Un silencio que se acaba,
un cadáver que te invita,
un suspiro que te incita
a terminar la madrugada,
una locura que se hiela,
una locura bastante fea,
una locura...
Al creer sólo en tí mismo
falleciste, de repente,
y tu cuerpo, aún inerte,
practicaba el consumismo,
como una vela que ilumina,
como una lágrima, como una herida,
como tú...
Determinas tus dolores
y asimilas tu indecencia,
sonríes con insolencia
relatando tus temores,
aquí tu verso irregular,
aquí tu frente y tu yugular,
aquí tu mente...
Te enfoca un foco blanco y puro
que no esconde la mierda que te rodea,
que te lleva a tu luz contra viento y marea,
que te hace feliz, un morrocotudo,
que te enloquece la rima,
que te remueve la vida,
que te espabila...
Aún sólo por el placer de escribir el sinsentido
merece la pena;
aún sólo por el placer de sentir tus venas
paras tu camino;
aún sólo por ser feliz,
aún sólo por sobrevivir,
aún sólo por tí...
Anímate,
sonríete,
diviértete,
muérete...
*Javier Santalices* |