la verdad es que es horrible tener tu recuerdo en la punta de la lengua. tener tus canciones y que salgan cada cinco minutos porque no he sido capaz de borrar nada. salvo a ti de mis días lejos.

he de creer que no puede haber más distancia que la de ahora, que al menos a mí me consume hasta los huesos y me hace darme vuelta en círculos, siempre en las mismas cosas y en las mismas preguntas cuándo fue que cambió tanto que nos hicimos irreconocibles. que te hiciste irreconocible tú, invisible, intangible, distante. duele porque ya no tengo más palabras para decir, porque todo tendría que haber quedado claro en una última aproximación, cuando entrabas y salías de mí mirándome a los ojos sin ver absolutamente nada. ni siquiera bienestar, no. te recibía aún sabiendo que te estaba perdiendo, con la pena más grande de toda la vida. escuchando tu placer gemir por la boca, el peso de tu cuerpo sobre mí y yo en tu cama tratando de no llorar para que no te dieras cuenta, para no tener que responder cuando preguntes que qué me pasa. si no pasa nada, contigo nunca pasa nada, hace tiempo ya que no te siento más que el apresurar las cosas y llegar siempre a las sábanas de siempre, unmade bed.

y hoy no sé. por dentro lloro igual desde todo lo lejos que estamos. más lejos que nuestros malditos países y el no saber cómo quitarte el malhumor de mierda que tienes por no estar todos los días al alcance de unas cuadras o de una línea de colectivo. me siento cansada.

y ya no hay más de esos "si cierro los ojos estás cerca."