Retratos de una memoria
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Habían pasado ya 17 años, una delicada brisa rozaba mi cuerpo... es una de aquellas tardes en las que subes al tejado, te recuestas, meditas y ves como esas nubes cubiertas de fuego celestial iluminan con un rojo incandescente el lugar, dando a pensar como que una batalla infernal se estuviera realizado allá arriba. El tiempo pasa y poco a poco se forma un bello atardecer ,al paso de la tarde, el sol se oculta y no queda nada más que un cielo oscuro , la batalla termino…solo sientes el remanente de esa sensación fría, oscura… poco a poco, logras ver unas cuantas estrellas y te preguntas... ¿Estaremos solos?
Mi abuela era buena con los consejos, su aspecto tierno, su piel blanca y su cabellera dorada la hacían parecer un ángel... todavía recuerdo, era verano, mi madre había aprovechado la ocasión y había salido de la ciudad, había dicho que iba a arreglar unos asuntos del trabajo. Había comentado que el abuelo trabajaba en una fábrica, cerca de aquí y que llegaría a visitarme, en tanto, mi abuela dispuso a que viajara a la montaña que se podia apreciar desde la ventana y la cual no estaba muy lejos de ahí , nos dirigimos por los senderos que quedaban no muy lejos de aquel lugar, mientras caminaba y oía el crujido de las hojas secas, la abuela contaba las experiencias que vivió en la guerra y cómo ella se refugiaba en diversos lugares cerca de donde caminábamos -en tanto en todo lo que decía- hubo algo que llamo mucho mi atención , algo que nunca olvidaré y lo cual me hizo pensar eso por semanas: “Las cosas más obvias de la vida, son las más ocultas”. A los 9 años no iba a entender mucho, mucho menos el por qué me lo dijo… ¿Acaso sabría algo de mi futuro? Volvimos a casa y ya hacía mucho viento, el sonido quebradizo de las hojas secas inundaba el bosque. Al llegar el abuelo nos estaba esperando, se quedo comentando algo con mi abuela y quebró en llanto, le pregunte que le sucedía solo se quedo mirándome. Luego entro a la casa y no sabía que sucedía, mi abuelo me miraba y miraba a mi abuela, sus ojos rojos llenos de tristeza me hicieron llorar ... y aún no sabía por qué lloraba ¿Que pasaba? , que tormento era aquello que asechaba mi conciencia, ¿porque mis abuelos tristes?, la terrible noticia impacto mi corazón, como si un tren hubiera a extrema velocidad hubiera impactado su acero crudo sobre mí y hubiera hecho añicos mi corazón, mi madre había fallecido.
Creo yo, sus días habían sido felices; hasta este momento recuerdo como si hubiera sido ayer... ya han pasado 17 años y no son más que simples recuerdos, más bien sentimientos, viajas en esos pasajes de la memoria y siempre están esos que están arropados en sentimientos de tristeza, y que por muchas razones quisieras volver a revivir, adentrarte a ellos y poder disfrutar el revivir aquello irrevivible.
Mi vida está llena de pasajes tristes e inciertos, pasajes que no tienen nombre y que se les conoce por lo que son...
Pasados los días se supo la noticia y las causas de su fallecimiento; no daban muchos detalles, más yo no quería saberlos, nunca pregunté, nunca quise saber, llegaban rumores y el dolor de la perdida no me dejaba vivir. Mezcla de odio, tristeza, amor, sólo el que lo ha vivido puede expresarse, como lo hago yo.
Yo nunca tuve un recuerdo de mi padre, en realidad no sé si está vivo, muerto, pero aunque no lo haya conocido, llevo una parte de él en mí.
Había pasado ya cerca de 1 semana y me mudaría al hogar de mis abuelos- ya más adentrada a la ciudad- me hicieron pensar en un vida y quizás poder dejar a un lado tales recuerdos.
Mis días de escuela empezaban, una escuela pública cerca de la casa de mis abuelos y quizás poder llegar a obtener muy buenas amistades.
Pasado ya el tiempo - en un día de invierno cerca de las fechas de Navidad- mi abuelo y abuela esperaban en casa, como siempre, habían hecho unas compras navideñas.En esta época mi abuela solía cantar villancicos navideños y mi abuelo siempre solía leer sus preciados libros. Siempre le han gustado, los que adentran al individuo a la realidad; estaba leyendo unos de sus favoritos “El extraño hombre Gardah” ,lo solía leer en una vieja silla, además de un té. Contaba la manera de ser de un hombre y como este superaba sus dificultades, ante como era su vida.
Hacíamos los últimos preparativos y tenía en mente regalarle a mi abuelo uno de los libros que tanto le gustaban y a mi abuela algo que había querido hacer hace tiempo... todo un equipo de cocina, era sencillo, pero lo había hecho con todo mi cariño, había utilizado todos mi ahorros para poder comprarle algo que ella tanto quería. Era un día cualquiera, faltaban tres para días de navidad y sin aviso, ni despedida, mi abuela, se adentro al descanso eterno ...¿Por qué tanta tristeza en mi vida?,¿ Por que tanta oscuridad en mis memorias?, la noticia fue un golpe. Recuerdo que había comentado lo que haría en la cena de navidad, ya tenía preparado algunas cosas y para ser una gran cena -la que más disfrutaba hacer- en ella le daría su regalo, no tuve oportunidad de decirle y obviamente ni dárselo, pero yo sé que al caso, si se lo hubiera dado,hubiera estado muy feliz. Como un día cualquiera durmió y nunca volvió a despertar.
La recuerdo mucho, viví la mayor parte de mi vida con ella, y aunque hubiera sido corta, la amé, quizás como ninguna, me hizo saber que era amor, me hizo saber utilizar la sabiduría y como utilizarla a mí bien, y aquí empieza la historia.
Desde la muerte de mi madre fue como una maestra para mí, me enseño lo que se y contaré.
Pesadillas sin despierto, sueños volcados en ceniza, ¿cómo sería capaz de dejar en el olvido tales recuerdos? Si cada día era la misma historia, ¿cómo olvidar la historia de una madre que lucho por su hijo?... para ser quien es.
No podía olvidar a mi abuela, era como una parte de mí en ella... cómo decir adiós, no lo podía creer! todo lo que había hecho hasta el momento no había valido la pena….
Antes de su muerte mi abuela me había comprado un libro, era mi regalo de navidad, se llamaba ”Vivencias de mis recuerdos”, contaba cómo una persona podía adentrarse a sus sueños y cambiar el pasado, mi abuelo había comentado de que la mayoría de las obras se obtienen de una realidad y solía en esos días recordarme los tiempos de mi abuela y vino a mi mente su frase “Las cosas más obvias de la vida, son las más ocultas”,¿ cómo poder creer tal locura?¿ cómo adentrarme y obtener mis propósitos?
Propuse a leerlo , se podía observar a simple vista los apuntes hechos en el libro, al parecer mi abuela lo había leído también, quise adentrar mucho más de lo que las personas imaginaban,¿ como ser partícipe de estos hechos?¿ como llegar a lograr los hechos descritos en el libro? Y qué, si todo esto fuera producto de mi imaginación.
El libro era la llave a mis pensamientos, podría ver, casi toda mi vida reflejada en él, los mismos acontecimientos... era un poco más feliz que la mía, él ya tenía madre. Contaba con 16 capítulos, y describía la vida de un joven y como también como este pudo lograr, lo que se había ya definido, recuperar lo perdido…
Propuse adentrarme tal como decía el libro, medite mucho tiempo en los acontecimientos pasados, y pude revivir momentos, pero solo eran más que sueños, ¿Cómo poder manejar tales circunstancias, como ser partícipe de ellas?.
Propuse leer las notas escritas por mi abuela, hablaban algo acerca de cómo manejar los sueños y como estos, quedarían como las vivencias reales, algo absurdo pero estaba dispuesto hacer todo.
Dispuse entonces a meditar, a relajarme y conocer primero mis pensamientos, mis sueños, mis temores, y como saber manejarlos de tal forma que fuera dominante de estos.
No lograba conseguir el componente ideal para estas acciones, me acerque a mi abuelo y le pregunté acerca de los grabados que aparecían en el cuento, mi ignorancia hizo pensar, que eran escritos de mi abuela, aunque según mi abuelo, ella le había dado un vistazo, pero no había dejado escrito alguno.
Me pareció extraño, aunque no le tomé importancia, en tanto, mi abuelo era olvidadizo.
Las notas explicaban los métodos para llegar a una concentración total en un sueño, cómo poder ser consciente de tales actos y cómo poder manejarlos a tu gusto y antojo. Y lo más difícil, como lograr que el sueño fuera uno de esos pasajes de la vida y adentrarme a este, sin duda alguna que lo hubiera vivido.
Dispuse a visitar mí antigua casa. Un viaje largo de camino, las cosas no habían cambiado mucho, siempre solían verse esas nubes cubiertas de fuego celestial y luego sólo ves montañas y montañas... estaba dispuesto a lograr lo que fuera por lograr tal concentración para ser partícipe de la invención de una realidad. Aquellos momentos, me hacían dudar en mi estado de conciencia ¿Acaso estaría loco?
No tenía nada que perder, más que la curiosidad de saber-había llegado ya-. Comencé la travesía, me adentre al bosque y se lograba oír a los lejos el sonido de las hojas secas. Él mismo cielo, todo estaba igual de cómo era antes. Me recordaba de los momentos en que solía salir con mi madre, me acordaba los senderos que tomábamos y para que era cada uno de ellos.
Supe que tendría que vencer todos mis temores y tristezas, para obtener el adecuado estado, para lograr el propósito deseado, la casa vacía me hacía recordar algunos de los momentos más significativos que había vivido. Siempre guardaba la llave de la casa cerca del manzano... todavía estaban.
Al adentrarme a la casa vacía se presentaron a mi mente diversos pensamientos, hechos, que habían sucedido... y aquel sentir como si los estuviera viviendo me hizo quebrar en llanto... me hicieron recordar muchas reecuerdo que aun estaban presentes, mi primera celebración de cumpleaños, como llegaba hasta tarde a mi casa y como salía a recibirme mi madre con un abrazo -con sus ojos rojos- y pidiéndome que no lo volviera hacer, también me hicieron recordar en unas de las mascotas que había tenido desde pequeño, Budy y que probablemente ya no existieran, de pronto… desperté, todo era un sueño.
Me encontraba durmiendo en uno de los dormitorios de la casa ¿acaso lo habría podido lograr? a lo lejos se lograban oír unos ladridos, pude observar, al quien quizás era mi antiguo perro Budy, me acerque a este, pero no lo era. Quizás todo sería una mentira decidí salir , pensé, y todo había sido una perdida de tiempo, todo era un engaño, nada más que una simple narración, poniéndome a pensar que quizás había llegado a estados mentales de locura... que quizás estaría loco!
Recordé que en sus últimos días Budy se recostaba en una vieja silla de mi madre, en prisa fui a ver y quede estupefacto al percatarme de lo que había visto, un cambio repentino de animo inundo mi mente y mi cuerpo se estremeció al ver que ¡efectivamente!, se encontraba Budy recostado y durmiendo. Vivo, igual que la última vez …
¿Acaso sería un efecto de mi imaginación?.No lo podía creer, quizás todavía estaba soñando, ¿como tales sucesos sucederían de esta forma?, ¿Cómo creer lo improbable? ¿Cómo saber la diferencia entre sueño y realidad ?Mis dudas siempre estuvieron, me resigne a creer, a descifrar la manera de poder revivir aquel día y cambiar las acciones que iban indiscutiblemente iban suceder ¿Cómo obtener de la misma manera, el manejo de los sueños, y hacerlos parte de mi realidad?
Volví a casa junto a Budy, desconsternado ¿Por qué la duda invadía mi mente? acaso no sabría que un suceso así ¿sucedería?.
Ya en casa, medite, y buscaba la forma de retratar las memorias pasadas. Seguía leyendo el libro de mi abuelo para encontrar lo que me hacía falta, me daba cuenta al paso de la lectura que alguien en ella estaba describiendo mi vida y además, capítulos se añadían al paso del tiempo, ¿Quién los escribía?¿cómo sucederían tales hechos?.
Dos meses después y tras repetidas ocasiones de intentar adentrarme más en poder retratar esa memoria, el día llegó...
Antes de entrar en sueño, solía ver la ventana y ver ese cielo oscuro, las estrellas y ese frío seco, y me quedaba pensando en cómo los hechos habían sucedido. El sueño adentro en mí… Estaba yo en planicies, rodeados de montes y praderas, escribiendo y reflejando mis memorias, además lograba ver a mi madre en su ultimo día, cómo estaba preocupada y yo un niño que apenas sabía lo que sucedía. Recordaba que tenía algo que hacer, recuperar el tiempo perdido y cambiar las cosas, algo tan esperado y que en mi ilusión infinita algún día tenía que suceder, yo era el escritor del cuento, yo... al paso del tiempo escribía mi pasado, presente y futuro. Podía ver como se reflejaban las vivencias y cómo estas quedaban taxativamente impresas en las historias de nuestro vivir.
Entonces... hallé una manera, tendría que perderme, tendría que hacer lo posible para que aquel viaje no se diera, me fuí lejos, le había dado un abrazo a mi madre, pero sabiendo que volvería y que ellos todavía estarían ahí…pero entonces algo despertó mi sueño…Me encontraba en campos abiertos, planicies y planicies, la soledad era mi amiga esa vez…sólo faltaba llegar al final de mi historia…… |