Reporte Oficial.
Lunes 9 de marzo de 2009
Se sabía con anterioridad que la tierra no era esférica, pero ahora se ha declarado oficialmente que la tierra no tiene forma de esfera imperfecta y mucho menos tiene forma de “pera” como se había declarado jocosamente con anterioridad en las clases de primaria… tiene forma de espiral.
No hay porque sorprenderse, todos sabemos que los conceptos cambian según el enfoque y las “nuevas” perspectivas. Y ahora lo evidente no lo es más. Un triangulo no lo es por su apariencia de tres lados, ni porque la suma interna de sus ángulos sea 180º. En estos nuevos tiempos hay que estar preparados para aceptar que algo no es lo que es.
Así el planeta tierra no será juzgado más por su apariencia (ojala pudiéramos hacer lo mismo un día entre las personas) sino por su esencia, es decir espiral.
Esto se demostró científicamente cuando dos personas se encontraron o mejor dicho se reencontraron. Convivieron algún tiempo en una relación cordial de compañerismo profesional, sin intenciones más allá de las académicas, como buenos compañeros de trabajo con un trato gentil y respetuoso es decir lejano. Bastó una situación, una sola, una pequeña semilla, una tímida chispa para que se desencadenara la gran mutación geográfica superior a cualquier Pangea o movimiento de placas tectónicas conocida en ese momento.
Es la teoría de la mutación terrestre mediante el reencuentro.
A través de la unión de dos pares de labios (acto conocido comúnmente como beso, nombre científico adiunctionis basium amoris) bastó para desencadenar la repetición histórica que había empezado desde hace centurias. Al principio no se podía explicar como dos personas podrían tener tal nivel de entendimiento, debo decir, de total entendimiento: maneras y modos, formas de ver y sentir, todos los engranes embonando… en segundos. Los seguidores de la teoría del caos atacaron esta hipótesis queriendo falsear la información (decían que no duraría). Por su parte los expertos de la Teoría del Reencuentro, analizaron a estos sujetos experimentales y a través de laboriosos estudios históricos descubrieron que dicha muestra venía conociéndose y encontrándose en diferentes etapas de la línea del tiempo universal.
“Trabajaba en la pirámide de Keops subiendo algunos bloques (me gusta mucho construir) y estaba exhausto, te encontré en el camino y compartiste conmigo el agua que recogiste de ese hermoso río que hacía florecer a toda nuestra comunidad… de igual manera tu me dabas la vida con ese gesto de bondad”
“Por encargo del Papa se me encomendó pelear en una misión de guerra para recuperar Jerusalén en un ejercito que se hacía llamar así mismo los cruzados por nuestro símbolo de cuatro puntos cardinales. Confesaré que nunca fui un destructor de vidas, al contrario siempre me apasionó la creación, pero no tenía opción… o eso creía, a través de la ventana del convento alcancé a ver en medio del tosco hábito los ojos que años antes me habían dado a beber agua y ahora me salvaban de perderme a mí mismo en una guerra que no entendía… tenía una nueva misión y era a su lado”
Esto es sólo parte de la evidencia tangible con la que los caóticos no han podido argumentar críticamente y sólo se han encargado de especular sin base teórica. Así el mundo tiene forma de espiral, es el mismo cuento, el mismo guión, la serpiente girando enroscada, el reencuentro es el que hace que el mundo giré como un espiral y le da su forma. En realidad lo único que cambia son las cosas superficiales: modas, inventos, pensamientos, medios de transporte, climas, gobiernos, posturas, guerras, comidas, libros, alcances. Pero el amor, ese se sigue repitiendo desde aquella tarde soleada en Egipto.
“Te espero en Uruguay”
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