla...no calla
Jamas calla tu murmullo puro y dulce
como savia
que alimenta el ser de aquel
que en verano nos atrapa
y nos mima con su sombra
y en silencio nos relata
aquellos cuentos dormidos
que en su seno ya descansan.
Texto agregado el 08-04-2009, y leído por 301
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Estos versos hay que guardarlo como tesoro para cuando la hija de la luna crezca y se los muestres vea el mucho amor que le diste...
¡Un abrazo! mauro22
08-04-2009
Qué belleza !!! con la ternura a cuestas , me encantó =D mis cariños dulce-quimera
08-04-2009
Lo encuentro maravilloso.No te había leído y me he sorprendido con este poema.
Pareciera ser que va llevando nuestros ojos atrapados en una hermosa melodía.
Qué lindo escribes.
Van mis pocas estrellas********
Victoria 6236013
08-04-2009
bonito tributo, si hay a quien, le será grato leerlo. Deberías enseñárselo, de ser así. sitiodemirecreo