El desahucio de la vida normal nos lleva a interpretar unos roles que nos permitan seguir la corriente a aquellos que nos parece están locos. Nos lleva a aceptar su locura como algo innato. Poco a poco nuestro yo absurdo va apagándose como se apaga una vela cuando empieza a soplar el levante y nuestra cabeza actúa exactamente igual que esos días, se vuelve loca, aceptando esos roles, guardándolos en un paquete, envolviéndolos en papel de regalo y dándoselo a esos que antes considerábamos locos.

Los roles de la vida moderna nos llevan más allá, cada fin de semana necesitamos salir de nuestro rol para parecer que volvemos a aceptar que nuestro yo absurdo ha vuelto a la vida, sin pararnos a pensar que realmente pusimos una pistola en su sien y apretamos el gatillo, matando aquello propio que aun teníamos, asimilando que nos hemos vuelto un fetiche en un mundo de fetiches manejado por los fetichistas que nos dan esos distintos roles a seguir en cada momento de la vida para que creamos que somos diferentes al resto de los roles.

Por eso hoy, quizás porque no he decidido no salir, voy a levantar en el secreto de mi intimidad mi tímida y solitaria copa de Black Label ante todo aquel que no termine de aceptar los roles establecidos y haga de su yo absurdo una mera imagen a seguir y no a interpretar.


Saludos.