Reflexiones sobre la Naturaleza y el Valor de la Amistad.
Todos utilizamos la palabra “AMIGO”, para hacer referencia al afecto que nos dispensamos entre las personas. Lo dificultoso es definir ciertamente a la amistad.
La psicología dice que se consideran amigos mutuamente, aquellos que se aceptan con defectos y virtudes, se tienen confianza y se sienten responsables el uno del otro.
Ocurre que con el paso del tiempo, dependemos cada vez más de nuestros amigos para obtener las cosas que tradicionalmente nos provee la familia. La contención emocional y la ayuda para solucionar los problemas financieros, son ejemplos clásicos.
Ahora son más los que se desprenden del grupo familiar y se alejan de los parientes cercanos para hacer vida de soltero. Es entonces que la necesidad de concretar amistades fuera del entorno familiar se hace indispensable.
De igual modo que el matrimonio y el parentesco, la amistad forma la trilogía de relaciones más importantes de la vida y a pesar de ello muchas veces la descuidamos.
La amistad a diferencia de las demás, posee una función esencial en nuestra supervivencia, porque frente a los amigos podemos revelarnos como verdaderamente somos y al considerarnos admitidos, nos reafirma emocionalmente permitiendo nuestro desenvolvimiento pleno como personas.
En una relación de amigos, las promesas sobre la amistad no existen, por el contrario coexisten expectaciones implícitas de condescendencia y apego junto con la esperanza de perpetuidad del vínculo.
La única forma de tener un amigo, es serlo mutualmente. Debido a que casi todos comenzamos a hacer amigos desde la infancia, pensamos que es un procedimiento instintivo y con el paso de los años descubrimos que es necesario recurrir a toda nuestra atención, para que progrese, se vigorice y persista. La amistad es básicamente desbaratar mansamente las murallas que deseamos dejar ver de nosotros mismos. Debemos aprender a equilibrar nuestros impulsos al momento de proteger los sentimientos del otro. Cuando ese equilibrio se pierde, es porque uno de los amigos supedita la correlación a sus propios intereses. Obtener la confianza en la intimidad, no es consecuencia directa de confesarse en forma sistémica, sino de escuchar y compartir.
Convengamos que el sexo no tiene mayor importancia en estas épocas, cuando se trata de amistades, porque hombres y mujeres conviven por periodos mayores en el medio laboral y social que en el ámbito familiar. Congeniar amigablemente pude tener como resultante una experiencia muy confortante.
Veamos que hacer cuando es necesario recuperar una amistad rota. En este caso debemos considerar que cuando un amigo íntimo fue dañado y esto deterioró la relación, es imperioso ir en su búsqueda. Se debe tener en cuenta, qué el dolor causado y las gotas de sangre derramadas a raíz del daño que puedan provocar los enemigos son insignificantes, si se las trata de comparar con una lágrima vertida por el padecimiento que produce el distanciamiento y la falta de amparo de un amigo. Afrontando las circunstancias establecidas y planteando un dialogo donde sojuzgue la reflexión, el intelecto y el sentido común, debe quedar en claro la necesidad de seguir adelante en la vida fusionados, que nada será igual si no se aclaran los sucesos que concluyeron con este alejamiento y conversándolo, quizás se descubra que solo fue un mal entendido. La frase: “Siempre estaré contigo, porque parte de mi esta dentro tuyo”,resume el concepto de saber, que cuando uno mas vivo se siente, mas importante es considerarse unido a los amigos y mayor es la exigencia de vivir a través de ellos.
Ikarus.
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