En el Círculo Central
- El equipo Negro es el primero en entrar al campo de juego, el público se coloca de pie. Es el favorito, la experiencia y las estadísticas están de su lado. Creo que la contienda debiera ser sólo un trámite, ¿le parece Pedrito?
- ¡No se adelante amigo! No le quite emoción al encuentro. Señoras y señores, el equipo Negro hace tiempo que ya no es lo que era antes, tan sólo recuerden sus últimos partidos y de qué forma los engañaron. Los hicieron bailar compañero, ¿lo recuerda Sapito?
- Tiene toda la razón Pedrito, las estadísticas nos hacen olvidar las cosas recientes. Recuerden, querida audiencia, ese inolvidable encuentro entre los Negros y los Rosados, una batalla épica. Quince años de un estrecho partido, cualquiera podía ser el vencedor. La pelota pasaba de lado a lado, aparentemente nadie dominaba al otro, el partido parecía incluso tornarse aburrido para aquellos que no conocían a los Rosados, para los que no podían imaginarse lo que estaban tramando.
- ¡Y vaya sorpresa que muchos se llevaron Sapito! En sólo un par de semanas dieron vuelta ese partido, una y otra vez. Los Rosados cambiaban de estrategia cada día, mientras los Negros sólo intentaban volver a su tradicional y anticuado juego. ¡Qué manera de perder amigo! ¿Cree usted Sapito que con esa última derrota, los Negros ya no tienen opción al campeonato?
- Acá Pedrito es donde la experiencia los puede ayudar. ¡Y se lo digo yo! ¡Ja, ja, ja! Mire colega, la mayoría de los equipos que llegaron a los play-offs son novatos. Supongo que los Negros ya descansaron y se repusieron de su última derrota. Va a ser muy difícil que los Fucsias, a pesar de haber mostrado muy buenos atributos en sus últimos encuentros, puedan hacer algo contra la experiencia de tantos años de los Negros.
- ¿Me parece que noto una preferencia Sapito? ¡Ja, ja, ja! ¡Mire Sapito! Ahí vienen los Fucsia, el público enloquece. Cuarenta mil almas aplaudiendo y gritando por ellos, más de la mitad del estadio está pintada de fucsia esta noche.
- Con qué gracia saluda al público ese equipo Pedrito. Es fácil hacerse hincha de ellos. ¡Mire que elegancia!
- El árbitro se acomoda su sotana y se dirige al centro de la cancha. Ambos equipos se aproximan, intercambian miradas. Los ojos del equipo Negro derrochan sabiduría, esto descoloca por un instante al equipo Fucsia, quien pronto se repone. Esboza una seductora sonrisa, cierra un ojo y el equipo Negro casi se desmorona sobre el círculo central, antes siquiera del pitazo inicial. Mire Sapito, el equipo Negro intenta algo, está rozando la mano de su contrincante, lo hace suavemente. Desde acá veo como se eriza la piel del equipo Fucsia, ¿Cuánto tiempo resistirá?
- ¡Pero qué inicio de partido Pedrito! Hacía tiempo que no veíamos algo así.
- El árbitro les dice algunas palabras que sólo ellos escuchan, luego les pregunta algo. Primero el equipo Fucsia, luego el Negro, ambos responden “Si, acepto”. El árbitro les ordena darse un beso. Se lo dan, quizá más apasionado de lo necesario, si consideramos que es la primera vez que ambos equipos se enfrentan.
- Y comienza el partido…
Jota |