Padre:
Te Soy sincera, me ha costado mucho seguir tus consejos. Sé que tus consejos son porque quieres lo mejor para mí. Pero te pido que me ayudes a entender porque a veces me cuesta ser una persona con convicciones claras.
No quiero decirte que dejaré de hacer el mal, si cuando llega la hora de obedecer no lo hago.
Sé que más de una lágrima has tenido que haber derramado por mí, y créeme que no quisiera que te desilusionaras de mí, no lo quisiera nunca.
Sé que debo ser una mujer de principios y de valores, una mujer que vive haciendo lo que da fruto, y no cosas vanas que lo único que hacen es entristecerme más.
Estoy apenada, porque he tomado decisiones erradas, porque he vivido a mi manera, y me he dado cuenta de que tus consejos estaban llenos de sabiduría.
Me atrevo a escribirte, simplemente porque tú y yo sabernos que es por esta forma donde puedo expresar todo de mí.
Quiero seguir tu consejo, y cada unas de tus palabras, para aprender a tomar decisiones que me alegren y que como consecuencia tengan paz a mi corazón. Necesito paz.
Tengo a mi lado una persona maravillosa, un hombre que quiere dar lo mejor de sí para crecer y madurar. Yo me siento enamorada de él, como nunca antes de alguien. Es por esto que me gustaría tener tu bendición. Me gustaría que me ayudaras a ser mejor para él. Quisiera que me perfeccionaras para llegar a ser una buena esposa. Pero sobretodo una mujer que atiende el consejo.
Te abro mi corazón, tú eres mi padre, y me conoces mejor que nadie.
Es por eso que apelo a tu amor, y a tu sabiduría.
Te tengo tanta confianza.
Estoy segura que tú eres el ser que más me ama. Que más desea que yo sea feliz.
Te pido perdón si no hice el bien, si no te escuche cuando me hablabas, si no te dije cuanto te amaba.
Aprovecho estas líneas para decirte realmente que te amo, que eres la persona que nunca me ha fallado. Eres quien me ha dado los momentos más felices de mi vida.
Mi bien es custodiado por ti.
Te amo enormemente.
Tu hija, la niña de tus ojos.
…La Amada de tu corazón.
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