Autor: Virgileo Leetrigal
Madre de Dios, es una región selvática ubicada al sureste del Perú, y es fronteriza con Brasil. Allí está Candamo (“la última selva sin hombres”). Está también, el Parque Nacional del Manu (Reserva de Biosfera del Manu); la Reserva Nacional Tambopata. En esa región, hasta hace poco, solo la naturaleza mandaba y ordenaba. El Manu, era uno de los pocos lugares, quizás el único, en el que la evolución de las especies no había sido interrumpida por el desarrollo tecnológico; ése desarrollo concebido e impulsado por el hombre. Era el último pulmón verde del planeta tierra.
Esta inmensa reserva natural de casi 2,000,000 de hectáreas, era un banco de riqueza biológica con gran diversidad de flora y fauna (de las mayores en el mundo); habiéndose registrado más de 800 tipos de aves, más de 200 mamíferos, un centenar de variedades de peces y cerca de un millón de especies de insectos y otros invertebrados.
En este mundo de inusual verdor y sorprendente biodiversidad, sobreviven especies en peligro de extinción, como los multicolores guacamayos, el gallito de las rocas (Rupícola peruviana), considerada el ave nacional del Perú, el otorongo (Panthera onca), el felino que reina en la Amazonía y los maquisapas (Ateles paniscus), ágiles monos que han encontrado refugio en los árboles del Manu. Todo esto justificó la declaración de Patrimonio Natural de la Humanidad, concedida por la UNESCO en 1987.
¡SOS! para tomar conciencia:
El mundo debe saber que Madre de Dios ha sido invadida y agredida, a tal punto que ya empezó su agonía. Entró un ejército de más de veinte mil hombres foráneos y nacionales. Están armados con más de seiscientas máquinas pesadas, aptas para desaparecer árboles y mover gigantescos volúmenes de tierra; reforzados con más de un millar de motobombas, aptas para lavar taludes y alterar los cauces de los ríos con potentes chorros de agua. El soporte del ejército se complementa con más de ciento sesenta dragas. Todas sus máquinas juntas provocan la llegada diaria de más de ocho mil galones de combustible (petróleo, gasolina y aceites), de los cuales por lo menos unos mil quinientos galones se derraman por suministro defectuoso. Pero ésto no es lo peor, la fatalidad en su máxima expresión, es que al menos setenta mil kilos de mercurio derrama al año, el ejército invasor. Así ejerce su actividad facilista, ilegal y destructora.
Se estima que entre los años 1990 y 2003, se han derramado 273,000 kilos de mercurio, a la fecha la cifra debe pasar los 380,000 Kilos, cantidad que ha envenenado el agua de los ríos y ha desaparecido todo signo de vida acuática. Toda esta destrucción, se está consumando por la búsqueda y acopio de un mineral símbolo de la vanidad humana: EL ORO.
Gobierna al Perú un asalariado de los empresarios apátridas y depredadores, Alan Damián García Pérez. El mismo, que en el año 2008 les prometió venderles la selva para que exploten sus riquezas naturales, con el argumento de que allí están las “tierras ociosas”. Esta ha de ser la razón por la que no actúa, por el contrario ayuda a la depredación, construyendo una carretera llamada transoceánica, que conectará la costa del Perú con Brasil y cruza a esa parte de la selva como una tremenda marca de tierra y asfalto.
Por si fuera poco, La Hunt Oil Company, empresa petrolera de la familia Bush, ha iniciado labores de exploración en el lote 76, ubicado en el corazón de la reserva Comunal Amarakaeri. Las comunidades de nativos o indígenas que viven en las inmediaciones, protestan, pero el Gobernante dice que "tales comunidades no existen, son un invento de un Virrey de la época del colonialismo español". "Si aparecieran revoltosos en contra de la inversión privada, métanles bala. Las armas no las tienen de adorno",ordena.
La delincuencia, la prostitución, el narcotráfico con sembrío de coca incluido, se han presentado en la selva de Madre de Dios, de manera automática. Hace poco estuve allí, conversé con algunos nativos y les pregunté: “¿Con todo esto cómo ven el futuro de su raza y de su región?”. Uno de ellos me respondió y dijo que “la destrucción de la selva les duele, pero que no se puede luchar contra el poder del maldito dinero; que muchos trabajan allí, extrayendo oro, para sobrevivir”. Luego agregó con gesto de consuelo: “Las radios hablan que en Lima ya hay un Ministerio del Ambiente. Dicen que el Ministro, es un especialista que estudió en el extranjero, se llama Antonio Brack, tiene la autoridad, el conocimiento, el poder y los recursos para frenar la agresión a la selva”.
Recordé entonces, que a tal Ministro, el Presidente lo nombró en mayo del 2008, con show mediático incluido, en la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y El Caribe-Unión Europea. Semanas después de culminada la cumbre, el caricaturista de un diario, presentaba al Ministro del Ambiente, tocando las puertas del Palacio de Gobierno con el Presupuesto de su Portafolio en la mano; Jorge del Castillo, el Premier de entonces le anuncia al Presidente: “Afuera hay un viejito que dice ser el Ministro del Ambiente”. “¡Carajo!”, le gritaba molesto el Presidente “¿No lo puedes largar y decirle que vuelva para la próxima cumbre?”.
Pienso en los nativos de la selva de Madre de Dios. Reflexiono y me digo: ¡Cuánta inocencia hay en ésta gente!,¡Cuán ingenuos son!
Algo debo hacer _decido al fin: !No me resignaré a decir Adiós a Madre de Dios!.
Creo que, ustedes..., tampoco.
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