Hay momentos en la vida en que un hombre comprende que ha encontrado a una mujer y esa es una mujer para siempre, una mujer para no defraudar, una mujer que inspira ternura y que nos proporciona amaparo a la vez, una mujer con todas las letras, bellla inmensamente, amorosa, sensual, apasionada, cálida, humanamente ejemplar y entonces el hombre se da cuenta que esa es la mujer que todo hombre quisiera y piensa pero esta mujer es mía , tengo la dicha de que sea mía de poder caminar a su lado, de poder ser el hombre a quien ella elige, de que otro hombre se de vuelta a mirarla pero ella va conmigo, enamorada de mí que soy el más simple mortal, un tipo sin grandes dotes, ni grandes gracias, uno más del montón de tipos, en cambio ella llega e ilumina todo con su sonrisa, con su voz, llena todo en mí y no hay otra que me haga sentir eso, y pensando esto me pregunto porque fuí yo justo el hombre más común entre todos los mortales el que lastimó a esa mujer y la dejo partir, me pegunto porque a veces el gran dios del cielo nos manda angeles hermosos para hacernos tan felices y los dejamos escapar, los lastimamos, me pregunto si será porque yo soy un tipo como otro, el más común de los mortales.