No te estaba buscando porque siempre estuviste conmigo.
En mi mente siempre cupieron todas las historias de los hombres y mujeres, pero en mi corazón no cabía nadie. Claro que amo las pasiones de los hombres, ver como se sumergen en estados de sopor y de alegría. Amo a las caprichosas aves enojándose con las nubes por su altivez inalcanzable. Rindo tributo a la vida dando de beber a todo lo verde y a las flores de brazos multicolores y me doblego ante la fortaleza de sus espinosos tallos. Me admiro del sacro misterio que cada perro y cada niño guardan en su mirada y hasta amo el hecho de cómo estos últimos mansos corderos van aprendiendo a ser hombres.
Junté todos los colores, todos los números, todas las frutas, todas las ideas, todos los archivos y carpetas, todos los ardores juveniles y los escribí en un trozo de madera del árbol más sabio que encontré y todo se volvió simple:
Pude hacer llover con el pensamiento, intuía los finales con sólo saber la trama, marcaba con equis de palos los lugares donde caerían los truenos… me volví más sensato.
“Ahora estoy aquí parado delante de la sombra que mis huesos dibujan sobre la escenografía en esta obra de teatro, parado exactamente en medio de la luz del reflector, lleno de todas las miradas y recuerdo que olvidé el diálogo; volteo e improviso unas palabras incoherentes que puedan pasar por artísticas (esto es muy común) y me pongo la lengua sobre la nariz. Por supuesto me aplauden y dicen que soy original, inteligente y los críticos dicen que soy un imberbe presuntuoso demasiado joven pero con talento”
Esto no tiene nada que ver, mi amor, es sólo mi pensamiento fluyendo en caudal y que al igual que un río cuando se enfrenta a un dique no recula sino al contrario salta cada obstáculo que la obtusa realidad le impone. Ahora quiero concentrarme en ti princesa pero me doy cuenta de que no tengo más que sueños y un poco de dinero ahorrado para viajar en avión. Quiero decirte que yo ya sabía que estaba solo en aquella cueva y que no quería siquiera candidata alguna a ocupar mis brazos, me sentía sublime (y vacío) de saber que no necesitaba a nadie, sublime y vacío, sublime y a veces algo vacío y en las noches frías estaba de verdad incompleto, no sabía quien me faltaba con certeza pero así me sentía.
Pero ahora eres mi pasión, eres mi ave y mi altiva nube que sentía inalcanzable, mi mirada de niño, mi color favorito, mi fruta predilecta, mi mejor idea, mi lluvia en verano, mi obra de teatro, mi diálogo olvidado y mi originalidad, mi juventud aprovechada, mi río caudaloso de imaginación ahora mas que nunca abundante, mi compañera de viaje en el avión, la candidata y ganadora al tiempo de mis brazos, mi noche fría pero no más vacía y mi alegría y mi tristeza equilibradas.
“Yo no lo sabía, pero ahora sé, que en cada cosa que me gustaba estuviste siempre representada“
(Nunca te había dicho te amo de esta manera, así que aprovecho este pedazo de papel para decírtelo…y disculpa la informalidad.)
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