No es tan sencillo como parece las espinas duelen, aun cuando dormimos.
Al intentar no pensar la jaqueca ataca con más fuerza y todo repite lo mucho que pesa la lejanía de cemento polvoriento y el estornudo gime por que no halla consuelo.
Entonces es mejor transitar sin memoria entre cadáveres exquisitos, regurgitar pesadas palabras para desintoxicar la mirada manchada por la ausencia de lagrimas.
Y no es cierto que duele, es tan solo que el estomago se estremece al evocar mariposas suicidas, pero la tranquilidad se lava la cara y corre sin descanso para extraviar lo que fue.
Todo aparentemente esta muy bien, no es necesario sentir el roce de unos brazos para soñar, pues de las pesadillas también se aprende, aun cuando al despertar se comprenda que esta es la frívola realidad.
Texto agregado el 02-04-2009, y leído por 126
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