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Un amigo mío llamado Pedro y yo habíamos emprendido un viaje en búsqueda de una criatura muy extraña llamada kelpie, habíamos oído hablar de ella en rondas de amigos o en algún bar del pueblo. Puesto que nos interesó tal criatura, nos decidimos a investigar en libros y encontramos que su origen es irlandés, por lo que decidimos irnos a ese país tan lleno de criaturas fantásticas.
Llegamos después de varios días de viaje, nos dirigimos a una región en donde no parecía haber pasado el tiempo, los campos verdes llenos de vegetación se podían admirar hasta más allá del horizonte, los ríos y lagunas eran aguas tan puras y cristalinas, que podía uno mirarse en ella tal como si fuese un espejo.
Arribamos a uno de esos pueblos donde todavía conservan el estilo de vida rural y todas las tradiciones de la Irlanda antigua. Nos hospedamos en una posada, que por cierto también funcionaba como el bar del pueblo.
Yo con mi usual curiosidad, me acerque a un grupo de personas que estaban sentadas en una esquina de la posada, les invite una ronda de tragos a la cual accedieron, y entonces nos unimos al grupo Pedro y yo. A continuación les interpelé acerca del kelpie; por un momento todos callaron, después el más viejo de todos respondió:
-No hablamos mucho acerca de él.
-¿Por qué?
-Es que todos en el pueblo han tenido una experiencia cercana con este ser primigenio y le tememos
-Solo quiero saber donde puedo encontrarlo
Después de haber formulado mi pregunta sobrevino de nuevo un silencio absoluto.
-Te aconsejo que no lo busques. Este ser tiene una terrible reputación de cometer hechos macabros ya que no es de este mundo. Se dice que sale del agua en forma de un caballo acuático en las noches de luna relinchando e invitando a cualquier viajante para subir a su lomo, como la tentación es inmensa después de haber caminado tanto, el viajante cede, al solo momento de haberse sentado sobre él, va directo hacia las oscuras profundidades del lago ahogando a su acompañante.
-Si, pero nosotros solo queremos que nos muestre el lugar en donde se encontró con el.
-Si eso es lo que desean, deberán esperar a que la luna este en lo alto del cielo nocturno, cuando ya sean las 00:00 horas tendrán que acercarse a la orilla del lago. Ahí podrán ver lo que ansían.
Al día siguiente, después de haber descansado nuestros desgastados cuerpos por el largo viaje que habíamos hecho, nos dirigimos hacia el lago para saber lo que nos esperaba, el solo hecho de no conocer el lugar me daba mala espina.
Al llegar al lago nos dimos cuenta de aquel maravilloso espectáculo que nos ofrecía la naturaleza; era un lago esplendoroso, lleno de vida, insectos, animales y plantas convivían en una perfecta armonía, conjugada con uno de los valles más verdes que había visto en mi vida. Nos quedamos entusiasmados por esta magnifica visita diurna al lago. Luego regresamos al pueblo para esperar a que llegara la noche.
Al cabo de algunas horas pregunte a Pedro:
-Hey, ¿crees que se nos aparecerá?
-Ummm… no sé, pero ojala, así nuestro viaje no será en vano
-Si, lo que tú digas.
A casi solo dos horas de nuestro encuentro con las fatídicas fuerzas del inframundo, nos decidimos a ir a lo que seria una de las más espeluznantes aventuras que hubiéramos vivido. Tan solo al caminar por el sendero de arboles confabulados con la frondosa vegetación que hacían parecer del camino una avenida oscura de una alfombra y techos verde oscuros, me hacia estremecer hasta lo más profundo.
De cuando en cuando nos deteníamos a pensar sobre lo que estábamos haciendo, le dije a Pedro de lo inquietante que estaba la situación, me respondió que me tranquilizara y que nada malo nos iba a suceder.
Después de una hora y media de viaje, llegamos al lago y nos dimos cuenta, de que ya no parecía el mismo, el agua que era tan cristalina cual piedra de aguamarina se tratase, ahora parecía de un color verde putrefacto como si fuese originado por desechos tóxicos. Las verdes colinas que tanto nos entusiasmaron, en ese momento yacían bajo una oscuridad impenetrable. Hasta el ambiente parecía desigual, el aire parecía plagado por una corriente maligna, ni sonido alguno se escuchaba, allí donde parecía haber tanta vida. Después de esperar varios minutos escuchamos un relinchar a lo lejos, Pedro se exaltó y exclamó:
-¡Que fue eso!
-No lo sé, vayamos a averiguar
Cuando alcanzamos el lugar donde nos parecía haber escuchado el extraño sonido, nos dimos cuenta de que no había nada ni nadie. Pero lastimosamente solo era a nuestro parecer, por que al movernos solo unos pasos atrás escuche sobre mi hombro una fuerte respiración, como de un animal ofuscado, inquirí a Pedro si lo había escuchado, asintió con la cabeza. De nuevo empezamos a caminar pero apretando más el paso, al instante sentimos un ligero trotecito como si del mejor alazán se tratase. Pedro, invadido por la locura y el miedo, echó a correr a lo largo de la orilla del lago, pero antes de alcanzar la entrada del sendero que llevaba de nuevo al pueblo, algo que podía describirlo solo como una siniestra sombra, se abalanzo sobre él, lo que provocó un grito instantáneo de mi amigo ya en apuros. Intente socorrerlo pero al llegar junto al cuerpo descubrí la terrible situación.
El cuerpo de mi compañero yacía destrozado, las entrañas esparcidas en el suelo, los brazos y las piernas separados del torso, además de lo más terrorífico, lo único había devorado fue la cabeza entera de Pedro.
Al ver esto empecé a gritar de espanto, luego de unos minutos me sobrevino un momento de lucidez, lo que me permitió volver al pueblo antes de volver a ver a tal terrible abominación. Al llegar a la posada me ofrecieron quedarme una noche más, no acepte, puesto que no quería quedarme un segundo más en ese pueblo maldito, por lo que les pedí que me prestasen uno de sus caballos. Solo lleve lo necesario en una maleta, y partí hacia la estación en la ciudad capital. El sendero de regreso era aun más tenebroso de noche de lo que pensaba, y para complicar aun más las cosas, la niebla era tan densa que no podía ver a un metro de distancia.
Casi a ciegas iba a través del camino y para agravar más la situación de nuevo me pareció ser perseguido por una criatura invisible para mis ojos. Y entonces vi cruzar una sombra fugaz parecida a la que anteriormente había atacado a mi amigo; por mi mente cruzaban los más tenebrosos pensamientos, creyendo que iba a morir de un momento a otro.
De repente alguien o algo se subió a la grupa de mi caballo, me rodeo la cintura con fuerza. Traté de mirar atrás pero no podía, mis músculos estaban entumecidos, mi cuello y cabeza se quedaron paralizados hacia el frente; fue una de las experiencias más aterradoras que había vivido.
Pensé que esa entidad malvada no era humana por la fuerza brutal que poseía y al tratar de mirar solo pude hacerlo hacia abajo, entonces me pareció ver sus pies eran como los de un ave. En mi consternación me lance del caballo con la terrible carga aun rodeándome la cintura, rodé varios metros por la velocidad que llevaba, pero ni aun así me soltaba. Intente golpearla contra un árbol, pero se aferraba aun más con sus garras casi perforándome las entrañas, por varios agobiantes minutos más, intente sin ningún resultado, librarme de aquella opresión. Cuando ya me estaba dando por vencido, sobrevino una luz de esperanza, ya estaba amaneciendo, parecía que la criatura también lo había notado y con un desgarrador grito que era realmente fuera de este mundo me soltó y se escabullo hacia los últimos rastros de oscuridad.
¡Por fin a salvo!—pensé—. Después de caminar un determinado tiempo encontré de nuevo mi caballo esperándome a un costado del camino, me monté en él ya dirigiéndome de nuevo a mi destino.
Después de un largo y agotador viaje llegué de nuevo a mi país, trate de explicarle a la familia de Pedro que le había sucedido, pero me tomaron por un psicópata asesino, y llamaron a la policía, me culparon por la desaparición y posterior muerte de mi amigo. En el juicio conté mi historia, y como esperarán me dijeron que estaba loco, y ordenaron mandarme al manicomio. Un alivio sobrevino a mi alma.
Agradezco estar encerrado en estas cuatro paredes blancas, donde no puedo estar en peligro, pero sabiendo que esa criatura sigue ahí suelta, y recordando lo sucedido deduzco que fue culpa del kelpie criatura demoniaca que fue enviada desde el mismo infierno para atormentar a los viajeros nocturnos, solo recordar lo sucedido me hace perder la razón y grito:
KELPIE!, KELPIE!, KELPIE!

Texto agregado el 30-03-2009, y leído por 85 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-03-2009 Interesante historia. Me gustó leerte. ZEPOL
 
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