Intenté explicarte lo que no pude,
quise correr a alcanzar el cuello de tu camisa,
caer sobre mis rodillas del cansancio
en mi vulgar agonía;
gritarte un volteo a mi ojos
pedirte el baile de tus brazos
el de tus ojos abrazando mi pecho.
Y tus ojos no hablaron.
Quedan mudos mientras sienten.
Ellos,
en silencio.
En profundo y cansado silencio.
Que ya debió crecer...( me enfado).
Que te grito entre palabras serenas
que anhelo un momento en tu cabeza,
que te grito un paseo en las estrellas.
En el pecho acomodado de tus estrellas.
Mientras mis rodillas observan como se alejan tus piernas.