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Nunca se supo su edad, pero parecía mas joven. Nadie supo nunca de donde vino ni quien la invito. Todos se referían a ella simplemente como “hechicera”.

¿Si era poeta o cuentera? ¡Que más da! ¿No era acaso la más bella de todas las mujeres de la Red? El mismo GIK (decían) la visitaba todas las noches, prendido de su belleza.

Ciertas noches, la pagina se alentaba temerosa y la oscuridad hacia del sitio su reino, los perros en el chat dejaban escapar lastimeros aullidos de presagio y los cuenteros corrían a ocultar sus cuentos y poemas en carpetas y directorios, los acurrucaban a todos juntos en algún foro y nadie osaba dormir sin asegurarse de correr un antivirus revisando que el firewall estuviera bien configurado. Pasada la media noche (aseguraban los lugareños) desde el sitio de la cuentera se oían apasionados gritos que desgarraban la noche y teñían el aire de lujuria y pecado.

Los más aventurados aseguraban que el espacio de la hechicera era iluminada aquellas noches por extraños signos y una tormenta de bites lo devoraba todo por dentro.

¿Qué si navegaba por todos los foros, describiendo pecaminosas historias de lujuria? ¿Que a quien le importa que lleva en la bolsa? ¿Que si onan y la gran ramera? ¿Que si sus poemas no eran sino satánicas imágenes de cuerpos desnudos y sus relatos explícita pornografía? ¡Que más da! ¿No eran acaso sus labios rojos los más hermosos que nadie hubiera visto en la Red?

No hace mucho, jóvenes famas y viejos cronopios prendados de su extraña hermosura se disputaban en versos y prosas la conquista de su corazón, sin embargo nunca a nadie correspondió ni con un Haiku.

De ahí que algunos heridos a muerte por las dagas del despecho, comenzaran a instigar achacándole amores con el mismísimo señor de las tinieblas.

No obstante, la siempre bella joven mujer asistía devota a foros, hacia comentarios y brindaba consejos a todo aquel que le imploraba, lo mismo se le veía comentando un poema sin rima, que un soneto. Lo mismo un breve cuento que la desairada novela incomprendida.

Se decía que en todas partes estaba, había quien viola en “la doctora amor”, quien en “anti-usa”, y otro entre “mamporros”, lo mismo que se le veía en “críticas” que en “Ideas y sugerencias” o “microcartas de amor” siempre sencillamente vestida de palabras directas, con aire vulgar, maneras desembarazadas, y sin revelar el mágico poder de que estaba dotada.

Cuentera al fin y al cabo. Servía también como celestina y abogada de imposibles. Lo mismo acudían a ella muchachas sin novio, que jamonas pasaditas y las que iban perdiendo la esperanza de hallar marido. La visitaban empleados cesantes desde cybercafes lo mismo que ambiciosas damas desde sus laptops y sofisticadas palms, burócratas retirados y jóvenes maestros sin fortuna. No hubo en toda la página en esos tiempos quien no invocará sus cuitas y nunca nadie se supo descontento.

La fama de aquella hermosa y joven mujer llego a ser tan grande que por todas partes se hablaba de ella en diferentes lugares de la red. Su nombre era repetido de sitio en sitio.

¿Venus? ¿Afrodita? ¿Safo? ¿katiuska? ¡Que más da! ¿No era esa bruja, el ser más extraordinario a quien nadie hubiera visto en la red?

Un día se supo en la página de los cuentos que sería retirada y relegada a las sombras. Todas las clases, lo mismo en los foros, que en el chat y en los libros de visitas, no hablaban de otra cosa. La página se vio de pronto frecuentada por decenas de visitantes y cuenteros locales. Los humildes famas aspiraban a ver, aunque sea por última vez, la legendaria belleza de la cuentera.

Se supo, entre chateros, que a cierto moderador que desairado de sus pretensiones amorosas. Ciego de despecho y rencoroso a más. Debía la hechicera haber caído en las garras de la censura virtual. Que, dicho sea de paso, había sido obsequiado con una inmensa fortuna, consistente en decenas escritos, llenos de lujuria y deseo. Que (según dicen) guardaba celosamente en su libro de visitas.

No había pasado mucho tiempo, cuando se supo en los foros que en el próximo auto de fe que se preparaba, la cuentera sería expulsada (con coroza y vela verde) para siempre de la pagina.

Nadie pudo decirlo a ciencia cierta y aun en los libros de visitas de la página, se comentaba con sigilo. El más hermoso pájaro que habitara alguna vez la página de los cuentos ¡había volado! ¡Mira que dejar así, con un palmo de narices a los nunca bien ponderados inquisidores!

¿Cómo había sucedió esto?

Circularon los más extraños rumores, hubo quién afirmaba mientras se persignaba, que todo era obra del administrador.

Cierto día, ya entrada la tarde y sin ser completa la oscuridad, “Carcelero” un grotesco hombrón de escritura tosca y mala ortografía llegó distraídamente al sitio de la hechicera. Ahí, quedose perplejo ante la maravilla que se presentaba ante sus ojos; En la pantalla apareció un hermoso yate que fingía navegar por las verdosas aguas del caribe, el detalle era tal, que podían verse los pliegues de las velas, lo mismo que las cuerdas enrolladas en la cubierta y botellas de cerveza (corona). Lento al principio, y después rápido y a toda vela, el yate fue desapareciendo por entre los píxeles de la pantalla. “Carcelero”, mudo, inmóvil, con los ojos salidos de sus órbitas, con el cabello de punta, y con la boca abierta, solo alcanzó a ver el hermoso cuerpo desnudo de la hechicera que tomaba el sol en la larga proa del yate. Pudo distinguir claramente la sonrisa de los blanquísimos dientes como perlas de la hechicera que le insinuaba un beso a manera de despedida.

¿Y después?

Cuenta la leyenda, que algunos meses después, se supo en predicado.com de una hermosa mujer, joven a pesar de sus años, de quien nadie supo nunca de donde vino ni quien la invito. Todos se referían a ella simplemente como “hechicera”.

Texto agregado el 20-05-2004, y leído por 4105 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
07-06-2004 Hermosa historia. me da la impresion de que esa hechicera existe y esta muy cerca. Un saludo franlend
20-05-2004 No creo en casualidades, todo tiene una razón de ser. ¿...? acuae
 
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