Érase una vez un niño que cumplía recién pasados tres meses su primera década después de la creación del mundo, después de su nacimiento. Soñaba con volar tan alto que llegara al sol, a la luna, a las estrellas; soñaba con ser astronauta.


A diario se esforzaba al máximo por ser el mejor en el colegio. Cogía dos autobuses cada mañana para ir a clase. Su soledad diaria era un hecho, y su afán por escapar de este planeta una realidad, aunque todavía soñada...


Un día nublado, mientras esperaba el autobús de vuelta a casa, llegó a la misma parada el mismo señor de siempre que comenzada su espera cinco minutos después que el pequeño y diez antes de la llegada de su máquina de transporte.


Jamás se había hablado, pero hoy, el hombre saludó al niño. Éste, tímido aunque ilusionado ante la presencia de un posible nuevo amigo, le saludó, y en ese gesto comenzó una conversación.


Pasaron días en los que ambos compartieron sus ideas e intereses, pero un día, durante un silencio no planeado, el adulto preguntó: "y… ¿qué te gustaría ser de mayor?" - y el niño respondió - "Astronauta". El hombre, sorprendido, decidió ofrecerle al niño la oportunidad de serlo durante una tarde, de volar hasta el espacio y conocer cada una de las estrellas. Ante tal oferta, el niño accedió y se citaro a las 18h en la parada.


Llegado el momento se encontraron y fueron a casa del desconocido y nuevo amigo del futuro compañero de los marcianos. Podría describirse como el peor día que jamás iba a vivir. El pequeño sufrió una serie de torturas con posterior violación, completamente libre de marcas o heridas físicas, aunque repleta de dolor emocional.


Pasaron 20 años y el joven apareció en el televisor paseando sobre nuestro satélite, sonriendo. Mientras tanto, un anciano reprimido tras disfrutar de sus placeres ajenos a la opinión externa, fallece en su sofá al ver tal imagen, incapacitado para interpretar tal hecho en un sentimiento: ¿era felicidad?, ¿tristeza?, ¿arrepentimiento?, ¿dolor?, ....


Que un bache nunca sea más alto que tú. No dejes que tu pasado condicione tu futuro, mejor espera un porvenir libre de compromisos y constrúelo a tu gusto. Cada cual ganará lo que se mereció.





*Javier Santalices*