Quizás sea el húmedo aire
CO2-ficado,
la ausencia de pureza
en cada gota que aspiramos.
El claxon de un mercedes
que no llegará a tiempo...
a su empresa.
A su CO2-ficada empresa.
Quizás sea ver a tanta gente al día
tantas caras en un metro vacío
tantos rostros sin sonrisa
tantos ojos inmersos
en la húmeda nube.

Que ya no nos miramos.

Es triste mirar una boca
cóncava y no convexa.
Que nos es más facil,
que no mejor,
mirar los pies del asiento enfrentado...
para tener fuerzas al llegar
a la húmeda empresa.

Para CO2-ficar el mundo una vez más.

Para llenar de más caras sin rostro
el túnel que nos conduce
enfermos
perdidos
sin nombre
a un mundo...
que no queremos.
Y queremos cambiar.
Y no cambiamos.
Construyendo túneles sombríos,
en el anhelo de conducirnos,
y torpemente conseguir
ser conducidos.

Pero en este mundo de nuestros hijos,
somos muchos,
que en esto,
estamos unidos.
Somos ojos poderosos
somos pulmones fuertes
somo muchos puños.
Somos sueños
que desean ser fuertes
en un camino
que de débil se muere.