La almohada sobre la cual recuesto mi cabeza,
no es otra más que tu recuerdo.
La oscuridad que me cubre al cerrar los ojos,
no es otra más que la sombra vigente de tu silueta frente a mí.
Los escalofríos por los que mi cuerpo tiembla,
no es otra cosa más que simple necesidad de ti.
Texto agregado el 21-05-2004, y leído por 183
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