Arropado en dubitaciones
En una forma de arrepentirme de ese instante, te conocí, creía. Como las
crisis nos cambian, como pasa el tiempo,
y el universo se comprime tanto como celofán arrugado
y ya no soy parte de el. Cielo que nos paso, que nunca tragaste mis días,
que la tarde te rompía las pestañas, y hacia malabares con mis ojos,
si tan solo un instante, dejara atrás ese egoísmo ensordecedor, pero tú no
escuchas, no crees en lo que no ves,
no sientes, lo que corre por mi rostro,
mis capilares vacíos de ira, se llenan de sangre encolericida y no puedo entender,
porque jamás pensaste en mi, solo en tu sufrimiento,
o en tu vida, yo solo rellene un espacio
no pincelado de anhelos y sabiduría;
trágame al mundo OH Dios, recuerda mi
divina procedencia, invitadme a contemplarte,
a estar en penumbras un rato.
Es tarde, el reloj parece haberse pegado en el instante del último adiós,
tu lo sabes y no lo comprendes,
me culpas de todo, pero yo no se nada,
dirás nunca se nada, es un súbito palpitar y se me olvida todo,
pero la tristeza no es solo parte de este momento,
sino me acompaña toda la vida,
deja de culparme, déjame solo,
tu ira no me contamina,
tu rencor, no es capaz de alimentarme, porque me enaltezco al debatirlo,
y suspiro en la miseria que nos enajena, ya lo noche dejo caer todas sus estrellas, y yo me muero, déjame en libertad querida, que ya soy un ciego...
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