...Cansado de huir de su destino, con el rostro embarrado y lleno de pequeños rasguños. Augusto se detuvo su carrera desenfrenada y por un instante el tiempo dejo de transcurrir. La lluvia caia con la misma intensidad, miro a su alrededor,el oscuro cementerio, donde sus pasos le llevaron sin querer, permanecia callado, lleno de sombras, criaturas que en la imaginaciòn de Augusto estaban listas a devorarlo. Su corazòn latía con fuerzas, respiraba grandes bocanadas de aire, tratando de recuperar su aliento.

Busco a tientas entre sus mojadas ropas, alzo la mirada, y en un movimiento unico acaricio su blanco cuello con el filo de una brillante navaja.

Su cuerpo callo estrepitosamente sobre una vieja lapida:
"Augusto Forjas"
1946-1990