Inicio / Cuenteros Locales / Cchp / La perla de tu oreja
Toqué tu pecho ya empapado en tu dulce sal y con la mano exploré tu piel y con placer sentí un temblor.
Nos clavamos las miradas con complicidad y a la vez, explorando cada detalle del color de estos. Tu tus ojos tan dulces como el color que tienen: Miel... y yo... un campo de rugby en mal estado, con ojos entre color verde y café.
Suspiraste con satisfacción, mientras que me tendía a tu lado para sentir el aroma de tu cabello, abrazándote de cuerpo entero y tu, entrelazaste tus piernas con las mías, acariciando mis pies con los tuyos. Sonreí. Me encanta que hagas eso… y lo haces siempre, incluso cuando estás dormida.
Mis dedos exploraban tu cintura, mientras que me adentaba en esa pequeña selva de hilos de color fuego, con aroma a tu sal, a tu lujuria… a tu belleza… a ti… y entre esos encontré el tesoro más bello: tu oreja... aquella pequeña, de forma graciosa y elegante oreja... perfumada con violetas y adornada con una perla.
Besé la joya y saboreé tu oído. Te estremeciste y gemiste profundamente. acariciaste mi nuca con tus finos y delicados dedos. Una sonrisa nuevamente escapó de mis labios.
Al ver que te provocaba excesiva inquietud la oral caricia en tu bella oreja, besé ese regalo de Dios: tu grácil cuello. Entonces te volteaste y posaste tus labios en los míos y de nuevo caí en tus redes, amada mía.
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Texto agregado el 08-04-2009, y leído por 117
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