A UN HOMBRE ÍNTEGRO
Eras un creyente soñador
que alimentabas tu espíritu con las
utopías de la moda,
igual que a tu cuerpo con alimentos tangibles,
recorriste un largo camino, desde muy
joven, llevando en tu mente
nobles ideales
Con coraje y valentía te enfrentaste
con pleno convencimiento que la justicia
era posible, con lobos disfrazados de corderos
Creíste, al igual que otro mártir, que se podía triunfar *
llevando una rama de olivo en la mano
- que te calumniaron, difamaron, que pintaron
tu rostro como la del mismo Satán – no te importaba
tus visiones del futuro te dieron fuerzas,
y perseveraste
- quizá porque al mismo tiempo imaginabas
los rostros de los pobres un poco más felices
Mas, no supiste evaluar la magnitud
y el poder de tus adversarios,
y la dimensión de los conspiradores,
dispuestos a asesinar tus ideales,
tus deseos, tus objetivos
- Lo sufriste, lo sentiste cuando era tarde
la traición cosechó lo que había estado sembrando
sabías que las balas no matan lo abstracto
- A pesar de eso y como legado
dejaste que éstas mataran tu cuerpo
- Así – se agigantó tu persona,
tu imagen y tu sueño
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