Callada como si fuera muda con timidez me sonríe, y su pulgar me transmite un latido prestado desde tu corazón. Bailan nuestros dedos sin apenas música una danza de ternura, como ebrios de algo que hasta hoy no habíamos conocido. Decide romper su silencio Olvidándose de la cordura…
Texto agregado el 02-04-2009, y leído por 244 visitantes. (8 votos)